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Perón, personaje central de la República

Por redacción
| 02 de julio de 2015
Amigos y adversarios. Perón y Balbín, la fórmula que no fue.

Sin dudas, para los contemporáneos del Siglo XX Perón fue una figura central de la política argentina a partir del 17 de octubre de 1945. 
Los más grandes, casi todos, conocen la historia. Perón fue el líder o el personaje central de la República Argentina, en lo que significa la revolución social en el país. 
El 17 de octubre fue un movimiento de masas enorme que se plantó en la plaza de todos los pueblos de la Argentina. Este enorme personaje, que era Juan Domingo Perón estaba preso en la Isla Martín García por razones políticas. Este movimiento inesperado de millones de  argentinos pidiendo su libertad consiguió que lo trajeran a la Plaza de Mayo, donde dijo un célebre discurso. Ese día se fundó el "movimiento peronista" o el "Peronismo", porque se hizo una especie de acuerdo con los trabajadores, el pueblo argentino, una lealtad en principios revolucionarios que pusieron una nueva agenda en la Argentina.
Después ganó las elecciones, fue dos veces presidente, fue desalojado del poder por un golpe de Estado, se fue al exilio por distintos países latinoamericanos y terminó en España.
Después de una enorme lucha, que se conoce en la historia como resistencia peronista, Perón al final volvió a la Argentina. Hubo dos retornos previos, hasta el regreso definitivo al país, que se produjo el 20 de junio de 1973.
En setiembre del '73 se volvió a llamar a elecciones porque queda vacante la Presidencia de Cámpora-Solano Lima, que habían sido los triunfadores de la elección dentro  del peronismo. El propio peronismo pidió que fuera Perón el presidente. 
Sucedió la renuncia y la elección ganada por Perón. Asumió días después, el 12 de octubre, la Presidencia de la Nación.
Esta Presidencia fue importante porque él incorporó en este tercer mandato (que fue frustrado por su muerte), en el escenario de la política, un nuevo tema que está pendiente en la Argentina, que es la unión nacional.
Incorporó a las banderas del justicialismo, la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, la unión de los argentinos. Nunca lo entendimos, sigue la Argentina que se destroza, se fragmenta siempre. Pero esto es la tercera presidencia de Perón.
Con muchísimos inconvenientes y problemas, como era en ese momento toda la actividad guerrillera, que continuó en el período democrático y con un clima no muy solidario con la gobernabilidad, Perón dijo un discurso célebre el 12 de junio de 1974, que es su último discurso.
En ese discurso anunció que el Gobierno iba bastante bien porque había logrado una concertación económica social que debería ser imitada, donde se encontró la fórmula para la inflación cero. La inflación, que corroe el salario de los trabajadores, con sueldos muy buenos, logra que no haya inflación y reduce la brecha entre ricos y pobres. Se avanzó en el reparto de las riquezas de Argentina entre los trabajadores y los empresarios, generando un clima económico social muy interesante. 
Ese 12 de junio Perón denunció los inconvenientes que tenía. Denunció a "los que me tiran de la izquierda", "los que me tiran de la derecha" y "los aprovechados". Esas tres denuncias que realizó son las que han persistido en el tiempo: a la derecha, dictadura militar; tirando de la izquierda, las guerrillas que continuaron; y los aprovechados, que vemos en la Nación, en las provincias, municipios. Ha quedado como un tema del que no se habla, pero que habría que hablar. 

 


"Les agradezco profundamente, el que hayan llegado a esta histórica Plaza de Mayo. 
Yo llevo… llevo en mis oídos la más maravillosa música, que para mí, es la palabra del pueblo argentino".

 


Este discurso famoso lo hizo por la mañana en radio y televisión a través de la Cadena Nacional, y a la tarde el pueblo salió a la calle de nuevo a apoyar a Perón contra estos tres males. 
Ése era un día lluvioso, triste. Salió Perón con un gabán color gris y dijo el discurso en la Plaza de Mayo. Yo estuve ese día, con toda la emoción que significa verlo y escucharlo, donde él sentía que lo único que lo acompañaba siempre era el pueblo argentino y siempre los "aprovechados" erosionando el poder.
En ese discurso se lo empezó a ver muy enfermo. Días después, el 1º de julio a la mañana, se anunció su muerte. 

 


“Con gran dolor, debo transmitir al pueblo, el fallecimiento, de un verdadero apóstol de la paz y la no violencia.
Asumo, constitucionalmente, la primera magistratura del país, pidiendo, a cada uno de los habitantes, la entereza necesaria, dentro del lógico dolor patrio, para que me ayuden a conducir los destinos del país hacia la meta feliz, que Perón soñó para todos los argentinos”. (Isabel Perón)

 


Para ubicarnos en el tiempo, para quienes gustan del deporte, en esos días se estaba jugando el Mundial de Alemania. La Argentina venía jugando bien, pero la muerte de Perón generó en el equipo de fútbol una tremenda tristeza. 
El país entró en una enorme tristeza. Hubo una enorme movilización acompañando sus restos y comenzó el período final de la democracia con Isabel Perón, con los que tiran de la izquierda, la derecha y los aprovechados como nunca, erosionando el poder y dándole fin a la democracia con la más terrible dictadura que se haya conocido en Argentina y el mundo. La dictadura militar. 
Uno de los discursos más famosos de la historia de la República Argentina fue el de Ricardo Balbín, líder de la Unión Cívica Radical, despidiendo los restos de Juan Domingo Perón. "Un viejo adversario despide a un amigo". Qué emoción. 

 


“No sería leal, si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas; que por haber sido claras, sinceras y evidentes, permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal en la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el Presidente muerto. Este viejo adversario despide a un amigo”. (Ricardo Balbín)

 


El 1° de julio, cuando la gente recibió la noticia, el dolor era enorme. La gente iba a los supermercados a almacenar comida, pensando que se había terminado el mundo, acumulaba cosas para vivir en familia el dolor y el duelo que se estaba sintiendo y lo que estaba pasando. Por supuesto fueron largas colas para despedirlo y días de luto muy sentido, Argentina estaba paralizada. 
Perón quería que su compañero de fórmula fuera Balbín y la intolerancia, los fundamentalismos, esto de las exageraciones y los círculos del poder, impusieron que fuera Isabel Perón. Qué distinta la historia si hubiera sido Ricardo Balbín ¿no?, probablemente distinta. 
Extraordinario fue el discurso de Balbín, hubo muchos discursos ese día, el presidente de la Cámara de Diputados, los gobernadores, las fuerzas económicas, las fuerzas del trabajo, la CGT y el de Balbín se convirtió en central. Este discurso que dijo Balbín fue muy breve y lo dijo sin papel, sin nada. Se paró, no era un hombre grandote, era de estatura mediana, con anteojos intelectuales y un hombre grande. Cuando dijo: "Un viejo adversario despide a un amigo", generó la emoción y las lágrimas de toda la Argentina volvieron a volcarse por esas palabras tan hermosas.

 


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