León Benarós: el rostro sin marchitar de un poeta olvidado
Se cumplieron 110 años del nacimiento del autor de "La tempranera", un escritor indispensable en la provincia que tuvo vínculos con Jorge Luis Borges, Jorge Cafrune y Nelly Omar.
El 6 de febrero se cumplieron 110 años del nacimiento de León Benarós, poeta y escritor villamercedino indispensable en la cultura nacional. Más allá del silencio y el olvido oficial para algún reconocimiento que recordara el número redondo del acontecimiento, el pensador vivió alejado de las luces del aplauso fácil.
Taciturno, callado, solitario, tímido, las vetas de la personalidad de León coinciden con las de cualquier poeta, aunque su producción esté por encima de la media nacional. León fue, entre otras cosas, el autor de “La tempranera”, la canción que Nelly Omar y Mercedes Sosa elevaron a clásico de la música popular argentina.
También fue el autor de “El Chacho”, sobre la vida del caudillo riojano Ángel “Chacho” Peñaloza, y “La independencia”, un detallado informe sobre el Tucumán de 1816, dos óperas criollas cantadas por Jorge Cafrune y con la participación especial de Carlos Di Fulvio. “Entendimos que había que extraer la vibración vital que alentó a la independencia de la nación, subrayar lo humano del personaje heroico; destacar, inclusive, la participación popular en la gesta libertadora”, escribió Benarós en la solapa del disco de la segunda pieza.
El villamercedino fue además crítico de arte, historiador, abogado (llegó a formar parte de la Corte Suprema de Justicia de Catamarca) y pintor. Perteneció a la llamada 'Generación del 40' y fundó revistas, periódicos, además de componer un centenar de piezas musicales, en su mayoría con la colaboración de Carlos Guastavino.
El reconocido periodista Martín Marín fue uno de los últimos en entrevistarlo en Buenos Aires, donde vivió casi toda su vida adulta. “Nos unió la pasión por la música, las letras y el ser villamercedino”, recordó el trabajador de prensa.
Marín apuntó que Benarós fue uno de los grandes amigos que cultivó en su vida la cantante nacional Nelly Omar. “Los domingos a la tarde se juntaban en la casa de Nelly a tomar mate. Fui testigo privilegiado de algunas de esas charlas”, sostuvo.
León fue, a los ojos de Martín, un hombre sencillo y humilde ante la cantidad de galardones que recibió en su vida y que se apasionaba con la sonrisa de sus seres queridos.
Columnista de Clarín, La Nación, Sur y Los anales de Buenos Aires, la revista fundada por Jorge Luis Borges, Benarós fue secretario de redacción de la revista Proa, que reunió a notables plumas de la época. Su primer libro “El rostro inmarcesible” lo colocó rápidamente entre los más notables de su generación pero fue “Romancero criollo” el que inscribió su consagración.
En 2012, el stand de la Feria del Libro de la provincia estuvo totalmente dedicado a Benarós, un homenaje que contrasta con la muda reacción que tuvo el Gobierno provincial por los 110 años del autor. También llama la atención que en Villa Mercedes, su ciudad natal, tampoco se lo haya recordado aunque sea con un mínimo acto.
Para recordar la influencia que tuvo el poeta sobre algunos de sus colegas, que es además una demostración de la altura estética de León, vale la pena recordar la opinión de algunos escritores. El más destacado fue Pablo Neruda, quien dijo una vez que la poética de Benarós tenía un manejo formal del romance que “superaba al de García Lorca”.
Ezequiel Martínez Estrada le dedicó en 1959 un poema llamado "Adiós a León Benarós", que significaba una despedida del escritor santafesino hacia su colega villamercedino. “Fuimos dos de los mandados por Dios a cantar, y nos hicieron atroz la vida a los dos”, escribió el autor de “Radiografía de La Pampa”, “La cabeza de Goliat” y “Muerte y transfiguración de Martín Fierro”.
Leda Valladares, la gran recopiladora, dijo que “Romancero criollo” es una obra tan auténtica “que parecería popular anónima, es decir folklórica en su origen".
Otro autor que manifestó su admiración hacia el puntano fue el ex director de la Biblioteca Nacional Horacio Salas, quien además de calificarlo como “un hombre cordial y generoso” dijo que su nombre estuvo en la primera línea de la Generación del 40, un movimiento literario que contó en sus filas con Horacio Armani, José María Castiñeira de Dios, César Fernández Moreno, Silvina Ocampo, Olga Orozco y Marcos Fingerit, entre otros.
Como un designio del destino, Benarós murió a los 96 años en Buenos Aires un 25 de agosto, el día de San Luis, la provincia a la que amó a la distancia y de manera muda, una reacción recíproca, aunque con el manto del olvido y de las guitarras anónimas que en muchos casos no le dieron su amistad.


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