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Científicos de la UNSL buscan remover el arsénico del agua

El elemento se encuentra de manera natural en el suelo, pero en altas concentraciones puede ser tóxico. 

Por María Florencia Sosa
| 29 de octubre de 2018
El equipo está conformado por casi quince profesionales y alumnos de la UNSL.

El equipo del proyecto de investigación “Aguas de consumo en comunidades rurales del sudeste de San Luis: El arsénico como contaminante” está dirigido por la doctora en Química María Martha Barroso, quien, acompañada de trece profesionales de múltiples disciplinas y alumnos de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), visita desde el 2016 escuelas rurales del sudeste de la provincia emplazadas en zonas en las que el suelo tiene altas concentraciones de arsénico. Ahí, además de dictar talleres de concientización, toman muestras de agua para poder realizar análisis fisicoquímicos que les permitan desarrollar un filtro capaz de disminuir las concentraciones del elemento químico a los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“En la zona del sudeste de la provincia existen altas concentraciones de arsénico, que no es contaminación, sino una presencia  natural en el suelo. La lluvia hace que percole el agua con el arsénico y contamine las napas”, dijo Barroso y agregó que la ingesta de agua con una alta concentración de este elemento químico puede causar severas enfermedades, como el Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (Hacre).

“Muchas personas de la zona rural se abastecen de aguas subterráneas que presentan concentraciones naturales de arsénico por encima de lo que recomienda la OMS, que debería ser inferior a 0,01 miligramo por litro”, resaltó la doctora.
El grupo viajó a las escuelas de Lavaisse, Río Quinto, Buena Esperanza, Bagual, Batavia, Unión, Fortín El Patria, Fortuna y Nueva Galia para realizar muestras de agua y determinar la cantidad de arsénico existente en cada lugar.                              

“En el laboratorio caracterizamos las muestras, y dependiendo el rango en el que se encuentre, será el tipo de adsorbente (sólido con la capacidad de retener sobre su superficie sólidos o líquidos) que vamos a utilizar luego en aguas sintéticas”, detalló Daniela Curvale, doctora en Química y codirectora del proyecto.

La segunda etapa implicará volver a los establecimientos educativos para enseñar a hacer un “filtro casero” que permita remover elevadas concentraciones del metal en el agua. Utilizarán botellas de plástico, lana de acero y limón. Bajo el efecto del sol, durante seis horas, se produce una fotooxigenación y luego se cuela. El arsénico queda absorbido sobre el óxido de hierro.

El equipo aseguró que el objetivo es realizar un filtro. Señalaron que ese avance ahora se encuentran en la etapa de prueba de diferentes adsorbentes económicos, como lana de acero, carbones activado y arcillas que extrajeron de Potrero de los Funes, Las Chacras y Los Puquios.                                                                                                  

Barroso viajará a España para avanzar con la investigación. "Otro objetivo es poder realizar allá una caracterización integral de las aguas haciendo una especialización de arsénico. Con los resultados que obtenga, pretendo volver a San Luis y probar diferentes materiales", detalló.                                                                                                      

El filtro planean instalarlo a fines del 2019 en Unión, bajo el programa "Universidades Agregando Valor", para brindar una solución directa a los ciudadanos de esa región.  

 

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