Cada vez que Libertad Speranza cuenta que baila "Bollywood Dance", se prepara para la cara de extrañeza que ponen sus interlocutores. El gesto cambia cuando la ven en acción, y es que en ese lapso que dura la danza, logra transmitir un breve fragmento del misticismo propio y alegre que tiene la India en los cuadros musicales de sus películas.
La joven, que trabaja como programadora de una empresa multinacional, es la única profesora de la disciplina en San Luis. Descubrió el estilo cuando en el estudio donde bailaba árabe, trajeron a una maestra oriunda del país asiático. Quedó maravillada y la siguió a cada provincia donde dictaba talleres. Ahora ella quiere contagiar a los puntanos los movimientos que ya son furor en Buenos Aires.
“'Bollywood' combina el nombre de Bombay (Capital del país), con Holywood. De esa mezcla sale lo que es 'Bollywood', la denominación de la industria cinematográfica de la India. Lo que la caracteriza es que todas sus películas son musicales, todas cuentan una historia, que intercalan con grandes coreografías en el medio. Por eso el dance”, contó Libertad.
La mujer de 33 años, incursionó por primera vez en ese estilo cuando en el 2010, Arab Dance, el estudio donde se formó en árabe, invitó a dar un seminario a Manisha Chauhans, actualmente la única docente india que enseña la danza en el país. Las demás profesionales que la imparten son argentinas. Libertad tenía 24 años, se enamoró de los movimientos y decidió adoptarlos. Eso la llevó a seguir a Manisha por cuanta provincia visitara para dar talleres.
“Ella tiene un estilo puro y autóctono que apasiona a cualquiera. Con Manisha hice un instructorado de dos años y también un año de perfeccionamiento en Buenos Aires (2016) en su escuela de Bollywood, donde recibí el titulo de profesora”, detalló.
Con más de siete años de experiencia, ahora es Libertad la que da clases, no todas las que quiere porque tiene un trabajo que le ocupa gran parte del día, pero sí las necesarias para mantener el movimiento que la carga de energía. Lo hace en el Arab Dance, con la modalidad de seminarios.
Al contrario de otras docentes, de cualquier baile, ella prefiere que sus alumnas sean adultas. "Me gusta mucho trabajar con gente que se encontró con esto de grande, porque a mí me pasó. De hecho yo empecé a bailar cuando tenía 24 años. Nunca hice nada de chica, y por lo general las bailarinas empiezan de adolescentes. Me encanta estar en medio de personas que le presta atención y que quieren aprender. Porque yo me lo tomo muy en serio”, sostuvo.
Esa seriedad también la transmite a los cuadros de baile, tratando de que ninguno se parezca a otro. “Todas las coreografías expresan la letra. A través de los gestos, de las miradas. Uno actúa el tema. Como las canciones son diferentes, los pasos también tienen que serlo”, concluyó.
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