Villa Mercedes: investigan si un joven abusó de su primita

Este miércoles, después de estar 24 horas en una comisaría de Villa Mercedes, R.G. recuperó la libertad. Pero el problema que le valió un día en una dependencia policial está lejos de haber terminado. Más temprano, A. G. (el tío del joven) ratificó en la Justicia lo que ya había denunciado ante la Policía que, según lo que le confirmó su hija de apenas seis años, el muchacho intentó propasarse con ella en la Costanera Río Quinto. De hecho, tal escena fue advertida por unos chicos que luego les comentaron lo que vieron a los vecinos del barrio San Antonio, donde vive la nena. El martes, apenas vieron a R.G. deambular por ese vecindario, un grupo trató de lincharlo a trompadas y patadas.

Ayer (miércoles) a la mañana, luego de que el padre de la niña instara la acción penal, el juez de instrucción Penal 1, Alfredo Cuello, ordenó que la criatura fuera revisada por la médica del Poder Judicial, para constatar a través de un examen ginecológico si tiene algún signo físico de abuso sexual.

Mientras tanto, pasadas las 15, es decir cumplidas las 24 horas con las que cuenta la Policía para retener a una persona por averiguación de antecedentes y medios de vida, el joven de 22 años fue liberado. Los efectivos esperaban que denunciara, por su lado, el ataque a manos de los vecinos del San Antonio, en el que le fracturaron el tabique.

A.G. denunció que el martes, como a las 16, cuando estaba en su trabajo, su cuñado lo llamó para avisarle que sus vecinos habían golpeado a su sobrino, en Montevideo y Ayacucho.

Todo se desencadenó por los comentarios de un par de chicos. Según dijeron, el viernes a la tarde cuando circulaban en su carrito a tracción de sangre cerca del río, habían visto al joven tratando de abusar de una chiquita. Esa nena era su prima, refirió una fuente allegada a la causa.

Cuando los chicos le preguntaron a gritos qué era lo que hacía, él escapó con la criatura. Pero el martes, a las 15, los del carrito se volvieron a cruzar con el muchacho que habían visto intentando aprovecharse de la niña. Y, con otros 8 o 10 vecinos que se sumaron, quisieron lincharlo.

Más tarde, cuando A.G. habló con su hija, ella le confirmó lo que todos decían. Le dijo que su primo había alcanzado a bajarse los pantalones y le pidió que ella no contara nada, que sería su secreto porque no quería tener problemas.