Luciana Jury: "Estoy muy conectada con el ser cuyano"

Hija de Jorge Zuhar Jury -cuentista, guionista y cineasta- y sobrina de Leonardo Favio, Luciana Jury nació en Capital, se instaló en Tortuguitas pero reconoce un vínculo irremediable con Cuyo. Por eso, su primera vez en San Luis -esta noche en La Caja de los Trebejos y mañana en Justo Daract- la tiene entre contenta y preocupada. 
"No quisiera faltar el respeto con las tonadas que voy a cantar", dijo la mujer en su casa, horas antes de emprender el viaje a la provincia. 

—¿Te genera una expectativa especial venir?
—Claro. Mis padres son de Mendoza por lo que estoy muy cerca de la cultura cuyana que tiene sus características propias, como toda región. Estoy plenamente conectada con el ser cuyano. 

—¿En qué se basa esa conexión?
—Soy muy parte de ese territorio.Conozco cuál es el humor del cuyano, las formas de enamorar que tiene, en muchos casos por los relatos de mis padres. Soy un poco de ahí. 

—¿Qué sabés de los músicos puntanos? 
—Soy bastante bruta con esas cuestiones, me cuesta mucho retener los nombres, pero seguramente alguna de las canciones que hago tendrá un autor de allá. Por ejemplo, voy a hacer una que se llama “Villa Mercedes”, que mi papá la cantaba como tonada pero yo le di otro tinte.

—Hay muchas de esas modificaciones en "La madrugada", tu nuevo disco
—Traté de hacer una mezcla de raíz folclórica con todo lo que me resuena emocionalmente. Hay canciones que me gustan que, aunque no sean folclóricas, yo las vuelco a esos ritmos. Puede que un tema de Rafaela Carrá se vuelva una milonga o algo parecido. Tengo un alma muy libre para elegir canciones.

—¿Cómo fue hacer el disco?
—Lo hice en estados de insomnio. Fue la única forma de trabajar en soledad pero descubrí que los desvelos ayudan. 

—¿Qué tiene que tener un artista para indagar con éxito en la raíz de un pueblo? 
—Antes que nada, una familia que transmita conocimientos, leyendas, costumbres, paisajes, músicas, comidas de esos pueblos. Y que sea preferentemente en la niñez, así no se pierde la autenticidad. Yo no digo que mi música sea un fiel reflejo de la raíz, pero lo intento con mucho ahínco. 

—¿Cómo era la relación con tu tío?
—Hermosa. No de todos los días, pero teníamos un vínculo muy cercano y hablábamos de todo. Voy a hacer alguna canción suya seguramente en San Luis.

—¿Qué te dejó la experiencia de grabar con Gabo Ferro?
—Unirme a su arte fue una cosa preciosa. No lo conocía, me convocó él y me dijo que me había tomado como su musa por mi forma de cantar. Cuando nos conocimos me regaló un disco, lo escuché y me recriminé no haberlo conocido antes. Para mí, recorrer esa canciones que no necesariamente tienen que ver con la memoria o con el foclore tradicional fue muy placentero y me hizo encontrar con, por ejemplo, formas del amor muy actuales que me abrieron otro campo.