El mundo enfrenta la pérdida de hábitats, la extinción de especies, el cambio climático y la contaminación, y frente a ese panorama resulta crucial que los países desarrollen planes de acción hacia una sociedad capaz de vivir en armonía con la naturaleza.
Los responsables del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de la ONU dicen que en un año en el que más de 4.000 millones de personas en todo el mundo serán convocadas a las urnas, los políticos deberían incluir la biodiversidad en sus programas electorales.
A finales de este año, los líderes mundiales se reunirán en la ciudad colombiana de Cali con motivo de la 16ª Conferencia de las Partes del CBD (COP16), del 21 de octubre al 1° de noviembre, y cuyos preparativos ya están en marcha.
El Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica tiene como objetivo movilizar al menos 20.000 millones de dólares al año para 2025 y al menos 30.000 millones de dólares al año para 2030 a fin de financiar cuestiones relacionadas con la biodiversidad y procedentes de todas las fuentes, incluidos los sectores público y privado.
Sin embargo, la situación actual muestra que, aunque hay avances, no son lo suficientemente rápidos. Algunos países y organizaciones se esfuerzan por destinar más dinero a proyectos que ayuden a la naturaleza, pero en general siguen estando por debajo de las expectativas y hay promesas incumplidas.
Es probable que el tema central de la COP16 del CDB gire en torno a la adopción y la aplicación del Marco Mundial para la Biodiversidad después de 2020.
Este marco establece las metas y objetivos globales para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad para la próxima década y más allá.
Los aspectos claves de este documento podrían incluir objetivos relacionados con la detención de la pérdida de biodiversidad, la promoción de la gestión sostenible de los recursos, la mejora de la resiliencia de los ecosistemas y la garantía de un reparto equitativo de los beneficios derivados de la biodiversidad.
La segunda cuestión central será el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de la información digital sobre secuencia de recursos genéticos. En la COP15 hubo acuerdo para establecer ese mecanismo, pero en aquel momento no se concretaron los detalles y ahora lo negocia un grupo de trabajo intergubernamental.
También existen otra serie de cuestiones, como el tema de la biodiversidad y la salud y la biología sintética, que deben gestionarse, incluido el estudio de una evaluación y gestión de riesgos para, por ejemplo, los mosquitos modificados genéticamente.
Acabar con la contaminación por plásticos es también uno de los objetivos en materia de biodiversidad.
En muchos de los fenómenos extremos que han sufrido muchos pueblos, sobre todo el año pasado, ya sean incendios, sequías, tormentas o inundaciones, los medios de comunicación los atribuyen en gran medida al cambio climático.
El cambio climático aumenta la probabilidad y la gravedad de estos fenómenos, pero también ocurren debido a la degradación de los ecosistemas, porque no los hemos gestionado bien, como tampoco a la biodiversidad.
Existe la oportunidad de aclarar este mensaje y estos vínculos en un año en que la política debe incluir este debate de cara a la opinión pública.
Porque lo que está en juego es la capacidad de la especie humana de vivir en armonía con la naturaleza.
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