Javier Bautista: un artista completo

Un cálido espacio junta todas las pasiones de Javier Bautista. Libros, música, espejos y demás accesorios de danza se acomodan en la sala de Andanzas, su compañía de baile. En una mesa reposaba un mate listo para ser compartido y un perro Labrador en absoluta tranquilidad esperaba el relato de su dueño.

Bautista se crió en Los Chañares, donde su madre ejerció como maestra rural. Fue allí donde comenzó a vincularse con la escritura y la danza. “Me aburría allá entonces aprendí a leer y escribir muy rápido. Tenía amigos, pero la escuela quedaba en medio del campo y el vecino más próximo estaba a un kilómetro”, recordó.

Por su parte, la danza llegó a Javier por los actos escolares. Desde su niñez la incorporó a su vida como un juego, precepto que sigue latente hasta la actualidad. El niño comenzó a estudiar el profesorado en la Academia Estampas Argentinas, con Jorge Garraza.

Con una buena base en folclore, Bautista comenzó a sentir cierto desinterés por la disciplina, lo que tiempo después entendió por su poca afinidad por la competencia artística. Fue en ese momento que las ideas de Javier sobre el baile comenzaron a mutar.

“Dejé de bailar un tiempo, todo lo que hago ahora en su momento era un hobbie. Bailaba porque era divertido, escribía porque tenía tiempo, pero nunca lo hice profesionalmente hasta que en un momento todo se transformó” agregó.

Durante los años que pasó desvinculado del baile, Javier estudió bioquímica y microprocesadores en simultáneo, pero ambas carreras no tardaron en ser abandonadas. Buscando una carrera a fin con el periodismo inició locución y, luego, profesorado de historia, dos estudios que finalizó y ejerce constantemente. También tuvo un paso por la carrera de Antropología en la Universidad de Buenos Aires, pero la distancia no fue una aliada para los planes profesionales del bailarín.

Durante un largo tiempo Bautista ejerció como periodista. Durante un año redactó en El Diario de la República, luego en Radio Universidad, Radio Dimensión y Carolina Cable Color. Pero el baile lo seguía esperando.

“Lo que para mí era un hobbie comenzó a ser rentable. Mis amigos se presentaron en el ballet de la provincia, me insistieron y fui con ellos. Estuve ocho años ahí” recordó.

Con el antecedente de su primera formación y luego de su paso por el ballet de la provincia, Bautista terminó por armar su idea respecto a la danza. “Necesitaba expresarme de otra forma. El cuerpo tiene un discurso, empecé a vincularme con maestros de otros pagos con el único fin de resignificar la danza”, sintetizó.

Inquieto y siempre con nuevos proyectos, Javier Bautista logró armonizar sus estudios formales en un mismo eje. Actualmente está trabajando en rearmar su tesis de historia sobre la cueca cuyana, la disciplina del folclore en la que se especializó. Esta nueva versión de su tesis está enfocada desde una perspectiva más antropológica.

Con dos libros editados y uno en puerta, además de  sus talleres de folclore e introducción a la percusión y los constantes proyectos de danza, Bautista viaja por el país para dar charlas sobre la cueca y también recorre distintas escuelas rurales. Con eso vuelve a su niñez, para acercar libros, danza y alegría a los niños que tienen una infancia como la suya.

“Cada movimiento del cuerpo está signado por lo que nos sucede. Una de las cuestiones que busco cuando hago un trabajo artístico es contextualizar el mensaje. Subirse al escenario no es algo inocente”, cerró.