Ni pelotas ni patines: actividades originales para los chicos

Al pensar en qué pueden hacer los chicos después de clase, la primera opción siempre es un pelotazo o una disciplina artística más tradicional. Pero ¿si no se “enganchan”con fútbol, vóley, danza clásica o patín? ¿Se tienen que quedar en casa toda la tarde en compañía de las pantallas? Claro que no. Hay que buscar otras alternativas que los diviertan, los ocupen durante un tiempo en una actividad física o creativa y les permitan sacar ese costado expresivo que quizás no aparecería nunca en largas jornadas frente al celular o la tablet.

En San Luis existen propuestas para niños que disfrutan más de la música, el baile o el arte, que de los deportes en equipo. Son clases o talleres que se dan hasta tres veces por semana y duran entre una y dos horas. Los montos varían según la actividad y reciben desde chicos que están en las salitas más grandes del jardín hasta aquellos que recién empiezan el secundario. ¡A tomar nota!

Acrobacia en telas

Según la docente Agustina Baroni, es una disciplina que mezcla lo artístico y lo físico, ya que los niños realizan coreografías y movimientos mientras están suspendidos en una tela. Si bien existen instancias de competición, en Infinito Espacio, la institución puntana en la que dictan clases para un grupo de nenes y nenas de entre 4 y 12 años, sólo la desarrollan en forma recreativa y arman exhibiciones para mostrarles a las familias qué aprendieron durante el año.

Aunque la profesora aclaró que no hay límites de edad, recomendó arrancar a partir de los 4 o 5 años, porque los chicos ya tienen un manejo más autónomo y consciente de su cuerpo y pueden seguir algunas consignas de trabajo.

“La acrobacia en tela permite enfrentar miedos, ya que se trabaja en altura. También hay que enfrentar las limitaciones individuales e implica el desarrollo de aspectos de la personalidad, como por ejemplo, la confianza, la autoestima, la seguridad”, dijo Baroni, quien comentó que formaron un gran grupo de trabajo junto con los chicos que practican otras actividades dentro de la institución y que, además de ejercitarse, hacen nuevas amistades, se ríen y comparten lo que les pasa.

¿Cómo es la clase? Tienen una entrada en calor con ejercicios que les ayudan a tomar fuerza para luego subir a la tela y después trabajan en altura con alguna consigna o de forma libre, para que los chicos practiquen los movimientos que ya conocen. Al final, estiran para evitar lesiones. Los más pequeños practican una hora, mientras que los demás lo hacen durante dos horas; en ambos casos la cita es tres veces por semana y por la tarde.

Para arrancar, además de muchas ganas, sólo se necesita ropa cómoda: calza o pantalón a la rodilla y remera con mangas, porque el roce de la tela puede lastimar un poco la piel, aunque con la práctica, es más fácil definir cuál es el atuendo más apropiado.

Zumba kids

Zumba, la disciplina aeróbica que combina coreografías de diferentes ritmos latinos, hoy es furor en los gimnasios. En realidad, es una franquicia creada por el colombiano Alberto “Beto” Pérez a mediados de los 90 y busca que quienes la practican se mantengan en forma mediante la danza. Tan famosa se hizo esta actividad en todo el mundo, que hasta tiene variantes para todas las edades y en San Luis ya se dicta la versión para niños.

Mayra Aguirre, instructora de Zumba de los gimnasios OneFitness y Free Live Gym de la capital, comentó que las clases para chicos son diferentes a las de adultos porque al baile se le suman consignas para trabajar con materiales, como pelotas y aros. Además, los niños “visitan” los países de los cuales provienen las canciones y realizan juegos típicos de esa cultura o se organizan clases temáticas, en las que la música y las coreografías están vinculadas con un tema en particular. Por ejemplo, eligen como eje los animales y se mueven al ritmo de “El baile del gorila” para realizar todos los movimientos del mono que describe la canción. Zumba kids se practica durante una hora dos o tres veces por semana y los chicos se dividen en dos grupos: uno junior, en el que están los que tienen entre 4 y 6 años, y otro en el que se encuentran los nenes de 7 a 12 años. Si bien hace poco más de un mes que Aguirre arrancó con la variante infantil, ya tiene alrededor de 30 alumnos de ambos sexos, porque el baile no es sólo cosa de chicas.

“Las clases son dinámicas y tienen diferentes actividades, entonces los chicos esperan al siguiente encuentro para ver con qué los voy a sorprender”, explicó la profesora, quien aseguró que además de divertirse y moverse, logran mejorar la capacidad de concentración, la coordinación y la confianza en sí mismos. ¿Qué se necesita para arrancar? Ropa adecuada para hacer actividad física y un certificado médico que indique el niño está apto para empezar Zumba.

Talleres de arte creativo

“La creatividad es muy importan te porque el chico va explorando, jugando y a la vez va pensandopara poder crear. Además, es maravilloso que pueda asombrarse de su propia obra, de lo que él pudo lograr sin que otro se lo diga”, aseguró Aida Naiez, responsable de Mi lugar, una institución de Juana Koslay que dicta talleres de música, pintura, danza y literatura, entre otras disciplinas artísticas.

Los cursos duran una hora y media, son para chicos de 5 a 14 años y en ellos, los nenes están agrupados por edades. Naiez comentó que en 2017 recibieron a más de 200 y que este año ya tienen a unos 70 chicos anotados en las diferentes actividades.

Quienes estén interesados pueden anotarse en una determinada disciplina o probar varias. Según la opción que elijan será la cantidad de veces a la semana que asistan y el abono que paguen, ya que los talleres están organiza dos por día: los lunes dan pintura, dibujo, porcelana fría y reciclado; los martes, cocina; los miércoles, comedia musical, que incluye desde danza y teatro hasta cómo maquillarse para actuar; y los viernes, música, canto y guitarra.

Todos son por la tarde, salvo los sábados, que van por la mañana a trabajar en la exploración literaria, es decir, investigan la historia de sus antepasados y la narran en formato de cuento.

El único requisito para empezar: dejar por un rato el celular. Y es que para poder crear, no hay que estar pendiente de los mensajes. Quizás al principio les cueste un poco, pero cuando comiencen a trabajar y a realizar sus propias obras, solitos van a guardar el teléfono en la mochila.

Por: Carina Catalfamo