Por redacción
| 29 de junio de 2015
La emboscada. Domínguez tenía el motor en marcha y estaba sentado al volante cuando el homicida apareció y le disparó.
Empezaba la madrugada fría del sábado y para unos chicos del barrio Justo Daract de Villa Mercedes recién empezaba la noche. Iban a bailar. Caminaban por la calle cuando los sorprendieron los estampidos de una decena de disparos. Estaban a unos setenta metros de Ardiles y Guayaquil. Cuando miraron, vieron un auto estacionado en la esquina y un hombre que se alejaba a pie del vehículo. Era el matador del auxiliar de Policía Rodolfo Domínguez, acribillado a balazos dentro de su Renault Clio.
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