SAN LUIS - Sabado 04 de Mayo de 2024

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Glucovil: una planta con capacidad y excelencia

Por redacción
| 05 de octubre de 2014
Recorrido por Glucovil.

Dentro de un pequeño grano de maíz existe una tremenda potencialidad para explotar. Glucovil supo ver estas nobles cualidades ocultas del cereal y  apostó para transformarlas en una colosal industria alimenticia en su planta de molienda húmeda, ubicada en Villa Mercedes.

 

Antes de verter en el Río Quinto los efluentes, la planta realiza una cuidadosa purificación a través de un proceso de anaerobiosis, con el que obtienen menos de 100 ppm.


Por primera vez, la empresa decidió abrir las puertas a una comitiva de periodistas agropecuarios de diversos puntos del país para que tomaran nota de la alta tecnología y excelencia de sus procesos que adquirieron con el tiempo. Y es que en 1983 ingresaban al predio cuatro camiones cargados del cereal, y hoy son cuarenta. Esto significa 1.000 toneladas de maíz por día, y unas 330.000 por año.

 


Este salto productivo fue consecuencia de una sociedad formada a finales de 2008, en la que Ledesma participa con el 70% del capital social y Cargill con el 30% restante. El capital aportado por Cargill permitió la ampliación de todas las líneas de producción, reforzar la presencia en el mercado argentino, regional e internacional. Periodistas de Clarín, Infocampo, un matutino de Jujuy, y la Revista El Campo pudieron ver este resultado durante una jornada en la planta.

 


En esta fábrica, el maíz se fracciona mediante procedimientos por vía húmeda, que consiste en separar el grano en sus componentes químicos: almidón, proteína, aceite y fibra. De estos procesos se derivan coproductos ampliamente utilizados en alimentación humana y animal, como los jarabes (fructosa, glucosa ácida, entre otros), los almidones modificados, la maltodextrina, la harina de germen, el gluten meal y el gluten feed. Entre ellos, el producto estrella es la fructosa 55, que se emplea como sustituto del azúcar para edulcorar gaseosas, licores y bebidas.

 


Pero antes de llegar a la mesa de los hogares, a comederos de mascotas y feedlots, los granos tienen que pasar por un riguroso proceso de calidad.

 


"En el laboratorio recibimos las materias primas y realizamos un control de aceptación. Utilizamos una saranda para ver si hay insectos vivos, en cuyo caso la mercadería se rechaza. Si pasa esta etapa, hacemos un calado y sacamos muestras de medio inferior y superior. Si el grano no está dañado y no tiene micotoxinas se descarga para reacondicionarlo y limpiarlo. Todo lo que no es maíz se descarta", detalló el superintendente de administración, Martín André, y agregó que luego almacenan la mercadería y la conservan en silos con capacidad de 50 mil toneladas, donde hay controles para sensibilidad de las temperaturas y humedad. "Hoy cambió mucho con el tema del silo bolsa. Antes había que concentrar en la cosecha hoy almacenamos también en campos", agregó André.

 


La planta además tiene otro laboratorio, donde realizan todo el control de proceso en línea y 24 horas. "Es en Argentina lo más avanzado en monitoreo", confió André. También trabajan con laboratorios en China, que piden exámenes específicos de ciertos procesos.

 


Para el transporte contratan los servicios de tres empresas que tienen que coordinar con la logística propia compuesta por cuarenta semiremolques y chasis acoplados, para  coordinar el almacenaje. "Es decir que tenemos una capacidad de almacenaje en tránsito de 1.200 toneladas de producto, con cuatro días de stocks no más", contó André.

 


En sus comienzos, Glucovil sólo compraba un 20% del maíz que necesitaba en San Luis, hoy es un 70%. Gracias al corrimiento de la frontera agrícola y a la progresiva incorporación de tecnología (híbridos, fertilización), campos que en su momento producían 30 quintales por hectárea ahora llegan a 60 (a secano). "Esto permitió que San Luis produzca 850 mil toneladas de maíz por año, de las cuales nosotros consumimos 330 mil y vamos hacia las 360", señaló André. El maíz se origina en un radio de 90 kilómetros alrededor de la planta.

 


Para abastecerse de energía, generan nueve megavatios de potencia a través de un generador propio, aunque también están conectados a Edesal para cubrir cualquier baja de turbinas o imprevisto.

 


Glucovil también cuenta con un avanzado equipo de tratamiento de afluentes que incorpora la anaerobiosis. El agua ya purificada luego es derivada al Río Quinto. "La reglamentación pide una cantidad mínima de elementos extraños de 100 partes por millón pero nosotros obtenemos la mitad que eso", señaló André.

 


Para disminuir aún más la potencialidad nociva de líquidos, sólidos o gases, la empresa desarrolló un proyecto para plantar un bosque de eucaliptus y álamos junto a la planta, y transformarlos en materia vegetal. "Empezamos con cincuenta plantas y ahora ya tenemos más de quince hectáreas cubiertas", comentó André.

 


Durante la visita, uno de los puntos principales discutidos en la mesa fue la relación de la fructuosa 55 frente a la posibilidad de que se apruebe la Ley del Mosto (Ver: página 7) y también qué similitudes y diferencias tienen (conocido popularmente como "burlanda") con el gluten feed, como opciones de nutrición animal.

 



Próximos desafíos de la compañía

 


Uno de los objetivos más importantes que se impuso la firma a corto plazo es el de la trazabilidad completa de su producción, lo que le permitirá obtener la certificación ISO 22000, superior en sus criterios de selección a la 9000, relacionada con garantía de procesos, procedimientos y seguridad.

 


"Pero hoy el mercado lo que está pidiendo como valioso parámetro de diferenciación es la inocuidad. Lo que nos lleva a cuidar toda la cadena: el proceso en planta, el transporte y la materia prima. Por eso, para obtener esta acreditación estamos trabajando con el INTI, que nos brinda asesoría, y el que nos audita es DNB", señaló el asistente técnico, Andrés Oyaneder.

 


"Antes comprábamos maíz genérico. Hoy identificamos productores, las procedencias y los campos. Tenemos que saber qué productos utilizó y con qué tipo de prácticas agrícolas. Todavía estas variables no impactaron en el precio del grano pero creo que en un futuro esto va a suceder", agregó el técnico.

 


El detonante principal fue la aparición de mayor casos de aflatoxinas en el maíz, ocasionados por estrés hídrico en las plantas, con la desventaja que estos componentes tóxicos resisten los procesos intermedios y se trasladan al producto final. "Los primeros que nos hicieron notar esto son clientes nuestros que tenemos en el mercado de la comida para mascotas, cuyas normas de calidad son tan estrictas como las de quienes trabajan con alimentos para humanos. Como nos rechazaron la mercadería, encendimos la alarma", contó Martín André.

 


Sin embargo, recordó que esto no es sólo un problema del país, ya que las micotoxinas afectan a cultivos de maíz y soja en todas partes del mundo. En San Luis, el incremento de estas toxinas está relacionado con la combinación de aspectos climáticos y ciertas prácticas de almacenamiento y cosecha. La ingesta puede ocasionar en los animales un conjunto de síntomas como vómitos y abortos. También en los humanos, genera serios problemas de salud.

 


"Con esta acreditación buscamos brindar seguridad y tranquilidad a todos los que integran la cadena productiva del maíz", concluyó André.

 


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