Un testigo declaró que Abel Ortiz está enterrado en Sampacho

Víctor Manuel Gardiola le dijo al juez Leandro Estrada que lo que sabe sobre la desaparición de Abel Roque Ortiz se dio en una conversación casual, por un anuncio de solicitud de paradero que trasmitieron en un canal de televisión cuando almorzaba cómodamente en una parrilla. El aviso televisivo aún no había acabado cuando una mujer se le acercó y, con total naturalidad y calma, como si ya nada le erizara la piel, le dijo: “Ése está enterrado acá, en Sampacho”. Detrás de ella, una voz masculina y segura se sumó a la charla y reforzó el crudo comentario. “Sí, está enterrado en el puente de hierro, entre las dos lomas, en un camino que va a Colonia de Bulnes”, agregó con absoluta tranquilidad. 

Gardiola declaró eso el 31 de agosto. El personal del juzgado de instrucción Penal Nº 2 había conseguido incorporar calladamente su testimonio al expediente. Pero a mitad de la semana pasada el dato se filtró.

Los primeros sorprendidos fueron los hermanos del joven desaparecido. Aunque en las numerosas entrevistas que este medio les hizo siempre mencionaban a alguien que había dicho que “Pochi” estaba enterrado en Sampacho, nunca tomaron en serio esa información. Sobre todo porque la persona que lo aseguraba nunca se había animado a hacerse cargo de tal revelación ante el juez. El comentario, entonces, moría ahí, como los tantos rumores que llegaron a sus oídos sobre el paradero de Abel.

Pero el hecho de que Gardiola afirmara tal cosa partió en dos el ánimo de los hermanas. Tanto que el viernes, a media mañana, fueron a hablar con Estrada. Querían preguntarle qué había de cierto en semejante revelación.

Marcela, Carolina, Valeria, Graciela y Patricia salieron del despacho del magistrado con los ojos empapados. No porque lo que les dijo el letrado no les haya traído tranquilidad, sino porque su dolor no tiene consuelo.