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SUBE: sigue la preocupación por la falta de tarjetas en la ciudad

Los comerciantes de la ciudad aseguran que los proveedores no consiguen los plásticos y culpan a la empresa.

Por redacción
| 29 de junio de 2022
En los comercios. El precio de la recarga varía dependiendo el negocio, algunos le agregan $10 y otros $20. Inés Cobarrubia

La escasez de tarjetas SUBE se convirtió en un problema sin solución. Desde principios de año, el asiduo consumidor del transporte urbano se vio afectado por la falta de los plásticos para poder reponer los perdidos o extraviados. Los comerciantes aseguran que se debe a que los proveedores no traen o no consiguen reposiciones de las tarjetas azules. Pese a esto, algunos logran tener pocas en stock (entre cinco y siete) que venden a precios elevados, dependiendo de a cuánto las compran.

 

A nivel nacional, los kiosqueros dispusieron desde ayer un paro por 72 horas en las cargas de las tarjetas por más margen de ganancias, pero sus colegas puntanos advirtieron que no se adherirán.

 

Si bien el precio del plástico tiene un costo que se promociona a nivel nacional a noventa pesos, el comerciante le agrega un adicional que, según dicen, sirve para costear los gastos que les lleva el mantenimiento del servicio. Actualmente, se consiguen entre los doscientos y doscientos cincuenta pesos, aunque para hacerlo hay que recorrer varios locales y tener mucha suerte.

 

En un recorrido de El Diario de la República por diez kiosqueros del centro de la ciudad, se quejaron no solo de la falta de plásticos, sino también de los aumentos excesivos y de la poca predisposición de la empresa proveedora.

 

"Para mí siempre fue poco serio por cómo hacen las cosas. La verdad es que el que consume es el que se expone a no poder manejarse", manifestó Santiago Liendo, quien afirma que tuvo que comenzar a cobrar un plus en la recarga de las tarjetas porque hubo un momento en que la mayoría de los consumidores se acercaba al local solo por eso, entonces notó que el kiosco estaba descuidado y solamente hacía recargas y que, además, no le dejaba rentabilidad.

 

"Tengo que cobrar recarga, no se puede no cobrar. Terminás laburando, exponiéndote ¿Por qué no lo hacen ellos? La verdad es que no gano plata con la SUBE, pero si tengo que vender al precio que me ponen ellos termino perdiendo porque te cobran un cinco por ciento de Ingresos y ellos te dan el cuatro por ciento. Y tarjetas ya no se consiguen".

 

El caso de Jerammy Dávila, que tiene su negocio por la calle Chacabuco entre Junín y Pringles, es diferente. Él es uno de los pocos privilegiados que consiguió tener en su local un pequeño suministro de tarjetas, pero dijo: "Me ha costado conseguir, pero ahora tengo. Se había normalizado un poco porque hace un mes no había en toda la provincia. La verdad a mí me las venden a ciento cincuenta pesos, entonces las tengo que cobrar a doscientos cincuenta. Desde el vamos, el que me las vende las compra caras porque no se consiguen. Estimo que es por el tema del chip que tienen las tarjeras, que se hace en el extranjero. Plásticos hay, lo que pasa es que no están codificadas".

 

Para Celeste Dimarco, que abrió hace un mes su negocio por la calle Mitre entre Pedernera y Lavalle, la situación es otra. "Hace poco que tenemos el servicio, ganancia aún no observamos. Hace una semana que tenemos SUBE porque se demoró el aparato. El proveedor que conseguimos es de Merlo, fue lo que encontramos porque los de acá no nos respondían y eran muy exigentes. El que tenemos ahora nos mandó sin ponernos un pero. Dicen que próximamente traerán tarjetas porque les dan prioridad a los que atienden hace mucho".

 

 

A nivel nacional

 

Este problema no solo se observa en San Luis, sino que en las grandes urbes de Argentina la situación se tornó tensa y tajante.

 

En un comunicado que emitió la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) advierten que realizarán un paro que durará 72 horas donde no recargarán las tarjetas SUBE.

 

Esto se debe, expresaron: "Para que se termine la especulación con las tarjetas SUBE, por un valor único en todo el país de las tarjetas, y que las empresas monopólicas no destruyan el sistema".

 

Sin embargo, los negociantes de la capital puntana no adherirán al corte del servicio porque alegan que la solución no se lograría perjudicando al ciudadano que quiere y necesita movilizarse para trabajar.

 

"No me adhiero, pero debería", opinó Carlos Llano, dueño de un puesto de recarga por calle Pringles, frente a la plaza homónima. "Mi negocio no pasa por la SUBE, pasa por otro lado, no por una cuestión económica. Si no le cargo a ella (una vecina que se acercó a recargar) se tiene que ir a pie", agregó.

 

"No adherimos, acá es todo normal. Creo que el mayor problema está en Buenos Aires y Santa Fe", reflexionó Jerammy Dávila, quien también hizo hincapié en el adicional que se cobra en la ciudad por cada recarga. "El cien por ciento cobra adicional porque hay gastos detrás de cargar la SUBE. Diez pesos más es lo que cobro como un incentivo para tener algo por prestar un servicio, en algunos lugares te cobran hasta veinte pesos más. Por ahí eso es lo que reclaman, que no les queda ganancia, porque tenemos que pagar la luz, internet, el alquiler. La ganancia es diez pesos, si multiplicás capaz vez un número, pero de luz son veinticinco mil".

 

El monto que le cobran al consumidor por cargar saldo en su tarjeta depende del kiosquero. No hay un porcentaje fijo ni acordado en relación a esto. Algunos comercios deciden que diez pesos está bien y otros prefieren sacar un poco más de provecho y cobrar veinte pesos más.

 

Redacción/MGE

 

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