Vicente Barros: "El clima en realidad no es predecible"

En su paso por San Luis, el especialista en climatología, Vicente Barros explicó cómo el precio del petróleo limita tanto el desarrollo de las energías alternativas, y por qué es erróneo pensar en una guerra por el agua dulce. Además, explicó fácilmente los motivos del calentamiento global y, contra todos los pronósticos, descartó la posibilidad de predecir realmente las temperaturas máximas y mínimas más allá de los diez días.

—¿Cómo afectó la mano del hombre y los desarrollo tecnológicos el cambio climático?

—La relación entre ambos es fundamental, porque forma parte de la solución, pero al mismo tiempo empuja a consecuencias desfavorables. Pensemos que hablar de tecnología no es sólo hablar de la computadora, sino también de la industria, la innovación.

—¿Cuándo comenzaron a darse esos impactos negativos?

—La tecnología incidió negativamente principalmente a partir de los shales de petróleo y gas (rocas que no tienen la suficiente permeabilidad para su extracción de manera convencional). Estábamos ante una crisis hasta que encontraron la forma de hacerlo a presión, lo que igual generó que Estados Unidos reduzca las importaciones del petróleo. Con esto cayó su precio y se hizo muy difícil el acceso –e ingreso al mercado- de las energías alternativas.

Es decir, cada evento tiene sus impactos positivos y negativos, porque si lo pensamos desde el punto de vista de la sustentabilidad de la humanidad, estamos con 7 mil millones de personas, pero posiblemente gracias a que tuvimos un desarrollo en agricultura, a partir de la genética, los fertilizantes, etcétera. Todo esto permitió alimentar a tanta gente. ¿Qué hubiera pasado si no teníamos ese avance de la tecnología?

—¿Y por qué de entrada no se pudo disminuir los efectos sobre el cambio climático?

—El problema siempre fue cómo sustituir al carbón, el petróleo y, principalmente al gas. Tenemos el desarrollo de las energías alternativas, como solar, eólica o geotérmica. Podrían avanzar en la escena, pero siempre y cuando el petroléo sea caro. Mientras siga siendo barato, estamos en problemas.

—¿Los desarrollos industriales fueron los principales motores del calentamiento?

—En realidad lo que lo alienta es el uso constante de los hidrocarburos y el carbón para generar energía. Ése es el problema central. Porque cuando uno quema hidrocarburos, emite dióxido de carbono hacia la atmósfera, aumentando la concentración. Entonces nos encontramos que el 85% de la energía que usamos los humanos en todo el planeta, proviene de ahí.

—¿Y esto cómo mueve las agujas hasta el punto de producir deshielo?

—Al aumentar la concentración de los gases de efecto invernadero, sube la temperatura del planeta. Retroceden los glaciares, se pierde parte del hielo del Ártico y Groenlandia. Pero no todo se calienta igual, sino más que todo la zona norte del Hemisferio Norte, como Siberia o Canadá.

—¿Por eso se habla de una guerra por el agua dulce?

—El cambio climático afecta la disponibilidad pero en algunas zonas, y no globalmente. No es cierto que un litro va a valer más que una moneda o un kilo de oro. Es decir, conflictos por el recurso ya hay, pero en regiones localizadas, como en la zona de Medio Oriente o el sur de Sahara, donde hay una tendencia a que sea más escasa, frente a un aumento de población. Pero no es algo universal.

Y en la mitad del país tenemos bastante agua, mientras que la otra mitad está más comprometida. Pero por otro lado, el cambio climático está produciendo más lluvias en algunas regiones.

—¿Cuál es el pronóstico para esta primavera?

—¡No!, puedo hacer una proyección a 100 años, pero hacerlo más allá de 10 días, es complicado. Ahora, ¿cómo hay gente que sí lo hace a 3 o 4 meses?. Bueno, en realidad tampoco podemos decir qué pasará en la primavera del 2070, pero sí cómo va a ser el período en 20 o 30 años, porque simplemente nos basamos en los modelos que simula la atmósfera, por el aumento de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero, generando una respuesta del clima a futuro.

Ahora, hay gente en Argentina que se reúne todos los meses con el Servicio Meteorológico, y arman un pronóstico a 3 o 4 meses. Pero hasta ahora no veo que le ‘peguen’ mucho. A veces algo sí, pero no es fácil, porque el clima en realidad no es predecible.