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Alternativas para el control sustentable de garrapatas

Con un 98% de efectividad y bajos valores de impacto ambiental, un equipo del INTA identificó y caracterizó estos microorganismos para comprobar su acción acaricida y obtener una alternativa en el control de estos parásitos.

Por redacción
| 05 de mayo de 2024
Técnica. El estudio consiste en la aplicación de hongos para contribuir al control de la garrapata en bovinos.

Uno de los problemas que afronta la ganadería actual, principalmente en la zona norte argentina, aunque no escapa al resto del país, es el tratamiento de las garrapatas en el bovino con acaricidas químicos disponibles en el mercado que presentan valores de resistencia altos e ineficacia del tratamiento farmacológico. 

 

A este aspecto se le suma la contaminación del ambiente a causa de los residuos de productos veterinarios utilizados, que se convierte en un factor adicional por el cual el equipo de especialistas del INTA Colonia Benítez, de Chaco, y del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del INTA Castelar, de Buenos Aires, trabajó en la búsqueda de nuevas herramientas más sustentables para el control y tratamiento de estos ectoparásitos.

 

La garrapata del bovino es un parásito con un ciclo caracterizado por una etapa ambiental y otra parasitaria sobre el animal, siendo además complejizado por los tiempos de vida variables de cada uno de los estadios, y la resistencia de los estadios inmóviles (metalarva y metaninfa) a los productos garrapaticidas.

 

Por primera vez en Argentina, en el IMyZA se seleccionaron cepas fúngicas de Beauveria bassiana, efectivas por sus propiedades y su capacidad para controlar el desarrollo en distintos estadios biológicos de las garrapatas del género Rhipicephalus (Boophilus) microplus.

 

Los resultados obtenidos presentan posibilidades de uso para su control integrado, lo que representa una alternativa promisoria en el manejo y control de estos ectoparásitos en ganadería.

 

Julieta Posadas, investigadora del IMyZA, explicó respecto al procedimiento para el logro de este resultado, que “se aislaron cepas nativas provenientes de muestras de suelo de zonas endémicas de la Argentina para la garrapata Rhipicephalus B. microplus, como así también de hembras muertas de dicha plaga. Se estudiaron, además, cepas provenientes de la micoteca existente en el laboratorio de hongos entomopatógenos del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola”.

 

En total se evaluaron 142 cepas de Beauveria bassiana. La selección de cepas se realizó a partir de la confección de tablas de vida y la estimación de parámetros poblacionales. Con las cepas más virulentas se realizaron ensayos de compatibilidad contrastando los resultados con dos acaricidas comerciales, se calculó la concentración letal media y se produjeron en forma masiva. 

 

“La mejor cepa fue la B. bassiana 98 (Bb98), la misma causó una reducción en el 50 % en el período de prepostura de las hembras tratadas, y una reducción del 40 % en la cantidad de aoves. Además, los porcentajes de eclosión de larvas fueron del 46 % y la mortalidad de hembras del 98 %”, especificó Posadas.

 

La segunda cepa seleccionada fue la denominada B. bassiana 132 (Bb132), la cual causó reducción del 50 % en el periodo de prepostura y del 52 % en la cantidad de aoves. Además, los porcentajes de eclosión de larvas se redujo a un 52 % y la tasa de mortalidad de hembras resulto en un 96 %.

 

Ambas cepas seleccionadas, además, presentaron compatibilidad con los acaricidas testeados y bajos valores de concentración letal (CL50) –medida para evaluar el efecto tóxico de sustancias peligrosas al medio ambiente–.

 

El IMyZA del INTA investigó, a través de la identificación y caracterización de estos microorganismos fúngicos, la acción acaricida de dos cepas de este hongo que tienen acción específica sobre garrapatas, mientras que desde la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Colonia Benítez, se capacitaron en la activación y mantenimiento de las cepas.

 

Viviana Gómez, especialista del INTA en la localidad chaqueña, señaló que “el beneficio de la aplicación de este hongo consiste en contribuir al control de la garrapata común del ganado bovino para preservar la funcionalidad de las drogas acaricidas y la inocuidad de los alimentos de origen animal mediante el control integrado de la parasitosis”.

 

La investigadora agregó que “es una opción sustentable dada su amplia distribución natural, bajo riesgo para la salud de humanos y animales, compatibilidad ambiental, alta virulencia sobre garrapatas y bajo costo”.

 

En este sentido, la presencia de garrapatas en los rodeos bovinos trae aparejado otros problemas sanitarios de importancia en la región, como la presencia de miasis y la transmisión de babesiosis y anaplasmosis bovina.

 

Gómez afirmó que “estas parasitosis son una limitante para la producción ganadera, produciendo pérdidas directas e indirectas, como la disminución en la ganancia de peso, lesiones directas y los costos asociados al tratamiento y uso de productos veterinarios y la mano de obra”.

 

“Como resultado de la investigación se logró la activación, mantenimiento y desarrollo de la cepa fúngica B. bassiana con alta capacidad acaricida contra la garrapata común del bovino –larvas y adultos– con el objetivo de evaluar su uso en forma gradual en el control integrado de garrapatas”, concluyó Gómez.

 

 

Senasa propone un manejo integrado

 

A través del Programa de Garrapata, se generaron normas que enmarcan el control sanitario de este parásito y velar por el cumplimiento de los requisitos normativos vigentes a nivel nacional.

 

La institución cuenta con un Plan Nacional de Control y/o Erradicación, el Programa se basa en cuatro pilares fundamentales: preservar la zona libre de garrapatas; salvaguardar la inocuidad de los alimentos; cumplir con los principios básicos de los tratamientos integrados, estratégicos y el uso racional de los productos garrapaticidas; y reconocer planes superadores provinciales y/o regionales.

 

Realizar un Manejo Estratégico Integrado es resultado del uso racional y táctico de los productos veterinarios garrapaticidas dentro de un plan sanitario de un establecimiento, diseñado en relación a las condiciones agroecológicas de la zona o región particular a lo largo del año y las generaciones de garrapatas constatadas (bioecología parasitaria).

 

En cuanto al uso racional de productos veterinarios garrapaticidas se refieren a la correcta selección de los productos veterinarios (según la familia de principios activos) a aplicar en un plan sanitario para el control ixodicida, respetando las dosis, vías e indicaciones de aplicación, junto con la alternancia de los mismos a lo largo del tiempo según el seguimiento de eficacia de los tratamientos realizados.

 

Como resultado de esto se promueve la máxima extensión de los plazos hasta la aparición de cepas resistentes a los grupos químicos, preservando los productos veterinarios garrapaticidas y previniendo la aparición de residuos químicos en los productos cárnicos y lácteos que atentan contra la inocuidad de los alimentos.

 

Además especifican que es esencial contar con el asesoramiento profesional veterinario para el diseño, la implementación y el seguimiento de un plan sanitario bajo un manejo estratégico integrado en cada establecimiento productivo.

 

Según las bases del planteo, un propietario tiene, como punto de partida, que diseñar el plan sanitario anual para los tratamientos garrapaticidas considerando la historia zootécnica del establecimiento y de aplicación de productos, priorizando la rotación de los grupos químicos y las vías de administración, según la evaluación de la eficacia de los productos ya aplicados, y la bioecología del parásito en la zona donde se encuentra el establecimiento.

 

En el caso de los baños, realizar una correcta ubicación de los bañaderos y garantizar el uso de la técnica correcta de preparación de las soluciones, tratamiento de los animales (tiempos de inmersión), cantidad de pasajes máximos de cada preparación hasta la reposición y refuerzo de producto, frecuencia de recambios completos, etc.

 

En cuanto al uso de inyectables u otro tipo de aplicación, Senasa busca garantizar la correcta dosificación por animal y el uso estratégico en conjunto con los baños, adoptando preferentemente la dosis máxima para la categoría de animales involucrados.

 

Otro aspecto importante son los tratamientos endectocidas deben ser planificados dentro del plan sanitario teniendo en consideración su efecto garrapaticida.

 

“Elegir productos veterinarios y el tipo de aplicación a realizar en consideración del tipo de establecimiento (disponibilidad de instalaciones), las condiciones agroecológicas (estación del año, temperatura, humedad y nivel de precipitaciones), el fin esperado (control parasitario o limpieza de tropas)”, es crucial, según la normativa.

 

Respetar los períodos de carencia o retirada previo al envío a faena de los animales a fin de garantizar la inocuidad de los productos cárnicos y lácteos, lo cual se evidencia en el cumplimiento de los límites máximos de residuos (LMR) establecidos en la legislación nacional.

 

Es clave la adopción de estrategias de control que contemplen la convivencia con niveles parasitarios bajos en establecimientos en zona endémica, y la limpieza total de las tropas de manera selectiva cuando sean despachadas hacia zonas sin garrapatas.

 

 

Algunas consideraciones específicas

 

Según Senasa, es importante tener en cuenta que el ciclo biológico de la garrapata es en promedio, de 23 días y su etapa ambiental evidencia una sobrevida de los huevos de hasta 146 días y de las larvas superior a los 240 días; la sensibilidad/baja resistencia al frío y baja humedad y consecuente desarrollo estacional en los meses de temperaturas moderadas a altas; el nivel exponencial de multiplicación (hasta 3000 huevos por teleogina) y sus dos estadios resistentes, metalarva con 2 días de resistencia y metaninfa con hasta 5 días de resistencia según evolucione a machos (gonandros) o hembras (neoginas).

 

Una estrategia sanitaria anual debería considerar la aplicación de un producto de poder residual amplio al comienzo del invierno y evaluar la repetición previo a la primavera, utilizando la desparasitación contra vermes en conjunto con garrapatas (por ejemplo, ivermectinas de larga acción); alternar 1 o 2 baños con tratamientos sistémicos diferentes al baño durante la primavera y verano; utilizar la desparasitación de otoño contra parásitos internos en conjunto con el tratamiento garrapaticida.

 

Los períodos entre tratamientos para controlar el parásito en un establecimiento en zona endémica deben considerar:

 

• El poder residual de cada producto veterinario aplicado, en simultáneo al uso táctico del siguiente tratamiento de acuerdo a la cantidad de parásitos (hembras teleoginas) presentes en los animales. Se considera que una carga de entre 30 y 50 parásitos, como promedio del rodeo y de acuerdo al estado nutricional de los animales, es indicador del momento para tratar los animales.

 

• Luego de un tratamiento garrapaticida inyectable o pour on, la espera recomendada de por lo menos un total de días obtenido por la sumatoria del poder residual del producto veterinario utilizado, más doce días, salvo excepciones específicas definidas por una carga parasitaria importante evidenciada y el criterio del profesional veterinario.

 

• Para el caso de los baños, debe considerarse que los poderes residuales son más acotados, y que la repetición del baño debería estar dada por la carga parasitaria constatada sobre los animales dentro a partir de la cuarta semana post-tratamiento.

 

 

RV.

 

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