Comenzaron a juzgar a un hombre por intentar matar a otro de un tiro

Un conflicto vecinal ocurrido el 26 de junio de 2020 en el barrio República, y que terminó con un hombre gravemente herido con un disparo en el tórax, dejó a Carlos Alberto Torres tras las rejas. Ayer, en la Cámara del Crimen 1, el acusado comenzó a ser juzgado en un debate unipersonal presidido por el juez Fernando de Viana.

Torres está sospechado de herir en el tórax con un revólver a Néstor Britos, de 28 años. Según las primeras versiones que surgieron tras el hecho, la víctima fue baleada durante un disturbio pasadas las 23, frente a la vivienda del acusado, en la casa 3 de la parcela cero del barrio República.

Tras ser lesionado, Britos fue llevado por un vecino al Hospital del Oeste, donde recibió la primera atención. De allí fue trasladado al Hospital San Luis, donde fue intervenido quirúrgicamente y luego internado en terapia intensiva.

Casi cuatro días después del hecho, Torres se entregó a la Policía tras enterarse que la entonces jueza Penal 3, Virginia Palacios, había ordenado su detención. Al día siguiente fue indagado, pero se abstuvo de declarar y solicitó ocho días de prórroga de la detención. Finalmente, el 10 de julio fue procesado por “Homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa” y trasladado al Servicio Penitenciario Provincial, donde desde entonces permanece con prisión preventiva.

En la audiencia de ayer declararon cuatro testigos: dos mujeres policías que trabajaron en la escena, una cuñada y una vecina del imputado.

Las dos primeras relataron que esa noche realizaban un recorrido de rutina cuando fueron alertadas de que en el barrio República había una persona herida con arma de fuego. Al llegar no hallaron al lesionado y sus familiares les refirieron que lo habían trasladado al Hospital del Oeste.

También que cuando iban de camino hacia el hospital, en una plaza fueron advertidas por dos mujeres: eran la pareja y la cuñada de Torres.

Ellas les comentaron que Britos junto a un grupo de personas habían irrumpido en sus viviendas, que son colindantes, y que les habían arrojado piedras en el frente y también les habían disparado varias veces hacia la propiedad. Recordaron que en la zona del disturbio no había buena iluminación, por lo que dejaron una consigna policial y al día siguiente, cuando realizaron una inspección ocular, divisaron marcas de golpes de ladrillos en las paredes.

A su turno, Antonella Heredia, cuñada del acusado, contó que esa noche dormía con su pareja y sus dos hijos cuando comenzaron a oír pedradas y disparos que provenían desde la calle. Dijo que desde hacía días no dormían tranquilos porque habían tenido conflicto con Britos y otros hombres, quienes habían golpeado a su sobrino menor en un negocio que es propiedad de ella.

Mencionó que cuando observó hacia afuera de su casa vio a unas diez personas, y llamó a la Policía. Cuando una moto policial llegó, los agresores se dispersaron y ella pudo salir con sus hijos para resguardarlos.

Por último, resaltó que nunca más regresó a su casa porque fueron amenazados por los familiares del herido, quienes les advirtieron que les iban a incendiar la vivienda.

También que un vecino le envió fotos donde se veía parte del hogar quemado. La última testigo fue Tamara Díaz, una vecina del barrio República.

La joven dijo que ella no vio nada, pero sí que escuchó un disparo desde lejos. Salió a la vereda a mirar qué pasaba y solo oyó que comentaban “le pegaron un tiro al gordo”, y explicó que así apodaban a Britos. Al mismo tiempo señaló que sintió de boca de otros vecinos que quien lo había herido fue “Carlos, el marido de Nancy”, en referencia al acusado.

Redacción/MGE