"La Beriso" vino por la gloria

El frío viento Chorrillero no detuvo el ímpetu de los fanáticos de “La Beriso” y la banda, a modo de devolución de gentilezas por el aguante en las gradas del Ave Fénix, no bajó las revoluciones durante toda la noche.
A lo largo de dos horas y media, el grupo repasó su discografía, para alegría general, ya que el grupo llegó en su mejor momento, a caballito de tres hitos fundamentales en su carrera, como lo fue meter 40.000 personas en el Estadio Único de La Plata, tocar en el escenario principal de Cosquín Rock y al otro día -y durante 3 noches- abrir para sus ídolos musicales, "The Rolling Stones".
Con esos pergaminos se presentaron el sábado, solos y de noche, pero con todo un arsenal propio, que los seguidores supieron aprovechar, sin dejar estrofas sin cantar.
Había que combatir el aire fresco y entonar a pecho fue la solución. “Argentina”, “Mirás el cielo” y "Dicen" rompieron la espera.
“Arriba, San Luis, a ver ¡dale!” incitaba el cantante Rolando “Rolo” Sartorio, que se mandó al foso con unas remeras y las regaló a unos chicos en silla de ruedas, que estaban adelante, “y a veces decimos que tenemos problemas” dijo acongojado sobre “los beriseros rodantes” ahí. “Qué gesto hermoso” dijo una fan emocionada.
“Rolo” vestía de negro, con una remera que tenía la grilla de esta gira -por la que más de uno hubiese matado por tener- un pañuelo protector de garganta y la infaltable gorra, “¿la están pasando bien? sino la hacemos corta ¡y se van!” cahondeaba con la gente, que todavía no tenía lo que había ido a buscar.
Sobre las pantallas de leds hubo varios logos y las tapas de los cds con imágenes en vivo, de las banderas y trapos alusivos, mientras los palitos de celulares y las manos más largas en alto cubrían la delantera. Algunos recordaron a los parientes de esos intrusos.
La guitarra de Pablo “El Punk” Ferradas soleaba con un cigarrillo cruzado entre los dedos en “Todo es mentira”. A su lado, Emiliano Mansilla en la rítmica.
En “Cuánto cuesta”, el líder tomó la guitarra acústica, que en la correa tiene grabada la frase “vamos por la gloria”, recordó que “ayer estuvimos en Córdoba y había 35 grados, loco”, “pero acá hace más calor” le retrucó una chica al cantante.
“Rolo” y el bajista Ezequiel Bolli estaban de mangas cortas, el resto de campera y buzos, y precisamente ese bajo incendiado y los vientos de Pablo Puntoriero tiraron bases crudas para arrancar con “Te burlaste”, que sacudieron un pogo furioso al frente y en las tribunas, con abrazos cruzados entre seguidores de distintas provincias, hermanados en una pasión.
“Vamoó la Berisoo” se escuchaba y una chica dijo “ya me quedé sin voz”, su compañera le advirtió que "faltaban otros temas”, como “Encarcelado”, uno que en 2004 marcó el destino del grupo, según comentó el vocalista. “Tienen frío, muchachos, es difícil ser rockeros, ¿eh?”.
Para destacar hubo momentos emotivos y solidarios, el primero fue cantar con Nico, un joven fan con síndrome de Down que los sigue a todos lados. 
Después Rolo paró el show para buscar a una nena perdida. “Fuera de joda, che”, hasta que apareció y se reencontraron. Final feliz familiar pero con reto: “¿Adónde carajo te metiste?”, mientras el resto reía. “Cuidémonos” dijo.
Y la otra fue poner paños fríos a una vieja rencilla nacional: unos versus otros. “Desde Chano a La Renga, somos todos músicos: respetemos”.
Hubo un corte y la gente pedía más. “Hay que saltar, para que Rolo salga a cantar” y lo hizo con una acústica en “Sobreviviendo” de Víctor Heredia, otro cover fue un rock nostálgico de los "Ratones Paranoicos" “Boggie” previo a “Infierno”. Le siguieron “Vicios”, “Tus ojos”, “Lo olvidó” y “Madrugada”.
En “Tan sola” el coro popular hizo que volviera la base sobre la canción.
El piano de “El Conde Kung” sonó como intro en “No me olvides” hasta que la batería de Javier Pandolfi explotó, con los últimos trapos tirados a escena y devueltos, que terminaron en jirones porque antes Sartorio firmó banderas en vivo con un marcador que le tiraron (y casi le pega).
“Este lugar ha sido muy lindo y repleto de emociones, gracias San Luis” dijo antes de “Traicionero” y a pedido del ídolo, saltaron en el último estribillo los más de 4.000 asistentes, ésos que volvieron tarde a sus casas, con olor a rock.