La prepotencia como herramienta de poder: el caso Hugo Zangrandi

La reciente denuncia contra Hugo Hernán Zangrandi, abogado y apoderado legal de la Municipalidad de San Luis, arroja un preocupante reflejo de la impunidad con la que se opera cuando alguien se siente respaldado por el poder.

Zangrandi, designado por el intendente Gastón Hissa, protagonizó un acto de violencia que, lejos de ser aislado, parece evidenciar cómo la prepotencia se ha convertido en una herramienta de acción.

Los hechos por su gravedad tomaron mucha relevancia: el pasado martes, fuera del horario de atención en las oficinas municipales de calle Chacabuco en el centro capitalino, Zangrandi forzó su entrada con insultos, empujones y agresiones físicas contra Rolando David Jofré, un empleado municipal que cumplía con su deber.

El video que circula en redes sociales deja poco lugar a la imaginación: un hombre que, con desdén y arrogancia, vulnera no solo la integridad física de los trabajadores, sino también los límites básicos del respeto.

Más indignante aún es el silencio ensordecedor de la Municipalidad. Mientras el gremio ATE se pronunció rápidamente en repudio del ataque, exigiendo que Hissa tome medidas legales, la respuesta oficial ha sido la nada misma. Una omisión que sugiere cómplices silenciosos o una comodidad con las conductas abusivas, siempre y cuando quien las perpetre sea una pieza clave en el entramado político.

La agresión de Zangrandi también expone cómo el poder a menudo blinda a sus actores frente a las consecuencias.

La denuncia de Jofré ya está en manos de la fiscal Alejandra Quiroga Nassivera, quien tiene ahora la tarea de recoger indicios y acusar formalmente al agresor.

Pero, ¿qué garantiza que la investigación prospere cuando el victimario tiene acceso directo a quienes ostentan el mando? ¿Acaso el silencio de la Municipalidad no anticipa un intento de minimizar el episodio o, peor aún, de justificarlo?

Apenas tomó trascendencia el escándalo protagonizado por el abogado, empezaron a circular en las redes fotos de asados y reuniones sociales que marcan la cercanía de Zangrandi no solo con Hissa, sino que también con colaboradores directos del gobernador Claudio Poggi, como su asesor personal Facundo “el valijero” Santarone y Fernando Ofría, uno de los principales funcionarios del Ministerio de Hacienda e Infraestructura Pública.

Zangrandi no solo violentó a un trabajador en su horario laboral, sino que también dio un mensaje inequívoco de que las reglas no aplican para todos por igual. El calificado “abogado del poder”, en su intento de avasallar con golpes lo que el reglamento le negaba, dejó claro que su percepción de autoridad está basada en la fuerza, no en el derecho.

Este caso no puede quedar en el olvido ni diluirse entre expedientes judiciales que nunca llegan a buen puerto.

La prepotencia del apoderado municipal es síntoma de un sistema que tolera y perpetúa estos abusos. Pero cada vez que el silencio oficial encubre estos hechos, también se consiente la idea de que las reglas solo existen para algunos. “Es hora de romper ese ciclo y la clave está en la acción ciudadana: exigir, cuestionar, y, sobre todo, no callar”, opinó un dirigente ante lo ocurrido con el trabajador.

La reciente denuncia contra Hugo Hernán Zangrandi, abogado y apoderado legal de la Municipalidad de San Luis, arroja un preocupante reflejo de la impunidad con la que se opera cuando alguien se siente respaldado por el poder.