15°SAN LUIS - Sabado 18 de Mayo de 2024

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"Mi hija sufrió abusos, sí, pero de parte de su madre, no mía"

Fue una de las tantas frases que lanzó, el jueves en el juicio, el abogado acusado de atacar a su hija adolescente. También declaró la víctima, que volvió a acusar a su padre.

Por redacción
| 06 de abril de 2018
Tribunal. De derecha a izquierda: Flores, Aizpeolea y Sabaini Zapata. Foto: Martín Gómez.

La del jueves fue una audiencia fuerte, emotiva y sumamente importante para el desarrollo del juicio. La víctima, una adolescente que sufrió abusos de parte de su padre siendo menor, se sentó frente al tribunal de la Cámara Penal 1 para que escucharan de su propia boca y no del video de la Cámara Gesell, que se emitió el día anterior, el padecer que vivió entre 2012 y 2013, época en la que ocurrieron los hechos. Antes que ella, el acusado dio una extensa declaración en la que definió a la causa como una “fantochada” y aseguró que su hija fue víctima de abusos, pero de parte de su madre, que la sometió a maltratos desde que era pequeña y la influenció para que lo denunciara falsamente.

 

La tercera audiencia del debate oral comenzó a las 9:33 con la declaración del acusado, un reconocido abogado de San Luis juzgado por “Abuso sexual gravemente ultrajante, calificado por el vínculo”.

 

A los jueces les dijo que, en contra de la recomendación de sus abogados, decidió declarar porque no podía seguir sentado escuchando todo lo que se decía en su contra. “Tenía que hablar para decir esto. Mi cuerpo me lo pide”, explicó, y pidió perdón porque su exposición iba a ser larga.

 

Realmente lo fue, porque terminó su discurso pasadas las 11. En todo ese tiempo, el imputado titubeó, habló de forma apresurada y hasta por momentos desordenada; se emocionó y lloró, pero sobre todo, repartió acusaciones en todas las direcciones, aunque focalizadas en su ex pareja y madre de la víctima.

 

Trató a la mujer de desquiciada y la calificó de mentirosa, manipuladora, psicópata y delincuente por, según dijo, haberle robado dos millones de pesos de la venta de maquinaria que era de su padre, que tenía una empresa constructora.

 

Dijo que el origen mismo de la causa fue un arreglo entre su ex y la jueza que lo procesó, Virginia Palacios, porque eran amigas; que, ya denunciado, fue llevado contra su voluntad a una clínica de rehabilitación en Mendoza, con un certificado psiquiátrico falso, para que no pudiera estar en la Cámara Gesell que iban a practicarle a su hija; que la forense del Poder Judicial, Marcela Gómez, debiera ir presa por redactar un informe médico con falsedades para incriminarlo; que le gustaría ser la primera persona en un debate oral en San Luis en someterse a un detector de mentiras con tal de probar que dice la verdad cuando sostiene su inocencia. “Acá queda claro que hay alguien que miente”, lanzó.

 

Dijo que las ansias de dinero de su ex quedaron en evidencia cuando, ya estando en la cárcel procesado con prisión preventiva, la mujer envió a su abogado, Hugo Scarso, a hacer “un arreglo” para echar todo atrás. 

 

También acusó al letrado, que luego asumió como interventor del Servicio Penitenciario, de burlarse por su estadía en prisión, donde aseguró que vive en condiciones deplorables y “no como un preso VIP como dicen”.

 

Cuando interrumpió su alocución para responder preguntas del tribunal y los abogados, uno de los camaristas le pidió que se acotara a los hechos investigados. Él retrucó diciendo que, de no ahondar en el contexto familiar y en el comportamiento de su ex, le sería imposible explicar por qué fue denunciado por algo que no hizo.

 

A solas
Demás está decir que negó la ocurrencia de los hechos bajo el argumento de que, en la época en que su hija dice que ocurrieron, él estaba en Buenos Aires acompañando a la madre de la víctima y a su hijo por nacer, que finalmente murió a los tres meses de vida, el 13 de julio de 2012.

 

Julio Menéndez, un amigo del acusado que también declaró ayer, sumó a esa versión contando de sus visitas a la pareja mientras estaba en una clínica porteña y describiendo, por ejemplo, el departamento en el que se alojaban.

 

El imputado dijo que en el período en el que su bebé estuvo internado, a lo sumo habrá visitado San Luis en dos ocasiones, de las cuales jamás estuvo con su hija a solas porque su otro hijo, menor, siempre dormía con él.

 

Concluido su testimonio, el tribunal, presidido por Silvia Aizpeolea e integrado por José Luis Flores y Jorge Sabaini Zapata, le pidió al público y a la prensa desalojar la sala para escuchar el testimonio de la víctima, que duró unos quince minutos.

 

Según trascendió de una fuente, la joven ratificó todos sus dichos en Cámara Gesell y dijo, en llanto, que lo que más le duele es que la traten de mentirosa.

 

Contó que los abusos ocurrieron en más de una ocasión, que no hubo penetración pero sí manoseos y que en una ocasión su padre, que la escuchaba a sus espaldas, incluso la lastimó en sus partes íntimas.

 

Según opinó el informante, más que revelador, el testimonio de la víctima fue innecesario aunque sumamente contundente. Tanto que la defensa del acusado, que había insistido en esa declaración, sólo hizo dos preguntas.

 

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