A cuatro meses y medio la causa por la desaparición de Abel “Pochi” Ortiz parece, cautelosamente, muy próxima a definir una línea investigativa. Aunque aún restan algunas pruebas que las confirmen, para el juez Santiago Ortiz las sospechas comienzan de, a poco, a orientarse hacia un lado, para explicar qué sucedió con el hombre de 31 años. Este mes podría ser definitorio para eso.
Aunque ayer, tras la feria judicial, el magistrado Contravencional y Correccional regresó a tribunales aclaró de antemano que la investigación no fue interrumpida jamás por el receso. “Tomamos testimoniales hasta el 12 o 13 (de enero) y ordenamos otras medidas periciales”, contó.
Una de esas pruebas es la que esperaba que un policía de La Pampa le revelara ayer en una audiencia. Pero, por alguna razón, el subcomisario José Olguín de la Brigada de Investigaciones de la oficina de Telecomunicaciones de Santa Rosa no compareció en Villa Mercedes. “La idea era preguntarle de las pericias realizadas a través del sistema Ufed (Analizador Físico de Telefonía Celular)”, comentó.
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