El silencio del campo se rompió a golpes: la noche en que el miedo llegó a Árbol Solo
Tres hombres irrumpieron en la casa de una pareja de ancianos. Los golpearon, los ataron y huyeron creyendo que estaban muertos. El hombre murió meses después de aquel infierno.
El paraje Árbol Solo, en el departamento Belgrano, quedó marcado por uno de los episodios más violentos que recuerde la zona. Allí, en medio del silencio del campo y la soledad de los caminos rurales, una pareja de ancianos fue víctima de un asalto brutal a plena luz del día. Tres hombres llegaron con una excusa sencilla —decían tener un desperfecto en el auto—, pidieron agua, y poco después regresaron para atacar sin piedad.
Aquella mañana del 2 de febrero, el matrimonio de 77 años había comenzado la jornada como cualquier otra. Prepararon el almuerzo temprano y descansaban después de comer cuando los agresores regresaron. La mujer, que ocupaba una de las habitaciones más frescas de la casa, apenas tuvo tiempo de reaccionar. Los intrusos la sorprendieron por detrás, le cubrieron la cabeza con una bolsa y comenzaron a golpearla.
Los golpes cayeron sobre su rostro, la cabeza y el cuerpo, mientras los hombres le exigían dinero. Aturdida, sintió cómo le ataron las manos y los pies con sogas. En otra habitación, su esposo recibía el mismo castigo: fue golpeado en la cabeza con un objeto contundente, hasta quedar inconsciente sobre la cama.
Los delincuentes revisaron cada rincón de la vivienda, se llevaron lo que encontraron y huyeron por el mismo camino de tierra por el que habían llegado. Dejaron tras de sí un escenario de horror. El hombre, malherido y cubierto de sangre, recobró la conciencia horas después. Sin poder ponerse de pie, se arrastró hasta donde estaba su esposa, que seguía atada. Logró liberarla y ella, en medio del pánico, alcanzó el teléfono. Llamó a una vecina que vivía a más de quinientos metros, la única que podía auxiliarla.
Minutos después, una ambulancia y patrullas de la Comisaría de Los Manantiales llegaron al campo. Encontraron a la mujer en estado de shock y al hombre con una fractura de cráneo. Fue trasladado de urgencia al hospital, donde permaneció varias semanas en terapia intensiva. Los médicos lograron estabilizarlo, pero nunca recuperó el habla ni la movilidad completa. Meses después, murió a causa de las lesiones.
Los investigadores establecieron que los asaltantes habían llegado en un Renault 12 rojo, registrado en cámaras de seguridad de una estancia cercana. Con esas imágenes, la fiscalía logró identificar a uno de los sospechosos, Diego Martín Becerra, un jornalero de 43 años que trabajaba en la zona de Río Grande. Fue detenido semanas después y trasladado a la Penitenciaría Provincial, donde permanece con prisión preventiva.
En la audiencia, la fiscalía lo imputó por robo calificado por el uso de violencia y por haberse cometido en despoblado y en banda, en los términos de los artículos 164 y 166 del Código Penal. Según la teoría del caso, actuó junto a otros dos hombres cuya identidad aún no fue determinada.
La vivienda donde ocurrió el ataque hoy permanece cerrada. Las ventanas rotas y el portón abierto dejan ver el deterioro del tiempo y la huella del miedo. La mujer, única sobreviviente, se trasladó a la ciudad y no volvió a dormir allí. Cada tanto, viaja para ver si todo sigue igual, pero regresa antes del anochecer.
El recuerdo de aquella tarde aún la persigue. Las voces, los golpes, la bolsa que le impedía respirar. En Árbol Solo, el silencio del campo se mezcló con el sonido de la violencia, y desde entonces, el miedo se volvió parte del paisaje.


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