Asesinaron de una puñalada a un joven en el barrio AMEP

Fue una puñalada letal. Un joven de 28 años fue asesinado anoche frente a la casa de sus padres, en el barrio Amep de San Luis, cuando estaba con su beba en brazos. La víctima acababa de llegar con su pareja cuando se enfrentó en la calle con otros jóvenes. Una de las hipótesis que la Policía manejaba hasta el cierre de esta edición era que el muchacho había salido en defensa de su mujer porque habían querido robarle, informó el jefe de Homicidios, subcomisario Javier Sosa. Pero no era la única teoría que manejaban para explicar el crimen y no descartaban que el asesinato haya tenido otra motivación.
La víctima fue identificada como Gerardo Mauricio Cortez, hijo de un militar retirado. El crimen ocurrió en la calle José Martí, que corre de este a oeste, treinta metros al oeste del cruce con la calle Vélez Sarsfield.
Poco después del asesinato, la Policía habría detenido a una pareja. El arresto se habría producido cuando ambos llegaron al hospital para hacerse atender, porque estaban lesionados y manchados con sangre, según trascendió de una fuente policial.
El joven asesinado había sido vecino del Amep hasta que formó pareja y se fue a vivir en el barrio Francisco Cáceres, en la misma zona norte de la capital. “Tenía tres hijas, dos mellizas de unos dos años y una beba de ocho meses”, contó una vecina. Según el relato que corría anoche en el vecindario, Gerardo Cortez Fábrega estaba con su hijita menor en brazos cuando su atacante le asestó una puñalada en la sien derecha.
El joven, que habría sido trabajador del plan de inclusión, acababa de llegar a la casa paterna “a buscar ropa”, según el comentario de unos vecinos.
Eran las nueve de la noche. No está claro si había alcanzado a entrar o la agresión lo sorprendió antes de llamar a la puerta.
Lo que se sabe es que unos minutos antes el padre de Gerardo no estaba en la casa, sino a media cuadra de Vélez Sarsfield al este, conversando con otras personas. Cuando miró hacia su casa, comentó “ah, llegó mi hijo” y se fue.
Una joven que vive sobre Martí, hacia el este, vio en la calle mucho movimiento de jóvenes y escuchó gritos en la cuadra de la familia Cortez Fábrega. “Están jugando al fútbol, qué raro, acá los chicos nunca juegan a la pelota en la calle”, pensó. Pero no tardó en darse cuenta de que no era un juego.