Caso Abel Ortiz: "Sabemos que podemos hallar algo que no queremos"

Hace tanto que luchan en búsqueda de respuestas que cualquiera podría pensar que los Ortiz festejaron la noticia de la detención de Espinosa y Vásquez. Pero nada está más alejado de la realidad. Ayer, mientras Marcela y Carolina Ortiz dialogaban con El Diario, sus hermanas Patricia y Graciela no pudieron evitar que su llanto se colara por el tubo del teléfono. Y es que al dolor y la angustia a la que están acostumbradas desde que desapareció su hermano ahora se sumó otro sentimiento oscuro: el miedo. Miedo de que, ahora que parecen estar tan cerca de la verdad, deban enfrentarse con algo que en el fondo no quieren aceptar.

“Nosotros siempre fuimos unidos. Nunca pasamos tres o cuatro días sin vernos unos con otros, así que a esa unión la seguimos teniendo, con mucho amor y tristeza”, contó Marcela, que reunida con varias de sus hermanas esperaba ayer alguna novedad de la indagatoria a su ex cuñada. “Tenemos emociones encontradas. No sentimos alegría, aunque sí lo consideramos una lucecita de esperanza para ver si esta mujer (Espinosa) o su amiga (Vásquez) hablan, si dicen qué le hicieron a Abel o a quién se lo entregaron”. “Pero también estamos tristes porque sabemos que podemos llegar a encontrar algo que no queremos”, lamentó la mujer.

Pero entre tanta incertidumbre las Ortiz tienen algunas seguridades. “Sólo la señora Espinosa tiene la respuesta sobre lo que le pasó a nuestro hermano. Nosotros no sabemos si está vivo o está muerto. Esa respuesta sólo la tiene ella, y el expediente debe tener suficientes pruebas como para que el juez haya determinado que es homicidio”, sentenció Marcela, sin ocultar en su voz que esa última palabra cala hondo en su familia.

También saben que la detención de las dos mujeres “es un paso importantísimo. Pero es como que todavía no caemos en la realidad, ésa es la verdad. A nosotros nos dicen homicidio, que es la carátula, pero nosotros no caemos”, explicó Carolina. “Si bien, como dice Marcela, nuestra lucha es para encontrar a Abel en las condiciones que sea, la lucecita de esperanza de encontrarlo con vida aún sigue en nuestro interior”, acotó.

Las Ortiz además tienen la certeza de que, tarde o temprano, “alguien va hablar” y “no sólo van a caer las personas que le hicieron daño (a Abel), sino también los policías que están implicados en la causa, porque Alejandra Espinosa, sin los policías, no hubiera llegado a un año y tres meses libre”, opinó Carolina.

Las novedades del caso son esperanzadoras, pero para los Ortiz la espera es desgastante. “Todas tenemos hijos y muchas veces no podemos llorar delante de ellos porque en este último año se han cansado de vernos llorar. Hoy en día necesitamos estar fuertes, por mis padres sobre todo”, dijo Carolina. Y es que doña Fermina les dijo que ya está preparada para saber lo que le pasó a su hijo. “Escuchar a mi mamá decir  en sus oraciones ‘Dios, dame a mi hijo como sea. Vivo o muerto’, es un dolor que sólo nosotros conocemos”, agregó con la voz quebrada.

Igual que su madre, los nueve hermanos de Abel también rezan. “En nuestras oraciones está presente Alejandra Espinosa, y no con bronca. Oramos para que Dios obre en ella, se arrepienta de corazón y diga lo que pasó. Nada más. Pero no le guardamos bronca. Será Dios el que se apiade de ella si realmente le hizo algo malo a mi hermano, porque él la amaba. Hasta el día en que salió de la casa de mi hermana, lo hizo con ese respeto y ese amor hacia Ale, como él le decía”, concluyó.