Los subsidios a los combustibles fósiles, bajo análisis

En este preciso momento, agosto de 2023, los subsidios a los combustibles fósiles alcanzan niveles récord en el mundo y muchos países productores de petróleo figuran entre las economías que más recursos dirigen a ese propósito.

El costo de esos subsidios equivalen al 7,1% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Más de lo que los gobiernos gastan anualmente en educación (4,3% del ingreso global) y dos tercios del 10,9% que gastan en atención médica. Estos datos pertenecen al Fondo Monetario Internacional.

El año pasado los subsidios llegaron a un récord de siete billones (millones de millones) de dólares, cuando los gobiernos subsidiaron a consumidores y empresas durante el aumento en el precio de la energía, impulsado por la invasión de Rusia a Ucrania, junto a la recuperación económica pospandemia.

El FMI publicó el informe al momento en que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirmó que julio fue el mes más caluroso registrado, lo que subraya “la necesidad urgente de frenar el cambio climático inducido por el hombre”, indicaron los autores.

La producción y el consumo de combustibles fósiles son responsables de la emisión de gases de efecto invernadero que calientan la atmósfera y el planeta está cerca del indeseado umbral de un aumento de 1,5º en la temperatura global, por encima de los niveles de la era preindustrial (1850-1900).

El estudio del FMI abarcó 170 países y muestra a China como la mayor economía en materia de subsidios explícitos a combustibles en 2022, al facilitar 270.000 millones de dólares con ese fin, de los cuales 201.000 millones fueron al gas natural, 59.000 millones a la electricidad y 8.000 millones de dólares al petróleo.

El escolta es Arabia Saudí, con 129.300 millones de dólares en subsidios, de los cuales 66.300 millones fueron al petróleo, 53.800 millones al gas y 9.200 millones a la electricidad.

Indonesia facilitó subsidios por 78.000 millones de dólares, 30.000 millones en petróleo, 26.000 millones en gas, 16.000 millones en electricidad y 6.000 millones en carbón.

La cuenta de Rusia llega a 70.700 millones de dólares, 39.000 millones al petróleo y 30.000 millones a la electricidad.

Y otras naciones muestran cifras elevadas: Irán (62.700 millones de dólares), Corea del Sur (65.000 millones), Turquía (59.000 millones), Argelia (45.000 millones), Alemania (43.000 millones), Japón (34.000 millones) India (32.000 millones), Egipto (27.000 millones), Qatar (23.000 millones) e Irak (14.000 millones de dólares).

En América Latina, tres de sus tradicionales productores de hidrocarburos también registran importantes subsidios.

México suma 14.600 millones de dólares, de los cuales 8.000 millones corresponden al petróleo, 3.700 millones a la electricidad y 2.900 millones al gas.

En Argentina alcanzan a 14.200 millones de dólares, de los cuales 7.100 millones fueron al gas natural, 3.400 millones a la electricidad y 1.600 millones de dólares al petróleo.

Mientras Venezuela subsidió a los combustibles fósiles por 8.200 millones de dólares, de los cuales 7.900 millones fueron a productos de petróleo.

Estos son subsidios explícitos, el estudio del FMI indica que “la mayoría de los subsidios son implícitos, porque los costos ambientales no están reflejados en el precio de los combustibles fósiles, especialmente el carbón y el diésel”.

Según el análisis, “los consumidores no pagaron más de cinco billones de dólares en costos ambientales el año pasado”.

Esa cifra “sería casi el doble” si el daño al clima fuera valorado correctamente.

El estudio dice que si los gobiernos eliminaran los subsidios explícitos e impusieran impuestos correctivos, los precios del combustible aumentarían. Lo que llevaría a empresas y hogares a considerar los costos ambientales al tomar decisiones de consumo e inversión.

El resultado: una reducción significativa de las emisiones globales de dióxido de carbono, un aire más limpio, menos enfermedades pulmonares y cardíacas, y más espacio fiscal para los gobiernos.