El rosado y el blanco ya están en la botella

El ruido que produce el choque de los vidrios disimula por momentos el de las gotas de lluvia que caen sobre el inmenso tinglado de la bodega Los Coros. Es una tarde desapacible en Beazley, pero poco les importa a los trabajadores que están enfrascados en embotellar las dos nuevas variedades que tiene la bodega más grande de San Luis: el rosado de Malbec y el Viognier blanco con el que buscarán conquistar nuevos mercados, con el ojo puesto sobre todo en el paladar femenino, tan afecto al cambio de color y de sabor en el vino.

La tarea fue tercerizada a la empresa mendocina Wine Solutions, de Tupungato, que se encarga de todo: traer la máquina embotelladora, la gente especializada en manejarla y hasta una tercera firma, Grupo Cuatro, que se encarga del tapado de las botellas.

La máquina está preparada para sacar listas para guardar 1.500 botellas por hora. En unas tres horas terminaron con las 4.000 botellas del Viognier y, luego del almuerzo, hicieron lo mismo con el rosado, con la misma cantidad. Luego sería el turno de un tinto de primera calidad que está a punto de ganar más adeptos: un Malbec reserva, con una buena dosis de guarda en roble y gran nivel en boca y nariz. Un vino para exigentes del que también saldrán a la venta 4.000 botellas en su primera edición.

El proceso es bastante mecanizado, aunque requiere de la completa atención de varias personas, porque no se puede detener so pena de que comiencen a amontonarse las botellas en la cinta transportadora, lo que provocaría un verdadero desperdicio de vino tirado al suelo. Sería un pecado capital.

Entonces se requiere de un operario para abrir los pallets de botellas vacías, un control sobre el llenado, dos personas colocando las tapas de manera manual y otras dos recibiendo las botellas ya etiquetadas, listas para poner en cajas. Y después, sólo queda disfrutar.