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Juzgan a un hombre por violar durante años a dos sobrinas

Las víctimas ahora tienen 18 y 23 años. Los abusos habrían empezado cuando ellas tenían 3 años.

Por redacción
| 19 de mayo de 2018
Cámara Penal 1. El tribunal que juzga al acusado de 29 años, quien se abstuvo de declarar. Foto: Prensa Poder Judicial.

A J. y I. les llevó toda su niñez y adolescencia contarles a sus padres  lo que su tío, el hermano de su madre, les hacía cuando quedaban a solas en su casa o en lo de sus abuelos. I., la más chica de las dos, trató de enterrar esos recuerdos en lo más profundo de su memoria. J., en cambio, al único que le confesó cada una de las “asquerosidades”, como les decía, que su tío le hizo fue a su diario íntimo, que después se encargó de quemar. J. recién se animó a revelarle a una persona por lo que había pasado cuando se convirtió en adulta. Esta semana ella y su hermana, de alguna forma, tuvieron que sacar a flote ese oscuro pasado cuando la Cámara Penal 1 de Villa Mercedes comenzó a juzgar a H.M. por haberlas violado.

 

En realidad el juicio contra el hombre de 29 años había empezado el 26 de abril, pero después, a raíz de un pedido del fiscal subrogante, los feriados nacionales y provinciales y un problema de salud que tuvo el fiscal Néstor Lucero, estuvo suspendido. Ayer fue reanudado.

 

Cuando la jueza Virna Milena Eguinoa le preguntó al acusado si quería declarar, asesorado por su defensor Miguel Agundez, respondió que no. Antes de eso, el secretario de la Cámara, Guillermo Luoni, leyó la acusación que la fiscal Rosario Verdugo dedujo en su contra, a raíz de las pruebas que el juez instructor Leandro Estrada había producido.

 

H.M. fue denunciado por su hermana, su cuñado y J. en agosto de 2016 y fue detenido dos meses más tarde. Pero los abusos a los que habría sometido a las víctimas, que ahora tienen 18 y 23 años, comenzaron cuando tenían 3 años.

 

J. denunció, en su momento, que los primeros ultrajes fueron en un campo cercano a lo de sus abuelos, en La Toma. “Me sacaba a andar a caballo y se detenía en una loma, donde había una casita abandonada”, relató. Empezó a manosearla y, luego, la hizo desnudarse y la violó. “Yo lloraba porque me dolía”, dijo.

 

También se aprovechaba de ella cuando se quedaban solos en lo de sus abuelos paternos, en un departamento que tenían en la parte trasera del domicilio. Los ultrajes continuaron cuando J. y su familia se cambiaron de casa. Y se intensificaron cuando la chica cumplió 15 años, pues, según contó la hermana del acusado, ella y su marido le permitieron a H.M. vivir con ellos un tiempo porque no tenía casa. “Le dieron comida, abrigo de hogar y lo trataron como un hijo más. Tanto así que en una habitación dormía el matrimonio y en la otra el violador con las tres hijas de la pareja”, recordaba la fiscal en su requisitoria.

 

Cuando su cuñado trabajaba y su hermana dormía, H.M. aprovechaba para tocar a J., denunció la joven. Lo hacía en el comedor, cuando miraban televisión. “Él sabía poner películas pornográficas y hacía que yo las viera”, narró. Cuando la dueña de casa salía, el acusado llevaba a la chica a la habitación matrimonial y la violaba. “Un día me lastimó mucho. Insistió con que fuera al baño y que después fuera a jugar con una vecinita, que vivía en la esquina”, contó

 

Al igual que su hermana, I. declaró en Cámara Gesell que su tío comenzó a abusarla cuando tenía 3 o 4 años. No recordaba cuándo había sido la primera vez, pero sí que siempre ocurría cuando sus papás no estaban en la casa. Ahí su tío aprovechaba y la llevaba a la pieza de sus padres para hacerle eso que luego le remarcaba que jamás debía contar.

 

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