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Mujeres cuidadoras: no es amor, es trabajo

Trabajadoras, jefas del hogar y responsables de los otros. En este 8 de marzo todavía hay que preguntarse: ¿qué rol ocupan ellas en los ámbitos privados y públicos?

Por redacción
| 08 de marzo de 2023
De la mano. Las madres son las principales jefas de hogar en las casas donde hay niños; en las reuniones escolares, también son mayoría. Foto: El Diario.

Domingo después del asado. La familia hace sobremesa, los niños se levantan apresuradamente para ir a jugar. Ellos comentan sobre el partido que ocurrirá en unas horas, la suba del dólar o lo que les salió arreglar ese ruido extraño que hacía el auto; ellas, levantan la mesa.

 

“¿Cafecito?”, propone una y la escena, de repente, se traslada a la mesa redonda e inestable de la sitcom “Casados con hijos” y a la frase del ama de casa que está inspirada en la vida real. Sin embargo, no es un paso de comedia, es una situación típica de la familia tipo argentina. Es violencia.

 

Como ya se dijo y difundió hace varios años, el 8M, 8 de marzo o Día Internacional de la Mujer, no es una fecha de celebración, sino de conmemoración, lucha y reivindicación del trabajo de las mujeres. Y, entre los reclamos que unen al pluralista colectivo feminista está la detección, prevención y erradicación de las violencias. Una de ellas es la simbólica, definida como la que ocurre cuando signos, imágenes, mensajes e ideas ponen en situación de inferioridad a alguien por ser mujer.

 

Que dentro de un hogar donde hay adultos o jóvenes funcionales sean ellas las únicas encargadas de realizar las tareas de la casa o quienes cuiden exclusivamente a los niños o a los familiares enfermos es, sin ningún tipo de connotación negativa, sino como un análisis dentro del mundo capitalista, una forma de trabajo no remunerado.

 

El informe sobre la “participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción”, publicado en enero de este año por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, detalló que las mujeres ocupan el 97,2 por ciento de los trabajos vinculados con el servicio doméstico, en las áreas de salud un 72,3 por ciento, y en educación con el 71,5 por ciento.

 

 

La gente piensa que se cuida por amor y puede ser así, pero es importante mencionarlo como un trabajo. Tania Gálvez

 

Mientras que los trabajos no remunerados, entendidos como cuidados del hogar, son desempeñados por mujeres en un 90 por ciento; en las familias con tres hijos o más esa cifra llega al 99,4 por ciento.

 

“La noción de cuidado, cuando lo despojamos de los estereotipos de género, hace referencia en términos muy sencillos a lo que es el mantenimiento y la reproducción de la vida”, explicó la antropóloga del Conicet especializada en relaciones sociales, Rocío Lencina.

 

Es la justificación la que hace ruido, y es que lo más común es escuchar que son las mujeres las encargadas del cuidado de los otros porque tienen “instinto maternal”.

 

Otro de los motivos con los que intenta explicarse la designación de la mujer al cuidado es la romantización de las labores del hogar como sinónimo de acto de amor.

 

“La gente piensa que se cuida por amor y puede ser así, pero es importante mencionarlo como un trabajo con el que enfrentamos desgastes. Hablamos de tareas que no requieren amor, sino técnica, estrategia, conocimiento y tiempo. Está el componente afectivo, por supuesto, pero no significa que lo que yo estoy haciendo no sea un trabajo que se estudia y se paga”, reflexionó Tania Gálvez, psicóloga mexicana especializada en Gerontología y creadora y formadora del Foro Internacional de Mujeres Cuidadoras.

 

 

Tenemos 700 estudiantes y, en las reuniones, el uno por ciento es presencia masculina. Miriam Barrionuevo

 

Según Tania, fue en medio del caos de la pandemia que la crisis epidemiológica dejó al descubierto una más primitiva: la precarización, no solo económica, sino de preparación, y la necesidad de aunar fuerzas entre aquellas que ya dedicaban su vida a otros y ahora se veía potenciada su labor.

 

Así nació el foro. En la individualidad de los hogares, y en el espacio de trabajo de muchas de ellas por años, fue que vieron que no estaban solas, que a pocas cuadras, y en casas similares a las suyas, otras vivían lo mismo. En la primera convocatoria, que se hizo desde la virtualidad y orientada a Guadalajara, se conectaron, en simultáneo, 400 mujeres y muchas más de Latinoamérica manifestaron su deseo de sumarse.

 

 

Una lucha histórica. En Argentina existe la Ley 26.844 que beneficia a 1,2 millón de empleadas domésticas.Foto:Internet. 

 

 

“Creían que solo les pasaba a ellas y nos dimos cuenta de que era algo que vivían muchas al mismo tiempo y en diferentes contextos. Así pudimos pasarlo a números y divisar que más del 90 por ciento de quienes se vuelven cuidadoras no tienen idea de lo que hacen, sino que lo aprenden sobre la marcha y por necesidad”, contó.

 

Además, les permitió formar un perfil de cuidadoras en Latinoamérica. Según la psicóloga, tienen entre 40 y 50 años, muchas de ellas están a cargo de sus padres y sus hijos al mismo tiempo, y, en los casos en que trabajan y se dedican al hogar, en el tiempo en el que están en la oficina contratan a alguien que pueda hacerlo por ellas. Para sorpresa de nadie, en la mayoría de las situaciones es otra mujer.

 

 

99,4%
de las personas, de entre 25 y 60 años, que son jefes de hogar y cónyuges dedicados exclusivamente al cuidado de familias con tres hijos o más, son mujeres.

 

A miles de kilómetros, en España, un estudio científico coincide. “La cuidadora familiar: sentimiento de obligación naturalizado de la mujer a la hora de cuidar” está publicado en SciELO, un repositorio multidisciplinario basado en los estándares internacionales de comunicación científica, y arroja datos preocupantes sobre la situación en España, que aporta una mirada mundial. El 60 por ciento de las mujeres relegadas a estas tareas no tienen estudios o solo llegaron al nivel primario. Además, el 58 por ciento no posee ingresos propios, y el 74 por ciento no trabaja.

 

“Es importante contextualizarlas en función a la pertenencia generacional, la construcción de género, la condición étnica y la sexualidad. Se construye de manera relacional. No toda experiencia se puede homogeneizar y sirve para visibilizar hasta qué punto logran romper a veces con esas opresiones estructurales y cómo se articulan en sus vivencias las estructuras de dominación, patriarcado, capitalismo y racismo”, definió la antropóloga.

 

 

 La maternidad sigue siendo una fuente de identificación de las identidades femeninas muy fuerte. Rocío Lencina

 

La mujer asociada con el cuidado viene con la historia de la humanidad desde sus inicios, en el antiguo Egipto ellas eran las diosas protectoras de la salud y las depositarias de la sabiduría de la medicina. Para los griegos, Démeter era la deidad descripta como la cuidadora de mujeres y niños. Con el paso de los años dejaron de ser veneradas como religión para ser sometidas, como era el caso de aquellas hijas que quedaban exclusivamente designadas a mantenerse solteras para ser las cuidadoras de sus padres en la vejez.

 

Actualmente, el más claro ejemplo es el de la madre y el rol crucial que ocupa en la educación de sus hijos e hijas. Miriam Barrionuevo es una docente puntana que tiene más de 30 años de profesión, pasó por instituciones privadas y públicas y hace 24 años forma parte del cuerpo educativo de la Escuela Nº 423 “Juan Manuel de Rosas”, trece de ellos como directora. La educadora detalló que, actualmente, cuentan con 700 alumnas y alumnos y solo el uno por ciento de los padres asisten a las reuniones y actividades, el resto son mujeres.

 

“Sí, se han ido incorporando hace algunos años más presencias de padres, que eso es importante porque es muy bueno su acompañamiento para los chicos, pero no es algo que suceda en gran medida, sino que se da porque la familia se desintegró, la mamá se fue o falleció y ellos se hacen cargo de sus hijos. Entonces quien debe estar presente es el papá, en otras situaciones está más como acompañante de la mamá, pero son los menos”, detalló.

 

 

Cuatro  de cada 10 mujeres ocupadas se insertan en trabajos dedicados al cuidado de otros. Ellas son mayoría en los sectores de servicio doméstico (97,2%), salud (72,3%) y educación (71,5%).

 

En el caso de los educadores, el número no es tan desproporcionado, pero sigue siendo desigual. Según Miriam, antes el docente varón era casi exclusivamente orientado a la educación física, mientras que ahora están en todas las áreas y hay mayor presencia de profesores en el nivel secundario.

 

“Hay más apertura con ciertas profesiones y habilitaciones de títulos que hacen que los hombres puedan presentarse en cargos de grados. Así es que pueden estar más presentes, de todas formas siempre predomina la mujer”, acotó Miriam.

 

Ya sea como trabajadoras, en el rol de madres o de jefas del hogar hoy es un día de lucha, como lo hicieron las 129 obreras asesinadas hace ya 115 años. Pero también es un buen momento para replantear los espacios cultural y socialmente asignados a las mujeres y continuar, o iniciar en los casos que lo ameriten, con el arduo proceso de desnaturalizarlos.

 

Redacción / NTV

 

 

 

 

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