Una mujer escuchó ruidos que venían del frente de su casa y se asomó por la puerta, para ver que sucedía, el sábado a la madrugada. Había dos jóvenes que violentaban el portón de entrada. Todo indicaba que pretendían entrar a robarle.
La señora llamó a la Policía, y la llegada de los efectivos hizo que los sospechosos huyeran. Un agente los siguió a la carrera y con el apoyo de un compañero, interceptó a los prófugos.
Uno fue identificado como Alan Loayza, de 19 años, domiciliado en la calle La Merced. El otro es un chico de 17.
"El adolescente fue llevado a la Comisaría del Menor. Luego fue restituido a sus padres. Y el mayor quedó en la Comisaría 4ª para averiguarle los antecedentes, ya que la damnificada no hizo la denuncia", informó una fuente de la oficina judicial de esa seccional.
El hecho fue ayer cerca de las 2 en la esquina de Libertad y Corrientes, en el barrio Kennedy, en la propiedad de Aída Romero, de 60 años. La mujer, quien estaba sola en la vivienda, se despertó por los ruidos que hacían los delincuentes cuando intentaban sacar la madera de la abertura.
Un agente del Comando Radioeléctrico que patrullaba por la calle Chubut escuchó el alerta del Centro de Atención de Emergencia y fue al lugar indicado.
Los malhechores vieron el móvil que se aproximaba y escaparon. El policía no se quedó de brazos cruzados: los persiguió a pie.
A unas cuatro cuadras, en inmediaciones de Julio Argentino Roca y Rawson, los alcanzó y empezó a forcejear con ellos. Los fugitivos fueron reducidos gracias al apoyo de otro efectivo.
"Al parecer, los acusados estaban bajo los efectos de algún estupefaciente, porque estaban muy agitados cuando fueron detenidos", conjeturó el informante.
Los sospechosos fueron requisados y luego llevados a la Comisaría 4ª.
"Hasta hoy (por ayer) a la tarde la damnificada no hizo la denuncia", confió la fuente. "Eso le permitió a Loayza recuperar la libertad. No puede ser imputado por delito alguno", abundó.
Otro demorado
Tres horas después, los agentes de la misma seccional demoraron a Javier Miguel Antonio, de 18 años. Fue sorprendido cuando merodeaba un auto estacionado en la avenida Lafinur, a metros de Pedernera.
Un llamado al 911 puso en alerta a los agentes del Comando Radioeléctrico. Constataron que el sospechoso husmeaba un Seat Toledo.
El joven vio las patrullas y quiso escapar hacia el norte. Pero antes de llegar a la avenida Illia, fue detenido.
"No pudimos determinar la identidad del dueño del vehículo, porque nunca apareció", contó una agente de la Comisaría 4.
Antonio quedó en una celda de la seccional para averiguarle los antecedentes. Pero no le imputaron ningún ilícito.
"El auto fue inspeccionado por los peritos. No le hallaron ninguna puerta forzada, tampoco tenía los vidrios rotos", concluyó el policía.
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