Martín Barroso presenta su disco "Otro día"

No será la primera vez que Martín Barroso suba al escenario del Salón Blanco de Terrazas del Portezuelo. Pero la de hoy será la más importante. El pianista editó su disco "Otro día" y eligió el ámbito oficial para la presentación.
Martín es reconocido por su faceta como sesionista. De hecho, en el ciclo ya tocó con, entre otros, “La manija de don Níspero” (su banda oficial), “El rito”, los villamercedinos de “Jero y la bicicleta submarina” y la solista Paula Negri. Luego de tanto acompañamiento, llegó el momento de tocar  su propio material.
A lo largo de tres décadas como músico, Barroso compuso más de 300 canciones pero sólo 9 llegaron al soporte físico, aunque primero conocerá la luz de manera digital, a través del sello Poley Records. 
La canción que bautiza el disco nació como canción en las salas de ensayo de Panacea bar y fue el puntapié que necesitaba. “A los 44 años edito mi primer disco”, contó el músico. Otros títulos son “Déjalo ahí”, “Suicida”, “El cielo y el mar”, “No es el fin del mundo” y “La soledad”.
Barroso rió ante la posibilidad que le da esta profesión, ya que “siempre fui como músico invitado: ahora me toca salir con mis canciones”.
Empezó a tocar a los ocho años por influencia de su padre, pianista de jazz en los 60s. “La música vino genéticamente, tocaba como si hubiese tocado toda la vida un estandar de jazz sin saber nada porque nunca había tocado un instrumento, lo cual fue una sorpresa enorme para mi viejo”.
Aunque Martín toca todos los estilos, su carrera decantó por el rock nacional clásico: “En San Luis me conocen por tocar la música de mis héroes y me encanta”, dijo en relación a su primer prócer artístico, Charly García. 
“Es mi héroe, con el que aprendí todo lo que hago con el piano, es mi influencia mayor”. En orden siguen Fito Páez, Luis Spinetta, Andrés Calamaro, Jorge Drexler, Stevie Wonder. “Podría estar hasta mañana nombrando músicos”, bromeó Barroso sobre el gran abanico que domina su repertorio, hecho por medio del piano, los synthes y el Hammond.
Sin ir más lejos, fue el encargado de elegir y dirigir a la “Backing Band” que acompañó al trompetista Hugo Lobo en su reciente visita a la provincia. El grupo -que tiene una vida paralela- fue formado por músicos ligados al rock pero que saben leer partitura (una condición impuesta por Lobo) y que tiene  tres vientos, guitarra, bajo, batería y su piano, por supuesto.
En su trajinar bonaerense, Martín tocó en los  80s con Miguel Zabaleta (ex Swéter), Ariel Leira (de la banda de Fito) y con el grupo de Alejo Gandini (donde tocaban “Pipi” Piazzolla y Mariana Baraj) y con el que fue teloneros del español Javier García, en la época del hit “Tranquila”. Esa noche conoció a un sonidista con el que trabó una amistad y una carrera musical: Gustavo Resa, actual líder de “La Manija de don Níspero”.
Barroso se radicó en San Luis y con los años se subió al Fitito naranja de “don Níspero” pero no abandonó las teclas en pos de sus canciones favoritas, ya que suele presentarse solo con sus teclados en lugares tan dispares como un teatro, el patio de comidas del shopping y la sala de espera de las terminales. “Es lindo estar del otro lado del mostrador, se disfruta de las dos maneras, como solista o sesionista”, confirmó.
Como un proyecto a futuro, Martín ansía que San Luis sea la capital donde más música en vivo se haga sin que importe el estilo. “Eso nos va a llevar a ser una gran cofradía. Todas las bandas sin competencias, sólo hacer música y punto, componer todos los días una canción y grabar, producir y compartir”, dijo Barroso sobre su utopía perfecta.
Algunos de esos sueños se develarán esta noche desde las 20 en el Salón Blanco de Terrazas del Portezuelo, con la colaboración de Juan Diego en sintetizadores y Gonzalo Lambert en guitarra.