El avance fue importante, pero el trigo requiere más esfuerzos

La semana pasada publicamos los 10 puntos que se propuso trabajar la Mesa Nacional del Trigo, algunos de corto plazo y otros de mediano y largo, pero siempre con la mirada puesta en el mejoramiento de la cadena de producción y comercialización del cereal, que es uno de los emblemas del campo argentino. Esos ítems salieron a la luz durante la 60ª Fiesta Nacional del Trigo que se realizó en la ciudad cordobesa de Leones, donde  la Mesa también sacó una declaración que reflejó el cambio de clima que vive el sector, luego de la asunción del nuevo gobierno.

Si se analizan los puntos presentados, se puede observar que hay dos corrientes principales. Por un lado la intención “hacia afuera”, es decir el posicionamiento del trigo como estructura central de la agricultura argentina y como diálogo entre el agro y la sociedad; el trigo como sustentabilidad, como identidad nacional. Una postura necesaria si de verdad se pretende comenzar a debatir el futuro agroalimentario de nuestro país, y si además la idea es posicionar al campo no sólo como una empresa, sino también como un socio estratégico  de la comunidad en la cual se desarrolla. No se trata de discutir solamente el mejor resultado económico, sino también la adecuada interacción y el balance más perfecto posible entre la soja, como uno de los motores de la producción y de la economía, y el trigo, como protector de  nuestra tierra.

Por otro lado, una posición más “hacia adentro”, es decir, cuestiones internas del negocio como la financiación, la simplificación del esquema tributario y el objetivo de nuevos mercados. Cuestiones también fundamentales si se pretende que el crecimiento del área del cultivo sea verdadero y sostenido.

Porque no debe dejar de tenerse en cuenta que si bien es importante que el cultivo se posicione como espejo del campo argentino, esto no va a ser posible si las condiciones económicas de los productores no son óptimas. Es decir, sin rentabilidad no va a haber trigo por más que el cereal sea bueno para el suelo.

Queda todavía, aunque aparece como intención en este documento, una interacción más justa y con “armas más nobles” entre la oferta y la demanda. Tal vez sea lo más difícil de lograr en un mercado que sufrió mucha irregularidades en los últimos años.

Lo que falta y en lo que no se puede volver a fallar

Pese al trabajo realizado el pasado fin de semana y a los nuevos encuentros que posiblemente se generen en el corto plazo, la realidad marca que todavía falta mucho por hacer en materia de política y de producción de trigo.

Todavía falta mejorar el plazo de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) que tiene el cereal y que hoy es de 90 días y no de 180 como en el maíz y en la soja, o de 360 como sería el ideal. Todavía falta que la demanda se comprometa a pagar por el trigo que recibe, que no siga pagando con descuentos y que premie los trigos de alta calidad sobre una base que no es la real. Todavía falta concientizar al productor de que utilice de la mejor manera posible las herramientas que le brinda el mercado, y de esta manera no quede desprotegido ante los abusos de la demanda. Todavía falta fomentar el cultivo de trigo como alimento para la tierra y no simplemente como caja para afrontar la soja. Todavía falta demostrarle a la sociedad en general que al sector triguero (y agropecuario en su conjunto) apenas se le está devolviendo algo de lo que se le quitó. Todavía falta ser serios con los actuales socios internacionales y conquistar nuevos. Todavía falta que el propio sector privado trabaje sin tirarle siempre la pelota al Estado. Todavía faltan muchas cosas por hacer.

El camino que se está tomando es el correcto, pero desde acá no podemos dejar de decir que no hay que relajarse, que no hay que pensar que con lo logrado hasta acá alcanza. El trigo, el campo, son más que la simple eliminación de las retenciones y la simplificación de los ROEs.

Ahora a la pelota la tiene el campo, esperemos que sepa utilizarla de la mejor manera posible sin egos, sin falsos ídolos y sin comerse unos a otros.