La plaza Pringles atrae visitantes inesperados
El avistamiento de un grupo de caranchos llamó la atención. La presencia de las aves carroñeras hace sospechar que buscan su alimento en el centro puntano.
La presencia de unos visitantes de entre 50 y 70 centímetros de longitud, de color castaño oscuro, llamaron la atención de los transeúntes que a media mañana de este martes transitaban por la plaza Pringles. Eran caranchos, que aterrizaron en pleno centro capitalino, presumiblemente, en búsqueda de alimento ya que se trata de aves carroñeras que comen animales muertos como ratas o palomas.
Se caracterizan por su plumaje llamativo y una especie de boina que lo distinto a todas las demás aves rapaces. Además, su cuello estriado posee una especie de carnosidad el pico, que curiosamente cambia de color según el estado de ánimo. Así, si el carancho está estresado se torna amarilla o naranja; si está tranquilo, la carnosidad se vuelve roja.
Entre otras características, su graznido es muy distintivo y su nido es desordenado. Pone tres o cuatro huevos y los machos son los que se ocupan de la incubación, como también de defender al nido de los peligros.
Son sumamente voraces, lo que sumado a que son carroñeros hace que cumplan una importante función en el ecosistema, complementada con pequeños vertebrados, incluyendo peces y tortugas, e invertebrados, insectos, larvas y moluscos, entre otros.
Esta capacidad de eliminar los cadáveres de animales y la de ayudar a controlar las poblaciones de roedores, perjudiciales para la agricultura, hace que algunos propietarios de rurales los protejan e impidan su matanza dentro de los campos.
El carancho prefiere los lugares donde la vegetación no es muy alta y hay algunos árboles, pastizales y campos de siembra.
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