Los revoques cayeron y la humedad tiñó las paredes

Como el resto de los vecinos para Romina y Nelson los problemas empezaron a florecer con la llegada de las lluvias. “Nuestro mayor problema es la humedad del techo”, contó la mujer. “La cocina está más deteriorada, sobre todo, la parte del respiradero, donde están los caños del calefón y el baño. La cáscara de la pintura se está cayendo”, comentó su marido.
Angélica es una mamá soltera de seis chicos, que vive en la manzana D, casa 11. Su casa es la del plan de 350 pesos la cuota, por lo que sus paredes y pisos no están revestidos. Ella en algún momento pensaba ahorrar plata y realizar el revoque fino. Pero desde que la lluvia empezó a llenar de goteras la vivienda, ni pensarlo. “Se me llueve el comedor, pero donde más se pasa el agua es donde está la llave térmica, en la pieza de uno de mis hijos”, señaló.
“Tengo que tapar el interruptor con un cuadro para que los nenes no metan la mano ahí, porque es un peligro”, detalló Angélica. El cuadro que evita que uno de los pequeños termine electrocutado es uno que tiene la imagen de Jesucristo.
Otra que no pudo evitar gastar de más fue la familia Troyano. Su vivienda pertenece, al igual que el caso anterior, al plan de la cuota más económica. Esperanzada, apenas les entregaron la vivienda, comenzaron a embellecerla: revistieron las paredes y colocaron los cerámicos en el piso. Todo fue en vano. Con las intensas precipitaciones del verano, la humedad empezó a teñir de manchas el interior. “Cuando nos vinimos se cayó el revoque al toque. Acá no se llueve tanto como en otros domicilios, pero el agua se filtra”, comentó Yanina, la dueña de casa. “Vinieron los albañiles, nos dijeron que tienen que tirar el revoque y hacer todo de vuelta”, agregó. Según contaron los adjudicatarios, asentaron las quejas hace cinco meses y, como no tuvieron una respuesta de la Intendencia, decidieron hablar cara a cara con el Gobernador. “Cuando los vecinos nos cuentan cómo vivían, nosotros no estábamos informados de lo que había pasado”, prosiguió. Nadie de la Intendencia los anotició sobre el reclamo. 
Esa tarde de finales de abril, entre Poggi y algunos de los 27 dueños de casa, estaba el representante de la Comuna, Jorge Melano. Ante la pregunta de la periodista sobre qué respondió en ese momento el intendente, Lucero dijo que el hombre no supo qué decir. “Nada, no dijo nada”, indicó.
“Al otro día envié un grupo del área de Obras Públicas para que constataran las veintisiete viviendas. Fue el jefe del programa, Nicolás Echandía. El licenciado confirmó lo que decían los beneficiarios. Casi todos tenían problemas con la humedad”, detalló. “Que las viviendas estén en esas condiciones es algo que va en contra de la política de Obras Públicas. Habrán entregado los trabajos en tiempo, pero no en forma. Imaginate cómo se sienten las familias que, con mucho sacrificio, pagan las cuotas por algo que no fue terminado como era debido”, expresó con tenacidad la funcionaria.
Después de la inspección en cada uno de los domicilios del flamante barrio, el Gobierno de la Provincia intimó al Municipio. “Los obreros ya están trabajando. Han cambiado algunos cerámicos y se ocuparán de los desperfectos de humedad”, comentó Lucero.
Según aseguró, las constructoras tienen un plazo para concluir con las tareas. “En diciembre ya habíamos firmado para la creación de otras treinta y dos casas, pero el Gobernador decidió
que si no solucionan lo que pasó con estas veintisiete no acordarán el levantamiento de otras que estaban en vista”, anunció.
La ministra aclaró que siempre que un vecino recibe su tan ansiada casa también recibe una carpeta, con un formulario en las últimas hojas. Ése es el papel que tiene que completar el adjudicatario en caso de que note algo que no esté bien en su flamante domicilio.