SAN LUIS - Sabado 18 de Mayo de 2024

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Tres hermanas tras un designio familiar

Por redacción
| 15 de noviembre de 2015
Arduo trabajo, bajo la atenta mirada de don Agustín.

Son hermanas, jóvenes, y ahora también empresarias que con su proyecto acaban de consolidar el sueño de su padre y continuar con un viejo legado familiar. Bajo el nombre criadero de cerdos “El Cacique” no sólo hay una Nueva Empresa de Jóvenes Sanluiseños, sino que también persiste una mística familiar cargada de esfuerzo, emoción y empuje que pretende hacerse un lugar en un mercado en pleno crecimiento.

 


A simple vista es difícil detectar que las hermanas Domingo se dediquen a la cría y venta de cerdos en un campo ubicado en Paso Grande. Vanina, Estefanía y Yésica lograron combinar la sabiduría de su padre y la tradición familiar junto al campo con los conocimientos técnicos y empresariales que aprendieron a partir de su inscripción en el programa provincial que fomenta la conformación de nuevas empresas de jóvenes.

 


“Surgió la idea porque la familia venía realizando esta actividad, criábamos cerdos pero sólo para consumo familiar, o a lo sumo vendíamos alguno a los conocidos, pero era una actividad muy pequeña. Decidimos crecer, extendernos y aprovechar la oportunidad que nos dio el programa de Nuevas Empresas”, explicó Estefanía, a quien sus hermanas señalan como la impulsora original de la idea.

 


A fines de 2013, las hermanas decidieron inscribirse en el programa provincial y comenzaron a trabajar. En junio de 2014 su crédito fue aprobado y comenzó la transformación en ese campo que con tanto sacrificio había logrado su padre en la zona de Paso Grande, a 110 kilómetros del Villa Mercedes, donde viven las flamantes empresarias. El emprendimiento fue inaugurado simbólicamente por Claudio Poggi desde la ciudad cabecera del Departamento Pedernera, ya que por cuestiones climáticas la comitiva no se trasladó a Paso Grande. Para ellas era lo mismo, lo importante fue la puesta en marcha real.

 


“Antes teníamos una pequeña variedad que no llegaba a las 10 madres que usábamos para la familia. Con el programa pudimos ampliar y mejorar nuestras instalaciones en el campo y hoy tenemos 70 lechoncitos y 32 madres, y hasta estamos criando algunos capones también”, señaló Yésica, la mayor de las socias-hermanas.

 


La más chica de las Domingo es madre de una nena de 9 años y es la más coqueta. Quizá tenga que ver con que además de esta empresa, desde hace algunos años también es la propietaria de un comercio de indumentaria. “Con el monto que nos otorgó el Gobierno pudimos lograr mejoras muy importantes: compramos un molino, aunque en realidad adquirimos las partes y luego lo armaron todo mi papá y mi cuñado para que rindiera más el dinero. También instalamos un silo que permite almacenar hasta 30 mil kilos de cereales, hicimos parideras nuevas de material (son 17 en total), techadas con chapa, con veredas de cemento”, contó.

 



En el nombre del padre

 


Las tres mujeres no dudan en señalar que su padre o “el Pá”, cuando se refieren a él, ha sido clave en sus vidas y en el emprendimiento que llevan a adelante. “Lo amamos, él es nuestro pilar. Siempre nos remarcó la importancia de los valores y la familia, lo hemos visto sacrificarse tanto en la vida, empezó con nada, algo muy chiquito, y ahora…”, el llanto interrumpe el relato de Estefanía, sus lágrimas denotan ese amor incondicional y la satisfacción del presente que mantiene unida a la familia.

 


Es que don Agustín Domingo no sólo es el padre de las empresarias; sino que también es quien mantiene operativo el nuevo emprendimiento durante la semana. Él es quien atiende los animales en ese campo de Paso Grande, se encarga de la cría y mantenimiento de los cerdos y orienta a sus hijas, de quien está orgulloso y sorprendido.

 


“Estoy muy feliz, la verdad que no esperaba esto porque tuve tres hijas mujeres, quizá de un varón uno puede esperar que siga la actividad porque le gusta o por obligación, pero en las mujeres es más difícil. Pensé que se casaban, armaban su familia y se dedicarían a otra cosa, porque el campo es un trabajo pesado y difícil; me sorprendieron cuando me hablaron del proyecto”, reconoció don Agustín.

 


Las responsables de la empresa relatan que desde chicas siempre disfrutaron del campo, de los animales, de andar a caballo o arriar con el abuelo la hacienda, pero ahora ya no es un juego. “Tuvimos que aprender todo lo que hace papá, sacarnos el miedo, arremangarnos y salir adelante. La verdad es que nos sorprendimos entre nosotras mismas, porque de niñas jugábamos, pero ahora lo tuvimos que hacer en serio y en mi caso, por ejemplo, nunca me imaginé adentro de un corral de cerdos”, aseguró Yésica, la mayor, quien además trabaja en una fábrica, estudia abogacía y es mamá de un nene de 5 años.

 


Estrategias de venta

 


Estefanía, la hermana del medio, es además madre de gemelas, estudia kinesiología y tiene un mercado en el cual completan la cadena de venta de la empresa. “Nuestros clientes son de Villa Mercedes, muchos vienen porque les comentaron la calidad de nuestros lechones y eso nos pone muy contentas”, contó la dueña del comercio ubicado en la esquina de General Paz y Catamarca.

 


Pero además del espacio físico, las emprendedoras (y su padre) aprendieron que el ámbito de las redes sociales es otra gran herramienta para las ventas. “Primero no lo creíamos necesario pero nuestra guía en el Programa  Nuevas Empresas, Laura Ceballes, nos dijo que era muy importante estar en lugares como Facebook, por ejemplo. La verdad es que tenía razón, mucha gente nos ha contactado por allí y eso también permitió que la empresa creciera”, expresó Vanina.

 


Incluso el padre de las jóvenes, gran conocedor del campo, se sorprendió con la respuesta a través del perfil "Criadero de Cerdos Cacique". “Yo no soy muy adepto a la tecnología, yo soy de la época donde las ventas se hacían por amigos, o por comentarios de una persona a otra, pero la verdad es que funciona”, dijo con tono sencillo Agustín.

 



Nuevos horizontes

 


Con la empresa ya en marcha, las jóvenes empresarias y su papá ya piensan en el próximo paso: lograr la producción de chacinados para completar una pequeña cadena de producción.

 


“En el campo cultivamos el alimento sano para los cerdos, ya tenemos sorgo y maíz para todo el año. Ahora pensamos en que además de criar y vender algunos cerdos podemos producir bondiolas, salamines y jamones para comercializarlos”, dijo Estefanía.

 


Hermanas y empresarias con un asesor de lujo, así podría describirse la relación de las tres mujeres y su padre. Cuando miran el pasado recuerdan al abuelo y al bisabuelo y ven lo que hoy lograron, ellas y él, no pueden aguantar las lágrimas que inundan sus ojos y recorren sus mejillas como síntesis perfecta del esfuerzo familiar que junto a la voluntad potencian una empresa joven que conserva valores y crece motorizada por el amor.

 


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