“Para nosotros es un dolor enorme, un dolor que ahoga porque hicimos y hacemos un gran esfuerzo para cuidar el lugar", dijo César Vílchez mientras intentaba no llorar. César es el presidente de la comisión que está a cargo de la Capilla Virgen del Rosario de San Nicolás, en el corazón del barrio Ciudad Jardín. Hace poco lograron reactivar el templo y el comedor que funciona allí, después de que les robaran bolsones de alimentos y gran parte de los electrodomésticos que utilizaban en las misas.
El viernes 29, el hombre llegó a las 11 a la esquina de la calle Alelíes y Las Rosas -donde funciona la capilla- y se encontró con la peor de las noticias: un grupo de personas, de las cuales aún se desconoce su identidad, forzaron dos de las ventanas del edificio, ingresaron y arrasaron con todo lo que tenían al alcance. "Se llevaron dos ventiladores, calefactores, cuatro micrófonos, una consola de audio y hasta algunas figuras religiosas, el copón del padre que da la misa y el que lleva las hostias. Dejaron tirado, varios rosarios y un parlante que se ve que no pudieron llevar. Todos los elementos eran donaciones que nos hicieron hace unos años", señaló el presidente de la comisión.
Pero al parecer eso no fue suficiente para los ladrones porque regresaron al día siguiente. "Esta vez forzaron las rejas del depósito donde guardamos la comida para darle a los chicos. Se llevaron de todo, aceite, azúcar y hasta parece que tuvieron tiempo de tomar mate porque abrieron un paquete de dulce de membrillo de cinco kilos”.
Este último hurto fue el más doloroso y significativo para la ONG a cargo del templo, ya que el comedor parroquial funciona desde hace un poco más de un año. Allí, más de cien chicos reciben el almuerzo todos los sábados y aunque ahora se encontraban de vacaciones, deberán trasladar las actividades hasta fin de mes para poder recolectar lo suficiente para los nenes del "Ciudad Jardín".
“Teníamos pensado hacer un chocolate pero no vamos a poder. Además se quisieron llevar la lona que cubre la estructura que estamos armando para el comedor”, se lamentó Vílchez, “Y las misas van a comenzar recién en marzo, siempre el último fin de semana de cada mes como siempre”, agregó.
A pesar de los inconvenientes que trajo esta desagradable sorpresa, cada uno de los integrantes siguió trabajando firme y comenzaron a cerrar el lugar para evitar más robos. Y aunque aún no lograron recuperar los elementos y debieron reprogramar su calendario, “vamos a continuar como lo hacemos siempre. Con sacrificio y ayuda de la comunidad, conseguimos todo lo que tenemos y creo que esta vez no va a hacer la excepción. Es triste ver lo que pasa, porque sobre todo perjudican a los mismos chicos del barrio y a sus familias, porque no sólo vienen a comer niños, también sus mamás o se llevan la comida a la casa”, expresó Elsa de Mastronardi, hermana de Vílchez y una de las integrantes vitalicia de la comisión.
Para las personas que quieran colaborar con alimentos no perecederos o elementos de construcción, maderas, puertas y ventanas o cualquier otro tipo de objeto, pueden comunicarse al teléfono celular: 2657-351947. “Pueden contactarse conmigo en cualquier momento del día, estaremos muy agradecidos. Si es necesario vamos a buscar las cosas o podemos arreglar el traslado”, indicó César Vílchez.
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