Jorge quedó ciego, vive solo y diariamente supera etapas
Nació prematuro y corría riesgo de perder la retina. A los 11 años, a causa de un pelotazo, dejó de ver.
Jorge Lucero (30) es puntano y desde los 11 es ciego. Pero esto no ha sido un obstáculo para continuar con su vida habitual y lograr sus objetivos. Terminó la secundaria en la escuela "Juan Crisóstomo Lafinur" y hoy cursa segundo año del profesorado de Ciencias Políticas en el Instituto de Formación Docente (IFDC).
Conoce cada rincón de su casa. Apenas abrió la puerta acomodó las sillas que estaban arriba de la mesa, porque antes de la entrevista con El Diario, había barrido el comedor. Luego se sentó y se dispuso a relatar su historia. Recordó que nació prematuro a los seis meses, lo que provocó que sus retinas no terminaran de madurar. Desde ese momento había una alta probabilidad de sufrir un desprendimiento de retina.
"Mi cuadro era complejo, pero hasta ese entonces todavía veía bien", dijo con una leve sonrisa y recordó que fue a causa de un pelotazo en la escuela que comenzó a perder la visión. "Hice un tratamiento en Buenos Aires adonde viajaba cada 30 días para evaluar qué podían hacer. Tuve dos cirugías en el ojo derecho para salvarlo, pero a los tres meses finalmente perdí la retina", contó con un poco de nostalgia, mientras prestaba atención a cada sonido que escuchaba.
Destacó que al no saber qué iba a suceder, sus papás Omar Lucero y Gladys Fenoy, le empezaron a contar sobre gente no vidente y lo llevaron a estudiar Braille ya que había riesgo de que quedara ciego. Además expresó que al ser un niño, no quería perderse de disfrutar lo que le gustaba: el fútbol. "Quise sacarle jugo porque después no iba a poder hacerlo", dijo.
"A medida que cada vez veía menos, mi viejo me trajo un bastón y me explicó que tendría que utilizarlo. Yo lo probé y copié lo que otros hacían, hasta que en un momento aprendí a ser ciego. Estoy agradecido porque me prepararon para que el golpe no fuera tan duro. Una cosa es nacer sin poder ver y otra muy distinta es dejar de hacerlo de un día para otro", precisó Jorge, que con un nudo en la garganta agregó que sus padres fallecieron hace diez años. "Toda persona que reciba estimulación temprana y le den posibilidades puede salir adelante. Este fue mi caso".
La vida del joven sin dudas que a partir de los once años no fue la misma, pero sin embargo significó el punto de partida para un nuevo empezar. A los 13 años retomó los estudios en la escuela especial "Jean Piaget". "Como buen movedizo quise aprender a ir solo en colectivo, no salió del todo bien porque me pasé de largo y tuve que volver en el mismo cole. Al principio me dio temor, más que todo porque era tímido para hablar. De igual manera la gente es muy solidaria y me ayudó a pararlo", manifestó con una sonrisa y agregó que luego se lo contó a un profesor y este lo ayudo a practicar.
Destacó que gracias a una integración en 2009 terminó el secundario en la escuela "Juan Crisóstomo Lafinur". Con ganas de avanzar en la vida, Jorge contó que a los 21 años decidió irse a vivir solo. "Siempre quise manejarme dentro de la discapacidad lo más independiente que pudiera. Al principio mis padres lo dudaban, mi madre trabajaba todo el día como docente y ella me dejaba tareas, porque sabía que tenía que aprender a hacer solo las cosas. En cambio mi padre me cuidaba un poco más", dijo. Con una sonrisa manifestó que aprendió a cocinar, pero que su primer huevo frito terminó en el piso. Además explicó que prepara todo tipo de comida y que, por ejemplo, sabe cuándo está a punto un bife por el aroma. Precisó que cuando se es ciego los sentidos se agudizan mucho más y el olfato es uno de ellos.
Jorge aseguró que San Luis en lo que respecta a discapacidad ha mejorado. "Cuando era chico en el centro pusieron las rampas en las esquinas de las bocacalles para los discapacitados. Hoy están los semáforos sonoros que dan hasta diez segundos para cruzar las avenidas. De igual manera los autos no respetan las líneas peatonales y eso nos hace más dificultoso el día a día", precisó.
Uno de los tantos objetivos que Jorge quiso cumplir era estudiar una carrera universitaria y detalló que primero hizo abogacía, pero que no pudo seguir porque no contaban con un sistema digital. Apasionado por la política, emprendió Ciencias Políticas en el IFDC en el 2016 y actualmente cursa segundo año.
Destacó que el instituto cuenta con una biblioteca digital lo que le permite perfeccionarse. En ese momento se paró, caminó por el pasillo hasta su habitación y fue en busca de su computadora. Unos segundos después, buscó el enchufe y se la llevó hasta al lado de la oreja de esta manera se da cuenta cuando esta prendida.
Sonriente relató que uno de sus sueños era conocer "La Bombonera" y que antes de quedar ciego lo hizo. "Todos los días debo superar etapas, pero sé que muchas de las que me propuse las cumplí. Mis padres supieron darme las herramientas antes de tiempo y eso me facilitó un poco más la vida", dijo Jorge, quien tomó su bastón, bajó por las escaleras de un tercer piso y se dispuso a caminar por las calles puntanas.


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