SAN LUIS - Viernes 03 de Mayo de 2024

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Verónica de la Canal

La diseñadora de la melena colorada, una eterna romántica enfundada en moldería con telas del 1700, reflexionó sobre el estilo genderless (sin género), moda circular y cómo reformó una prenda clave en sus colecciones que dejó de reprimir a las mujeres para empoderar sus cuerpos.

Por redacción
| 05 de diciembre de 2022

Fiel a su esencia y dueña de un estilo por el que hoy es reconocida mundialmente: el romántico, victoriano y barroco, la diseñadora argentina Verónica de la Canal piensa hasta el mínimo detalle en cada uno de sus desfiles, que son conocidos por ser toda una obra de arte, junto a un equipo de especialistas, escenógrafos e invitados especiales.

 

Con una melena colorada, trenzada e infinita, y un vestido fucsia de ensueño, la diseñadora de modas se define como "transgresora, claramente romántica y muy rebelde".

 

Verónica habló con Cooltura sobre su carrera, ella como marca personal y sus diseños dotados de seguridad y autenticidad.

 

 

—Presentaste tu colección "Persuasión" en San Luis. ¿Conocías la provincia?

 

—La visité hace muchos años y me gusta la idea de volver para renovar paisajes en modo vacaciones.

 

 

—¿Hay algo que te ponga nerviosa en el momento previo a un desfile?

 

—Lo que siempre me da mucha adrenalina es poder llegar a que todas las modelos estén cambiadas. Sobre todo cuando es un desfile donde hay diferentes marcas. Y en el caso del desfile en San Luis me tocaba hacer el cierre, entonces las modelos venían de hacer otra pasada, y mis vestidos no son fáciles de poner. Siento mucha adrenalina y nervios de llegar a que estén completamente listas, con los accesorios puestos. Soy muy detallista con todo y me gusta mirar hasta el último detallito.

 

 

—¿Te cuesta delegar cuando se trata de tus colecciones?

 

—Depende. Si estoy en el medio del desfile, armamos equipo. Tengo a Pato, quien es mi asistente y coequiper, porque va para todos lados conmigo, y la verdad es que corremos un montón. Ya nos entendemos, conocemos y conectamos. Y pienso que es necesario delegar en esos momentos.

 

 

—"Persuasión" es una colección que invita a ser uno mismo, a vestirse con libertad y a no dejarse persuadir. ¿Cómo llegaste a inspirarte en este concepto?

 

—En realidad, después de la pandemia, la moda fue evolucionando y cambió la manera en que todos nos vestimos. Ahora vemos mucho el estilo genderless (sin género), que está tan en auge y me encanta esta tendencia, sobre todo para el día a día. La realidad es que creo que estamos en un momento en que nos tiene que cambiar un poco la cabeza y a lo que yo apunto es a la libertad de expresión y de disfrute de lo que queremos usar sin estar pensando en la mirada del otro, que a veces nos limita. Entonces, el animarse a romper barreras invita a que la verdadera esencia de cada uno pase por otro lado, a animarnos a vestirnos como queremos, usar los colores y la morfología que queremos. Por eso también siempre pongo en pasarela a chicas en quienes priorizo más la actitud que tal vez el cuerpo o la estatura; lo hice toda la vida a eso.

 

 

—Sobre “ser uno mismo”, ¿creés que la sociedad se está animando a ser auténtica o aún falta trabajar eso?

 

—Yo creo que es un proceso, pero me parece que cada vez nos animamos más a ser nosotros mismos. A algunos les cuesta más, a otros menos; es un proceso muy personal. Me parece que hoy por hoy el mundo cambió y la cabeza de todos, también. Estamos cada vez más cerca del disfrute desde otro lugar. Hay que romper con los estereotipos.

 

 

—Sobre la sustentabilidad y sostenibilidad, ¿de alguna forma te sumás a esta macrotendencia? ¿La aplicás a tus colecciones, telas o elementos?

 

—La verdad es que me parece muy interesante la sustentabilidad y creo que si bien está bastante implantado el tema, hay que seguir trabajando. Para mis colecciones trato de buscar materiales diferentes, reciclarlos y utilizarlos para ciertos bordados o diseños. También me interesa la moda circular, creo que las prendas se tienen que volver a usar y disfrutarlas desde otro lugar. O colecciones que tal vez estén dando vueltas y se puedan reciclar y convertirlas en otra cosa. Trabajo desde mi lugar, pero también siento que me falta mucho, que es un proceso lento porque también escasea en el mercado, ya que dependemos de otros.

 

 

—El corset es una prenda fetiche en tus colecciones. ¿Qué sentís al ver tanto en tendencia, hasta convertirse en pequeños trozos de tela, con textiles no sustentables y que se venden por doquier?

 

—Bueno, a mí me encanta porque justamente es mi prenda fetiche y desde el día uno mis colecciones arrancaron a partir de la corsetería. Creo que a diferencia de un momento en el cual, como en el renacimiento, era una pieza que a las mujeres las tenía más contenidas, ahora es un símbolo de libertad, que se pudo reversionar y es algo lúdico. La mujer se anima a mostrar su cuerpo, entonces me parece que ese símbolo de represión en algún punto, hoy por hoy, se convirtió en uno de libertad.

 

 

—Actualmente es moda rápida. Lo vemos por todos lados, con tanta producción, sin diseño argentino y materiales muy poco amables con el medio ambiente.

 

—La moldería tiene que ver con los materiales, es decir, la que ustedes ven en pasarela es original de 1700; es una moldería muy estudiada. En pandemia lancé unos cursos online de corsetería y una de las diseñadoras que estuvo en el desfile de San Luis presentó su colección con corsets y había hecho el curso conmigo. Me agradeció porque siempre les digo "anímense, porque esto es una fuente de trabajo". El corset tiene una historia apasionante y muy rica, entonces la verdad es que no es simplemente una prenda, sino una pieza de arte.

 

 

—¿Recordás el momento en el que pensaste “me gusta el diseño de moda”?

 

—En realidad, creo que lo tengo innato. Con siete años les pedía a mi mamá y a mi abuela que me hicieran, de una revista, tal vestido. Hoy, pensando en tiempos atrás, me doy cuenta que estos pedidos tienen que ver con lo que hago ahora con puntillas color té, detalles, botones... en ese momento era inconsciente. Cuando cumplí quince años, quería el vestido de Romeo y Julieta, y la historia de ese vestido. Ahora me doy cuenta. Esto es lo que siento cuando presento colecciones: armo una historia. Tal vez cuando viajo a presentar colecciones, fuera de CABA, es más complicado montar una puesta en escena, porque somos un equipo enorme y cuando viajamos somos muchos menos. Pero aunque sea a través de la música me gusta crear sensaciones, un clima y generar emociones.

 

 

—¿Qué le dirías a un diseñador o diseñadora de moda que aspira a ser como vos? ¿Cuáles son las cosas que necesita o que deberían ser indispensables que tenga o haga?

 

—Un diseñador tiene que tener identidad propia. A veces, cuando recién arrancás, no es fácil porque, por lo general, tratan de mirar lo que está en tendencia, entonces todo se termina pareciendo. Creo que lo más importante es ser fiel a uno mismo. Cuando recién arranqué con mis primeras colecciones, hice todas prendas que me pondría, no me fijaba si estaban de moda o no, eran todas cosas que usaría yo. De hecho, la primera colección la hice toda sola. La bordé, hice la moldería, absolutamente todo. Y eso fue lo que me hizo diferenciar de lo que en ese momento se estaba presentando. Arranqué con el concurso “Yo, el joven creador de moda” cuando estudiaba y luego, cuando me recibí, hice mis primeros pasos con Vidal Rivas. Recuerdo que en uno de los primeros desfiles era todo blanco y negro, otro tipo de música, corsets, polleras de tull y pensé “bueno, me aceptás o es debut y despedida”. Es eso, creer en lo que uno quiere hacer y en lo que querés mostrarle al otro. La moda para mí es arte y cultura; la moda habla, a través de ella uno se expresa y contamos quiénes somos. En un mismo lugar hay un montón de personas pero están todas vestidas diferente. Eso habla de cada uno y de nosotros. Entonces, a eso un diseñador lo tiene que ver.

 

 

—Una vez contaste que una productora de moda te dijo que tendrías que dedicarte a hacer jeans y remeras de algodón blanco. ¿Qué se siente recordar estos momentos hoy, que Verónica de la Canal es reconocida a nivel internacional?

 

—En realidad, me siento muy feliz de haber seguido mi instinto y no haberme dejado caer por algunos comentarios. Lo que siempre recalco es que es muy importante el poder de la palabra y lo que uno le diga al otro, porque si yo no hubiese estado segura de mí y no hubiera tenido la familia que tenía, que me contenía, tal vez, hoy por hoy, me hubiese dedicado a hacer otra cosa. Creo que, a veces, hay que tener en cuenta qué le decimos al otro. De hecho, me volví a encontrar con esa persona hace poco y me dijo: “Todos piensan que es fácil ser Verónica de la Canal”, y creo que ella ni siquiera se acuerda de ese momento ni tuvo la dimensión de que me pudo haber frustrado la carrera.

 

 

 

—Vestiste a muchas celebrities a lo largo de tu carrera, pero ¿cuál sentís que te quedó pendiente o te gustaría?

 

—Me gustarían muchas, no sé. Algunas internacionales, como Nicole Kidman. Actrices que tengan una actitud ¡wow!

 

 

—Sobre tus sueños como persona, como Vero y no Verónica de la Canal, ¿hay alguno que aún tenés pendiente?

 

—¡Qué pregunta! Creo que uno siempre tiene que tener sueños y metas, porque es lo que nos mantiene vivos. Seguramente tengo un montón, no te puedo decir uno en particular ahora, pero creo que el sueño más grande que puede tener una persona es ser feliz y eso es un trabajo que se hace día a día.

 

 

—Y, para conocerte un poquito más de cerca, ¿existe una rutina que repitas cada día al despertar?

 

—Sí. Apenas me levanto no me importa nada, necesito tomar un té. Es muy simple. La rutina es parte también del ser humano, ¿no? Para mí el desayuno es esa taza de té y tiene que ser una muy linda taza, no cualquiera. Si no, no puedo arrancar. Es como algo que necesito a la mañana y a la noche, antes de acostarme. Es fundamental. Después arranco con todo lo que tenga que hacer en el día, esté donde esté: en mi casa, en el estudio, en el atelier, en la organización de los desfiles o con las clientas.

 

 

—¿Tenés un día de descanso en la semana?

 

—No descanso, la verdad es que no descanso. Y ahora, con mucho trabajo, no paro ni los fines de semana. A ver, soy una amante de lo que hago. La verdad es que no puedo decir “estoy trabajando”, sino “estoy disfrutando”, o sea, tengo ese beneficio de poder disfrutar y vivir de lo que amo hacer.

 

 

—Y con tu familia ¿tenés momentos en los que salís a pasear o en los que no pensás en el trabajo?

 

—Sí, trato de desconectarme, pero es que para mí, todo es fuente de inspiración, entonces todo el tiempo observo con las antenitas alertas y es parte de mi vida. También disfruto mucho de mi hijo, quien está en una etapa superlinda. Es adolescente, lo veo crecer y pienso "¿en qué momento?" Era muy bebé cuando lo llevaba a todos los desfiles y ahora es: "ma, me voy con mis amigos”. Igualmente lo disfruto, porque es parte de la evolución.

 

 

—Para el mundo, para tu audiencia, ¿qué crees que es Verónica de la Canal?

 

—Yo apunto a una moda transgresora y que tenga identidad, pero sobre todo que quien la porte lo disfrute. Es un poco lúdica también, es romántica, es muy femenina cuando tiene que serlo y también tengo esta línea genderless, que me encanta. Es para un público que tenga mucha actitud.

 

 

—Ya sabemos que tu marca tiene una identidad única, pero, respecto a tendencias, ¿las implementás en tus colecciones?

 

—Creo que las tendencias empiezan a vibrar, son como las energías, entonces es inevitable que eso no me llegue. A veces me pasa que se me ocurre hacer una colección, presentar algo y después veo un parecido en colecciones de afuera y digo “pero yo ya lo hice”; o sea, creo que hay algo que está dando vueltas. El tema es no copiar y vos, como diseñador, decidir qué hacer con esa tendencia. Además, creo que una tendencia no es para todo el mundo, no es para todas las colecciones y no es para todos los géneros.

 

 

—¿Se viene algo nuevo? ¿Tenés proyectos para este año o 2023?

 

—Estoy trabajando mucho para un proyecto, para la venta de mis diseños afuera. También es muy probable que en breve se venga toda una línea de lencería de venta online. Siempre van surgiendo cosas. Ahora, por ejemplo, saqué una línea de zapatos divina, que es como estar en las nubes de lo cómodos que son. Todo el tiempo estamos generando cosas.

 

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