Cristian “Jipi” Giménez quedó muy contrariado cuando terminó el juicio oral anterior que enfrentó, por tres asaltos a mano armada. Zafó de que lo acusaran por dos hechos, pero por el tercero lo condenaron a once años de cárcel. Hoy se someterá otra vez a la decisión de un tribunal, por el asalto a la empresa de colectivos “María del Rosario”. El fiscal de instrucción pidió que lo condenen a trece años de prisión. El fiscal de Cámara sostendría la acusación.
“Es una vergüenza que me sigan haciendo esto, a ellos no les hacen nada y a mí…”, le dijo Giménez, airado, a su abogada, aquella vez, el 20 de noviembre de 2009. Se quejaba porque uno de sus presuntos cómplices en los robos, Jonathan Vogel, fue absuelto por el beneficio de la duda. El otro, David García Contreras, fue condenado a ocho años de cárcel, pero para entonces ya llevaba casi cinco de prisión preventiva. Eso lo dejaba en posibilidad de pedir, al poco tiempo, los beneficios previos a la libertad condicional.
En aquel juicio, la Cámara del Crimen 2 de San Luis halló pruebas suficientes para declarar a Giménez como uno de los autores del asalto a mano armada a la tienda de uniformes escolares de Pierina Riso, cometido el 8 de febrero de 2005.
Ahora es la Cámara del Crimen 1 la que debe sopesar las pruebas reunidas por la división Delitos de la Policía y el juzgado de instrucción Penal 1 sobre el atraco del viernes 4 de mayo de 2012, en las instalaciones de “María del Rosario” y en el departamento de sus dueños, ubicados en la calle Córdoba 78.
Tres delincuentes armados irrumpieron ese día, a las ocho y veinte de la mañana, amenazaron a tres empleados y tomaron como rehenes a la titular de la empresa, Rosa Gómez, su pareja, Gregorio Sosa, y su hijo, Raúl Sosa.
La empresaria se disponía a ducharse y su marido y su hijo dormían cuando los ladrones entraron. Madre e hijo fueron los más maltratados. Gómez declaró en el juicio que todavía sufre secuelas físicas y psicológicas de la violencia de los asaltantes.
Les robaron poco más de cien mil pesos.
En esa época, “Jipi” estaba en la cárcel, cumpliendo la condena, y salía de lunes a viernes, a las siete de la mañana, con permiso laboral, para vender lencería con su hermana.
Una respuesta de uno de los ladrones fue el indicio que hizo pensar a los investigadores que los asaltantes podían ser internos de la Penitenciaría.
Mientras sufría sus empellones, insultos y golpes, Gómez le cuestionó: “¿Por qué mejor no me pedís trabajo…? Vos podrías ser mi nieto”. Y el ladrón le contestó: “Callate, vieja de m…, no soy tu nieto. Tu nieto es el hijo de p… que nos encierra”. Y casualmente la empresaria tiene un nieto que es agente penitenciario.
Una filmación de una cámara de seguridad instalada en avenida Lafinur y 25 de Mayo. Esa es la prueba principal a la que el abogado de Giménez, Hugo Scarso, ha echado mano para tratar de mantener en pie la presunción de inocencia del sospechoso.
En el video se ve el Volkswagen Gacel de Verónica, la hermana de “Jipi” –ella se lo prestaba para que saliera de la cárcel–, cuando para frente a una panadería. El acusado dijo que se bajó a comprar tortitas, antes de ir a trabajar. Según el registro, el auto estacionó a las 7:21 y partió a las 7:24, alrededor de una hora antes del atraco.
El día del hecho, la Policía allanó la casa de la hermana del acusado y se llevó un par de prendas de vestir similares a las que tenía puestas uno de los delincuentes.
En agosto de 2012, las tres principales víctimas del asalto señalaron a “Jipi”, en una ronda de reconocimiento en tribunales, como uno de los autores.
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