Un abuelo teme por la integridad de sus tres nietas de 3 y 1 año

Viajes en reiteradas ocasiones a San Juan, recorrido por los juzgados de menores de esa provincia y de San Luis, como también por las comisarías, miedo, angustia y preocupación. Así describe su vida en los últimos cuatro meses Héctor Cortéz, un militar retirado y abuelo paterno de tres niñas, dos mellizas de 3 años y medio y otra de uno y medio, por las que teme por su integridad física y psicológica.

Un año después de la muerte trágica de su hijo y padre de las pequeñas (asesinado de una puñalada en la cabeza hace más de dos años en el barrio Amep), Cortéz dijo que la madre se llevó a las nenas a la vecina provincia y que no se las permite siquiera ver. Inclusive, afirmó que la actual pareja de la joven lo extorsionó económicamente para tener un acercamiento con las nenas, que actualmente viven en la ciudad, en una hogar vulnerable ubicado en la zona de El Bajo.

"Reconocemos que en la Justicia de San Luis como en la de San Juan nos han atendido y escuchado, pero todo es tan lento. Entendemos que lleva su proceso, mientras tanto mis nietas que son muy  pequeñas, están en un ambiente y un contexto de vida que no es el adecuado, para ellas ni para cualquier niño", dijo el abuelo de las niñas, con signos de evidente tristeza por todo los vaivenes que tuvo que enfrentar en los últimos meses.

Si bien la relación con su ex nuera era normal a partir de un acuerdo en la Justicia de San Luis, en el que Cortéz se comprometió a ayudar económicamente a la madre de las pequeñas, Micaela Lucero de 21 años. Así fue que con su colaboración el hombre podía ver con frecuencia a sus nietas e inclusive se hacía cargo de llevar y traer a las más grandes del jardín del barrio Amep.

Todo cambió repentinamente a mitad de año, cuando la mujer abandonó el hogar donde vivía con las niñas, sin dejar ningún tipo de rastro. Diez días después, Cortéz recibió el dato de que estaba instalada en San Juan, por lo que no lo dudó y partió hacia la provincia cordillerana donde la primera vez estuvo casi un mes completo.

"Decidí no judicializarlo porque había una buena relación y de parte de la familia de ella, no recibía ningún tipo de ayuda. Todo cambió a finales de junio, el último domingo de ese mes fui a buscar a las nenas como de costumbre y me encontré con que la casa donde vivían estaba todo abierto y revuelto. Hice una exposición en la policía y diez días después me informaron que se habían trasladado a San Juan porque la pareja actual de la madre vive allá", dijo el hombre, quien agregó que también constató que las pequeñas "viven en indigencia, falta de alimentación, de vestimenta, frío y lo más grave, violencia y droga".

"He sido bien atendido por la Justicia de San Luis, pero es lenta y las nenas no pueden esperar, porque hay estadísticas en el país que dicen que del cien por ciento de los hechos que denuncian violencia y violación, se terminan consumando y se actúa después de que pasan. No sirve de nada meter preso al culpable porque el daño es irreversible", sostuvo el hombre.