La agricultura impactó en el aumento de las inundaciones

El grupo de Estudios Ambientales del Instituto de Matemática Aplicada (UNSL-Conicet) logró un hito recientemente. Una investigación de autoría del equipo junto a la Universidad de Lancaster fue publicada en la revista científica “Science”, una de las más prestigiosas del planeta. El mismo sostiene que la agricultura tiene un efecto directo en el aumento de las inundaciones en la región pampeana.

Con los primeros estudios realizados hace más de 15 años, el trabajo sostiene, en términos simplificados para la realización de esta nota, que las raíces cortas de cultivos como maíz y soja provocaron que las napas freáticas, que son reservorios subterráneos de agua, subieran de nivel y que al llover el agua se anegue en zonas donde antes no lo hacía, ya que estos reservorios pasan de ser subterráneos a quedar en la superficie. A su vez, el efecto de secado que generaban las raíces más profundas que se nutrían del agua fue disminuyendo.

Así lo explicó a El Diario de la República el investigador del grupo de Estudios Ambientales, Javier Houspanossian, especialista en procesamiento y monitoreo satelital, que también se desempeña en el Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Físico, Matemática y Naturales (FCFMyN) de la UNSL.

“Nos llena de orgullo”, apuntó sobre la publicación de la investigación en “Science”. “Habla de una problemática creciente en la región y si bien es un análisis continental que hacemos de los cambios del área inundada, nos centramos en donde más cambio hay, que es la región pampeana y chaqueña”, aclaró el investigador. En lo que refiere a la región pampeana, incluiría el oeste de la provincia de Buenos Aires, este de San Luis, sur de Córdoba y noreste de La Pampa.

“Notamos que con el tiempo comenzaron a haber más inundaciones que antes y más lentas. Cuando empieza a llover, empieza a haber períodos húmedos, a haber más agua y se inunda el territorio. Eso es algo normal en la región pampeana. Pero notamos que esos ciclos de inundación ahora son más intensos y en un área más amplia”, comentó el investigador.

En diversas visitas a campos de productores, se dieron cuenta que también comenzaron a aparecer nuevas zonas inundables. “El mismo productor nos decía que en ciertos lotes se había inundado, cuando antes nunca había ocurrido, como por ejemplo en 2016 en el sur de Córdoba y también en Santiago del Estero”, detalló.

Empezando a atar cabos a partir de imágenes satelitales, comenzaron a mapear el cambio en la superficie inundable de la región. “En los últimos cuarenta años es como si se hubiera duplicado el área inundable”, aseguró.

“Lo que nosotros notamos es que no hay mucha más lluvia extrema que antes, sino que con lluvias parecidas a las de antes el territorio se inunda y lo que cambió mucho es el uso del suelo”, explicó.

Aquí es donde entra la importancia de las raíces profundas de la vegetación.

Houspanossian dio el ejemplo de que en la Cuenca del Morro el consumo de agua de los caldenes se extiende a casi 16 metros de profundidad. En cambio cuando se trata de raíces provenientes de la agricultura, no supera los dos metros y medio de profundidad. “Hipotetizamos que ese cambio de uso del suelo trae aparejado un cambio en la profundidad de las raíces, con lo que cuando empieza a haber momentos de recarga en el ecosistema, terminan subiendo los niveles freáticos y volviendo a la región más propensa a inundaciones”, resumió.

“Y hay algo paradójico de todo esto y es que tenemos más riesgo de inundación, pero a la vez cambiamos la capacidad de secarnos como región. Una vegetación natural puede aprovechar para usar esa agua que tenía en el perfil del suelo y ahora como no tiene acceso por raíces, esa agua queda ahí y está lista, para cuando haya una lluvia, a inundar la región”, agregó.

“El laboratorio del grupo hace 15 años que viene mirando con lupa estos cambios en el balance de agua asociados a la agriculturización. Este trabajo puntual lo que hizo fue preguntar un poquito más allá, de que si hay un cambio, un desbalance así ¿qué pasa a nivel regional y qué pasa con las inundaciones? y lo que encontramos es que hay una gran relación con la agricultura”, recordó.

El trabajo de los investigadores continúa. En primer lugar, analizan zonas donde el anegamiento del agua es semipermanente y estudian la posible pérdida de calidad del suelo ante las inundaciones. A su vez, quieren realizar un mapeo del impacto social que genera en la región este fenómeno.

“Hay que pensar el mundo agropecuario en conjunto con la sociedad y los tomadores de decisiones y dialogar, y aprender de esta nueva situación hidrológica. Antes, con napas lejanas era muy raro inundarse y ahora que son cercanas, es más probable que sí. Es muy importante a partir de ahora aprender a convivir con este estadio de napa cercana y manejarlo de alguna manera”, apuntó. Algunas soluciones pueden ser obras civiles, reforestación e implantación de pasturas que consuman agua en mayor profundidad.

Otra estrategia a la que apuntó el científico es optimizar la medición de las napas y registrarlas con tiempo para prevenir inundaciones. Actualmente estudiantes de la carrera de Ingeniería Electrónica de la FCFMyN están desarrollando sensores de bajo costo. “Más allá del trabajo, nos parece importante desde la universidad y el Conicet colaborar en la identificación de la problemática y en la búsqueda de soluciones conjuntas”, concluyó.

 Redacción / NTV