SAN LUIS - Jueves 16 de Mayo de 2024

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Caso Abel: los Ortiz buscaron apoyo en Derechos Humanos

Por redacción
| 08 de septiembre de 2016
Unidas en el dolor. María , Carolina y Graciela aún buscan saber qué les pasó a sus seres queridos.

María Elena Delgado y Carolina y Graciela Ortiz coinciden en que sus casos son distintos. Sofía desapareció, pero María Elena siente desde lo profundo de su corazón que su hija aún vive y está a salvo. A Abel, en cambio, algo le hicieron y lo, más probable, es que esté muerto. Pero también están de acuerdo en otra cosa. Aunque sus historias son diferentes las cruza el mismo dolor. Ambas familias conviven desde hace años con una recurrente incertidumbre que, de un momento a otro, apareció en sus vidas y aún no se va: ¿qué pasó con sus seres queridos, dónde están? Por eso ayer, las hermanas del joven se acercaron a la comisión de Derechos Humanos en Villa Mercedes. Allí se encontraron con la mujer que arribó desde Tierra del Fuego, tras alguna pista de su hija, de-saparecida hace ocho años. Como ellas, María Elena había llegado para pedirle a la delegación, entre otras cosas, ayuda en la difusión de su caso.

 


Una hora estuvieron reunidas en las oficinas que Derechos Humanos tiene en el Centro Cívico. Hablando a solas. Conociéndose y, a la vez, compartiendo el dolor.

 


Uno de los primeros y más importantes puntos que les prometió Fernanda Abalos, la encargada de dicha comisión, y el resto de sus miembros, es la difusión de las fotos de Sofía y Abel, para que cualquier persona que sepa algo de ellos los contacte y los ayude, de una vez por todas, a descubrir qué pasó con ellos.

 


Por eso ayer, cerca de las 10:30, cuando terminaron de charlar con Abalos y el resto del personal, hablaron con la prensa.

 


Las tres mujeres no necesitan decirse nada para entenderse. Se miran a la cara y ya saben cómo se siente la otra. “El viernes de la semana que viene se van a cumplir dos años de la desaparición de nuestro hermano. Si bien, la causa avanzó muchísimo con el juez Leandro (Estrada), porque ya hay tres personas detenidas, el dolor que uno tiene no se repara con nada…”, confiesa Carolina.

 


Un nuevo aniversario se acerca y sus padres ya empezaron a sufrirlo, dice. Les cuesta levantarse de la cama. Sueñan a su hijo a diario. Fermina imagina que está muerto, que lo mataron. Roque, en cambio, lo sueña en el campo, trabajando en el alambre, alegre y fresco.

 


Aunque los procesamientos de la ex de Abel, Alejandra Espinosa, su amiga María Vázquez y su presunto amante el comisario Marcelo Acevedo les ha traído algo de tranquilidad, también los colmó de sufrimiento. Pues los tres están acusados de homicidio, porque el juez considera que el joven de 30 años fue asesinado.

 


“Encima ninguno de los que está preso habla. Ya pasaron meses y no dijeron nada. Nosotros lo único que queremos es que alguien se quiebre y diga qué hicieron con mi hermano, dónde está, porque si está muerto, al menos, queremos poder enterrarlo. Queremos que hablen…”, manifiesta.

 


“Y lo van a hacer”, la consuela María Elena, sentada a su derecha. “Cuando hay más de una persona involucrada siempre alguien, en algún momento, se quiebra y dice la verdad. No puede vivir con esa culpa tanto tiempo”, le responde.

 


No trataba de reanimarla cualquier persona. Desde hace tres años, la fueguina recorre el país en busca de su hija. Anteayer estuvo en San Luis Capital. “Estuve hablando con la ministra de Seguridad, la ministra de Desarrollo Social y con el secretario de Gobierno, sobre mi hija y les pedí ayuda con la difusión, cuenta, mientras mantiene firme y sobre su pecho una hoja con la imagen de Sofía, cómo luciría a los ocho años.

 


“En diciembre va a salir otra actualización de la cara de mi hija, cómo se vería si tuviera doce años”, aclara. Cuando esa nueva imagen esté lista, María Elena volverá a cargar su bolsito, ese que no desarma nunca, y volverá a caminar la Argentina.

 


Sólo le faltan Santa Fe y La Pampa para completar el recorrido nacional. “A diferencia del caso de Abel, en el que ya hay personas procesadas y se tiene una idea de lo que le pudo pasar, de Sofi no tenemos ni una mínima pista”, relata. Y no es porque la Justicia no haya investigado hasta el fondo, reconoce. Al contrario, su búsqueda fue exhaustiva. 

 


Otro misterio, en el sur del país

 


La nena desapareció el 28 de septiembre de 2008. El día anterior María Elena y su marido Fabián habían quedado con un matrimonio amigo en que, si el día estaba agradable la mañana siguiente, irían a comer un asado al campo, y si no almorzarían en el patio de su casa.

 


“El día amaneció lindo. Entonces, decidimos ir al campo”, relata. Es algo que la gente de Tierra del Fuego acostumbra mucho, porque es una zona de mucho bosque, explica.

 


“Nos fuimos por el camino que va a Ushuaia, por la ruta 3”, detalla. Su destino era el camping “John Goodall”, ubicado a unos 50 kilómetros, a la vera de la ruta. 

 


“Cuando llegamos había un cuidador, que te cobraba el ingreso. Pagamos y entramos”, rememora. Corrían las 11. “Estacionamos los dos autos. De uno bajó mi marido con Sofía y del otro, bajó Silvio y sus tres nenes”, narra.

 


Al mirar que no había más que una chapa para preparar el asado, Fabián les dijo: “Vamos a ver otro lugar. Por ahí encontramos algo mejor”. Entonces, los hombres salieron a caminar, con los cuatro chicos, en busca de un sitio mejor para asar la carne. Las mujeres mientras se quedaron en los coches.

 


“Silvio dijo que cuando iban caminando, él escuchaba a los nenes detrás, hablando. No los vio, pero sabía que estaban detrás suyo porque los oía”, narra María Elena. Pero cuando su marido y Silvio se dieron vuelta para regresar, la nena ya no estaba en el grupo.

 


Fabián y su esposa, al principio, no se alarmaron. No pensaron que algo malo le hubiera pasado a Sofía. “No había por qué tener miedo, nunca había pasado una cosa así en Tierra del Fuego”, comento.

 


“Mi esposo llegó al auto y me preguntó ‘¿y Sofi, no está con vos?, porque yo pensaba que se había vuelto para acá’, me decía”, rememora. Ahí comenzaron a llamarla. Eran las 11:10.

 


“Después de las dos de la tarde comenzaron a venir la Policía y la gente. A las once de la noche le avisaron a la frontera de que había una nena que se había perdido en el camping”, detalla.

 


“Hicieron búsqueda satelital y trajeron perros de otras provincias. Consultaron a psicólogos que nos explicaron cómo actúa una criatura a esa edad, por dónde se mueve, si pudo cruzar el alambrado. Y nada. Hasta hoy no sabemos qué pasó con ella. Es como si se la hubiera tragado la tierra…”, dice.

 


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