SAN LUIS - Sabado 18 de Mayo de 2024

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Clases a campo abierto en medio de la soja

Por redacción
| 15 de marzo de 2015
Estudio de suelos. Jorge Luis Mercau trabajó con un barreno para medir la humedad.

El INTA invitó a una jornada "a campo" y realmente cumplió: fueron tres disertaciones con los especialistas apenas guarecidos de implacable sol de la tarde debajo de un gazebo y el auditorio, unas 30 personas entre productores e ingenieros agrónomos, sentados en la tierra o sobre los primeros brotes de soja que asomaban en uno de los lotes de la estancia "La Argentina", en Cuatro Esquinas, sobre la ruta 20, que gentilmente cedió Matías Vilela para realizar el encuentro.

 


Con el mate pasando de mano en mano, los profesionales se dividieron para hablar de tres temas que preocupan al campo de hoy. Primero Jorge Garay, de la Estación Experimental San Luis, se abocó a la aplicación responsable de plaguicidas en cultivos implantados. Luego fue el turno de María Belén Bravo, también del INTA San Luis, quien se refirió al manejo de enfermedades de fin de ciclo en soja. Y finalmente Jorge Luis Mercau, el organizador de la movida que tuvo muy buena repercusión, habló sobre planificación hídrica de cara a la campaña 2015/1016.

 


Los agroquímicos y el ambiente

 


"Ustedes saben que hay distintos modos de contaminación. Puede ser por deriva, cuando la aplicación de agroquímicos cae en el campo del vecino, en el agua y por intoxicación de los operarios que usan los plaguicidas, de esos mismos vecinos y de los animales", comenzó su charla Garay, quien recomendó "conocer bien el producto que van a aplicar, no tirar por tirar y hacerlo en el momento oportuno". Como ejemplo puso lo que ocurre con la rama negra: "Hay que atacarla temprana, cuando ya hizo roseta no sirve".

 


El ingeniero del INTA se explayó sobre los distintos tipos de boquilla del aspersor y su influencia en la efectividad final. "Hay desde 0,2 a 3,4 litros por minuto, por eso hay que fijarse bien qué producto usamos, algunos abarcan 60 litros por hectárea, otros 70 e incluso más", describió, intentando siempre no desperdiciar uno de los insumos que más encarece el ciclo de la soja.

 


"Los factores que condicionan las aplicaciones eficientes son los ambientales (humedad, temperatura, viento) y los que tienen que ver con el manejo, que están relacionados con el tamaño de la gota con que se decide pulverizar", contó. Y pidió que los productores respeten el orden de llenado en el tanque: "Primero van los conductores de PH, luego los coadyuvantes y finalmente los productos floables y líquidos. Los coadyuvantes son auxiliares imprescindibles en el semiárido", les recordó. Sobre los floables advirtió que tienden a precipitar, por lo que recomendó que sea el propio aplicador el que haga la mezcla.

 


En cuanto a la cobertura, aseguró que depende del producto. "Hay que tener en cuenta los decímetros de las gotas. Si son muy pequeñas, de 50 a 100 micrones, brindan buena cobertura, pero aumenta la deriva; con gotas de 200 a 400 micrones estamos en el tamaño ideal, porque ya si son más grandes, de 500 o 600, resbalan sobre las hojas y pierden efectividad", dijo.

 


Luego la charla derivó sobre las condiciones de humedad, temperatura y viento ideales para pulverizar. "La humedad debe ser baja, menos del 50%, y la temperatura debe superar los 30 grados, si no la gota se evapora o no da en el blanco", explicó Garay, quien desmitificó eso de que hay que aplicar los plaguicidas cuando no hay nada de viento. "No es así, porque en esos casos se produce inversión térmica, es cuando vemos una polvareda en superficie, la gota se evapora y no cae, la nube la deriva hacia otro lado. Lo mejor es un viento entre 6 y 10 kilómetros por hora, no es recomendable cuando sopla a más de 12 kilómetros".

 


Sobre las sustancias secundarias, como los aceites que ayudan a que la gota no se evapore y los coadyuvantes, dijo que "son útiles, pero hasta cierto punto, no hacen magia". También habló de la parte legal, que está regulada por la Ley Nº 4703 de 1986, que fue puesta en vigencia en 2004 y trata sobre el uso eficiente de los agroquímicos; y a poner énfasis en la protección de los operarios que están en contacto con los plaguicidas. "Deben usar trajes adecuados, nunca aplicar en cueros y mucho menos con la mochila puesta directamente sobre la piel". Finalmente, contó que el INTA está haciendo pruebas con un detector de malezas con luz infrarroja que ahorraría hasta 90% del producto.

 



 El monitoreo de la soja

 


 En segundo turno, María Belén Bravo habló sobre las enfermedades de fin de ciclo en la soja, un tema acuciante porque afecta el rendimiento de los cultivos al incidir en el área foliar de la planta. La ingeniera del INTA se refirió específicamente a Tizón Foliar (por Cercospora Kikuchii), Mancha Marrón (por septoria Glycines) y su especialidad, la Mancha Ojo de Rana, sobre la que está preparando una tesis de posgrado.

 


"El Tizón Foliar es un hongo que aparece por la alta humedad y la elevada temperatura. Se transmite por la semilla y en el restrojo", describió Bravo, quien llevó algunas hojas en un folio para que los productores pudieran apreciar cómo ataca la enfermedad.

 


En cuanto a la Mancha Marrón, alertó que siempre ataca en el extracto inferior. "A veces se la suele confundir con Bacteriosis, pero ésta siempre está en el extracto superior, así que ahí tienen una diferencia fundamental entre ambas: los hongos siempre están en el inferior y las bacterias en el superior", explicó, mientras mostraba una serie de gráficos que había preparado.

 


Sobre la Mancha Ojo de Rana dio características específicas: "Aparece en toda la planta, siempre antes de fin de ciclo, es una mancha clara en el centro y bien oscura en los bordes, y luego se le suma un ojo oscuro en el centro en una segunda etapa". Advirtió que "aparece en noches cálidas, por lo que es vital hacer un buen monitoreo".

 


El Ojo de Rana ya está instalado en otros países y empezó a ser resistente a los herbicidas, por pérdida de sensibilidad. "Igual que las malezas", ejemplificó la ingeniera, que marcó como importante "saber dónde aparece para hacer un correcto monitoreo. Ataca en los estadios R2 a R6, hay que hacer muestreos y determinar los umbrales.

 


En la región todavía no hay datos", dijo. Las condiciones predisponentes son una alta humedad relativa y temperaturas elevadas que hacen más factible su propagación.

 



Los desafíos del agua

 


 Jorge Luis Mercau cerró la jornada con su especialidad, el correcto uso y el almacenamiento responsable del agua en los cultivos del semiárido. Habló sobre los tres desafíos claves para el productor: "No tener quebranto económico, combatir la erosión y no llevar sedimento a los diques".

 


Su disertación recorrió diversos ítems sobre el agua que sirve ("la única es que proviene de la transpiración, hay que lograr que el agua que viene de lluvia también se transpire"), las particularidades de esta zona ("hay vaguadas secas, pero cuando llueve corre agua que se va por los arroyos a los diques, debemos evitar la contaminación"), y cuestiones relacionadas con la escorrentía y el drenaje profundo, dos problemas de difícil solución. En el final, barreno en mano, sumergió a todos en la soja y dio una clase práctica de cómo hay que medir la humedad de los suelos.

 



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