Cárcel para el único acusado por el crimen de Javier Naranjo

Pablo Eduardo Giménez llegó a la sala de audiencia molesto por la capucha negra con la que los custodios lo llevaron ante el juez, pero luego presenció el acto procesal con total tranquilidad, y hasta casi con resignación, como sabiendo que su destino no sería otro que la cárcel. No se equivocó, porque el juez Marcos Flores Leyes dio por formulados los cargos en su contra por haber asesinado a Javier Naranjo en 2022 y le dictó preventiva por 4 meses. Pasado el mediodía, el joven de 21 años ya estaba en el Penal.

Javier Robinson Naranjo tenía 25 años y era vecino del barrio Solidaridad Sur de la capital. Los vecinos no tenían un buen concepto de él y estuvo involucrado en algunos hechos delictivos. La madrugada del 8 de diciembre de hace dos años tuvo, como tantas otras veces, un enfrentamiento verbal con jóvenes de una banda contraria.

En ese momento Giménez vivía a unas cuadras de la víctima y, según confió una fuente directa de la investigación, la rencilla se debía “a una cuestión de poderes o líderes de barrio”. Haya sido ese el motivo de la discusión o no, la madrugada del crimen, el joven muerto se paró en la esquina de la casa 1 de la manzana 15 y desde allí insultó y amenazó a otro grupo, entre los que estaba Giménez. En su momento, un testigo directo le comentó a El Diario que el chico baleado le gritaba a su madre y a un hermano para que le alcanzaran cartuchos de debajo de una almohada en su casa para presuntamente accionar un arma tumbera.

Antes de que pudiera hacerlo, asomó su cabeza y recibió un tiro debajo de la ceja y que quedó alojado en el hemisferio izquierdo del cerebro. El proyectil que recuperaron era calibre 32, pero el arma nunca apareció.

Tras caer herido, su mamá lo asistió para que no perdiera más sangre, pero finalmente su hijo murió en sus brazos.

Los efectivos de la División Homicidios se movieron rápido e hicieron 4 allanamientos, pero sin suerte. La hipótesis siempre apuntó a Giménez como el autor del disparo, y a pesar de que hubo varias medidas para dar con él, incluso fueron a buscarlo a Mendoza, permaneció poco más de 1 año prófugo, hasta el domingo 14 de enero pasado, cuando la Policía lo descubrió en lo de su padre, en el barrio 60 Viviendas.

La formulación de cargos se desdobló. En la primera, tras la detención, el abogado defensor Héctor Zavala Agüero pidió ocho días de prórroga tras escuchar la acusación de la fiscal Adjunta Antonella Córdoba, quien sostuvo que el maletín fiscal cuenta con pruebas consistentes para sostener que el joven fue el autor del homicidio y que, atento al tiempo que evadió a la Justicia, era necesario enviarlo al Penal por 120 días.

Ayer, tras el vencimiento de la prórroga, el fiscal de Instrucción en feria, Francisco Assat, reiteró el pedido: dijo que existen riesgos procesales y que aún restan declarar más de 10 testigos, entre ellos un menor, en quienes el imputado podría influir si queda libre.

Zabala Agüero no se opuso a la formulación, pero sí al pedido de preventiva con el argumento de que cuatro meses es un plazo excesivo, teniendo en cuenta que las pruebas que restan pueden acelerarse.

Al momento de definir, Flores Leyes opinó que existe un peligro de fuga real y que hay que tener en cuenta la actitud del imputado posterior al crimen, de no someterse al proceso legal y huir. También consideró que su liberación reviste un peligro tanto para los testigos como para la familia de la víctima.