Los cambios en el régimen climático y de lluvias, desencadenados por el fenómeno El Niño, impactan incluso en los regímenes de caza de ciertos animales que favorecen la transmisión y propagación de enfermedades infecciosas en América Latina y el Caribe.
En la región amazónica, este es el caso de la equinococosis poliquística, que puede ser mortal, según halló un nuevo estudio.
El Niño y sus cambios en el clima, señalan los expertos, afectan la incidencia y distribución sobre todo de aquellas enfermedades transmitidas por vectores, como roedores, mosquitos y garrapatas.
El Niño produce un calentamiento de las aguas en el centro y este del Pacífico ecuatorial que provoca que los vientos mermen, la masa de agua caliente no circule, libere más calor a la atmósfera y favorezca la aparición de lluvias en la región. En otras zonas, al mismo tiempo, puede generar sequías.
Pese a tomar forma en el Pacífico, tiene influencia en el clima de diversas partes del mundo. En América Latina, El Niño produce un aumento de temperatura y lluvias en la costa del Pacífico, sur y sudeste del Brasil, y norte de la Argentina, mientras provoca sequías en América Central, parte del Caribe y en el norte de Sudamérica.
El Instituto de Física de la Universidad de São Paulo, Brasil, agrega que esos cambios afectan la incidencia de enfermedades infecciosas. Sin embargo, señala que es difícil decir cuáles prevalecerán, porque el clima no es el único factor involucrado. “Los riesgos a la salud asociados a El Niño varían según la región, el país y la época del año”, dice el instituto.
Además del impacto directo del clima en la salud, las investigaciones encontraron también factores indirectos. Un reciente trabajo publicado en PNAS halló que en parte de la región panamazónica El Niño puede interferir en el patrón de caza de ciertos animales consumidos por las poblaciones originarias y rurales, lo que favorece la transmisión y propagación de la equinococosis poliquística.
Esta enfermedad poco divulgada es causada por el gusano Echinococcus vogeli, que infecta usualmente a pacas y agutíes, comúnmente cazados en la región.
Los cazadores suelen descartar las vísceras crudas en el ambiente o las usan como alimento para perros domésticos, “que son infectados y eliminan los huevos del gusano en sus heces, contaminando el suelo, los alimentos y las aguas consumidas por los humanos”, explicó la Fundación Fiocruz, que estudia la enfermedad en el norte de Brasil.
El estudio internacional analizó más de 400 casos de equinococosis poliquística en la región y datos sobre prácticas de caza registrados en 55 áreas en los últimos 55 años.
“En algunas áreas, la sequía causada por el fenómeno podría afectar la pesca, obligando a los lugareños a recurrir a la caza de pacas y agutíes, aumentando el riesgo de contaminación por E. vogeli”, dijo el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en España, uno de los autores del artículo.
El Niño también puede producir lluvias intensas e inundaciones, y aumentar la ocurrencia de enfermedades relacionadas con el consumo de agua, como esquistosomiasis, hepatitis A y enfermedades diarreicas.
Esas lluvias además contribuyen a la formación de charcos de agua estancada donde crecen mosquitos Aedes aegypti, causantes del dengue, zika y chikungunya.
La incidencia del dengue creció significativamente en las últimas dos décadas. Mientras en el año 2000 hubo 505.000 casos en diferentes partes del mundo, en el primer semestre de 2023 solo en América fueron registrados más de tres millones.
Brasil reúne más de 2,3 millones de casos, seguido por Perú (más de 215.000) y Bolivia (más de 133.000). Mientras, Argentina transita la peor epidemia de dengue y el boletín epidemiológico más reciente indica 66 muertes y más de 129.000 casos.
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