Alegría albiceleste: después del triunfo llegaron los festejos en toda la provincia

Brasil ¿decíme qué se siente, tener en casa a tu papá? Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar; que el Diego te gambeteó, que “Cani”  te vacunó, estás llorando desde Italia hasta hoy…” fue el hit que cantaron los puntanos en la plaza Pringles, lugar que eligieron para desatar el festejo alocado tras el triunfo de la Selección.
Es que el fútbol tiene esas cosas. Une a los de Boca, a los de River, a los de Juventud y a los de Estudiantes. Todos bajo la misma Bandera: la celeste y blanca que un día creó Belgrano, que tan bien defendió Juan Pascual Pringles y que tanto amó, hasta el último día de su vida (un 1º de julio como ayer) el general Juan Domingo Perón.
Algunos vieron el partido en su casa y muchos en un bar céntrico. Otros sólo pudieron escucharlo por radio, porque Messi y sus muchachos, jugaron justo a la hora donde muchos trabajaban. Lo cierto es que hubo un momento en que todos, de alguna manera, viajamos por 120 minutos a San Pablo.
“Qué manera de sufrir. ¿Por qué tenemos que terminar así? Explícame” largó Jesús, quien con la campera de River sobre la camiseta de Argentina y acompañado de su hija, llegó al corazón del centro puntano en su remise. “Hoy se trabaja más tarde. Ya comí el asado con la familia, ahora festejamos acá y luego saldré a trabajar” concluyó el puntano.
Las canciones siguieron pasando; la más cantada sin dudas  fue: “Volveremos volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser campeones, como en el '86”. 
Hubo cientos de hinchas. Algunos tenían las caras pintadas; otros llevaban la celeste y blanca en el pecho, en la cabeza, en el cuello. Lo cierto es que todos, de alguna forma, se la rebuscaron para colorear el momento.
Un momento de unión, de esperanza, de ilusión y sobre todo de pasión. El fútbol tiene esas cosas; hace que por momentos nos olvidemos de todo y que disfrutemos de esta Selección que hoy comanda el mejor jugador del mundo.