Los vecinos del barrio Unión piden con urgencia las cloacas

La calle principal del barrio Unión se llama Salvador Allende, pero nada tiene que ver con la igualdad de condiciones sociales que proclamaba el ex presidente chileno. Por el contrario, los vecinos  de la zona suroeste de la ciudad dicen que están olvidados en la suciedad. Reclaman la falta de respuesta municipal ante el pedido urgente de cloacas. Afirmaron que viven más de cien familias, que deben contratar un camión atmosférico todas las semanas para desagotar los pozos sépticos  y que la solución les dura sólo pocos días. Dicen que hace dos años el intendente Enrique Ponce les prometió que instalaría la red y  que asfaltaría la única calle del barrio,  pero que hasta la fecha no se acercó ningún funcionario ni le hicieron ninguna notificación. 

Esta nota fue originada por un mensaje de Gisela Caffarino que llegó al WhatsApp de El Diario.

“Lo que siempre pedimos son cloacas y asfalto. Llevamos notas y hablamos con el intendente personalmente. Tuvimos una reunión en el barrio, en la que participamos todos,  y nos prometió que en pocos días nos daría solución. Nos aseguró que él se encargaría personalmente del tema y que no terminaría su mandato sin asfaltarnos la calle. Eso fue hace dos años. Cuando me cruzo con Ponce en la plaza, en la calle o en los actos le digo que no se olvide de lo que prometió, pero parece que no tiene buena memoria”, indicó Rita, una vecina del barrio. “En un tiempo tuvimos una comisión, con personería jurídica, que se encargó de hacer llegar nuestros reclamos al Municipio. Pero nos cansamos de pedir y con el tiempo se disolvió”. 
Todas las casas tienen pozos sépticos que se llenan y rebalsan. Afirmaron que cada vez que tienen que llamar al camión atmosférico deben financiarlo de sus bolsillos. “Antes pedíamos el servicio municipal y venían. Pero últimamente no es así. Tenemos que pagar más de quinientos pesos por pozo cada vez que necesitamos desagotar, y a los pocos días volvemos a tener el agua hasta arriba”, dijo Lucas. “Cuando se llenan las cámaras, y se rebalsan, toda el agua servida corre por la calle. Hay meses que tenemos que destapar hasta una vez por semana y no nos alcanza la plata”, aseveró.
“Lo único que queremos son las cloacas porque los pozos no dan abasto. Nos dijeron que fuéramos a Serba para hablar con el director. Pero todas las veces que fuimos nos dijeron que no estaba, o que no podía atendernos”, afirmó Rosa.
Por el derrame en la calle  de las aguas servidas se formaron serruchos, pozos y zanjas que la hacen intransitable en algunos momentos. “Hoy pasaron la máquina, pero dura pocos días y cuando llueve es peor. Entran y salen, es todo lo que hacen. No rellenan los pozos, sólo mueven la arena y se van. Cuando transita el colectivo lo hace a alta velocidad para evitar los golpes de los baches pero nos hace retumbar toda la casa y con el tiempo se nos agrietan las paredes”, reclamó Camila.
“Este barrio está olvidado, no existe para los funcionarios y políticos, pero para cobrar los impuestos sí se acuerdan. La boleta de agua y alumbrado público llega puntual y sin inconvenientes", coincidieron  los vecinos. Denunciaron que no tienen medidores de agua pero que todos los meses llega la factura del servicio con el detalle del consumo. “Ponce sabe exactamente cuánto gastamos aunque no tenga forma de medirlo”, agregaron. 
El Diario intentó comunicarse con César Cabrera, director de Serba, pero nunca  respondió  a  los llamados.