La corta historia del choque de ideas en la Argentina

La palabra debate ha sido muy poco pronunciada en la historia política de nuestro país. Curiosamente, hubo que esperar 32 años de democracia para que apareciera el primer de candidatos presidenciales, lo que ocurrió a principios del mes pasado. 
Hubo otros debates antes, algunos más trascendentes que otros. Pero los contendientes (si al discutir ideas y propuestas le cabe la palabra contienda) no peleaban por la Presidencia, sino por cargos menores. Y en el primer caso, por refrendar una mediación papal que pudiera ratificar el tortuoso proceso de paz con Chile, a mediados de los años ’80.
Dante Caputo, entonces canciller del gobierno de Raúl Alfonsín, y el catamarqueño Vicente Leónidas Saadi, caudillo del peronismo, polemizaron frente a las cámaras de los canales 7 y 13 de Buenos Aires (hoy , TV Pública y El 13), con Bernardo Neustadt como moderador, en torno a la aceptación del proceso de mediación que el Papa Juan Pablo II ofrecía por el conflicto del Canal de Beagle.
La cuestión no era menor: ese proceso le otorgaba a Chile tres islas sureñas (Picton, Lennox y Nueva) en la zona del Canal, como condición para firmar un tratado de paz. El debate televisivo despertó una enorme expectativa: era la primera experiencia criolla de un formato que había instalado en 1960 cuando enfrentó a Richard Nixon en TV, para hacerlo quedar todo lo mal que se pudiera ante los televidentes y después alzarse con el sillón principal de la Casa Blanca.
Otra curiosidad: Caputo y Saadi discutieron sus puntos de vista el 15 de noviembre del ’84.
La imagen pacifista de Caputo salió mejor parada que la verborragia de Saadi; pocos días después diez millones y medio de argentinos aceptaban la mediación papal en las urnas, en la única cita en que el país votó por el “sí” o el “no”.
Tres años después, el 26 de agosto de 1987, el debate que moderó Magdalena Ruiz Guiñazú en Canal 9 tuvo al peronista Antonio Cafiero y al radical Juan Manuel Casella, candidatos a la Gobernación de Buenos Aires, como protagonistas en las vísperas de una elección clave: el PJ ganaba terreno después de perder la Presidencia del ’83 y el radicalismo luchaba con los desafíos que plantea la gestión, luego de 7 años de dictadura. El primero quizá sacó en ese mano a mano de TV la diferencia para alzarse con el triunfo 11 días después.
Luego llegó el turno del que pudo haber sido el primer debate presidencial. A principios de mayo de 1989, otra vez Neustadt en el medio. El periodista quiso reunir a los principales candidatos, el radical Eduardo Angeloz y el peronista Carlos Saúl Menem, en su programa “Tiempo Nuevo”. El primero se presentó y el programa empezó dando a entender que Menem llegaría en cualquier momento. Pero el riojano pegó el “faltazo” y el episodio pasó a la historia como “la noche de la silla vacía”. Igual Menem festejó el 14 de mayo en las urnas, al convertirse en el sucesor de un Alfonsín que entregaría el poder antes de tiempo, en julio de ese año.
En 1996 hubo debate, pero entre candidatos a la recién creada Jefatura de Gobierno porteña. El radical Fernando de la Rúa, Norberto La Porta (Frepaso), Gustavo Béliz (Nueva Dirigencia) y Jorge Domínguez (PJ) discutieron propuestas, y el primero salió mejor parado y ganó las elecciones. En 1999 renunciaría para asumir la Presidencia de la Nación y lo reemplazaría su vice Enrique Olivera.
Ese 1999 también pudo haber traído el primer debate presidencial, en el final del menemismo. Pero el candidato peronista Eduardo Duhalde y De la Rúa rehusaron discutir con Domingo Cavallo (Acción por la República); entonces se armó uno entre éste y el radical Rodolfo Terragno en el hotel Castelar, durante la presentación de un libro que compilaba dos debates anteriores entre ambos, hechos en 1993 y 1995. Después de varios chispazos y chicanas todo terminó en escándalo, a los gritos, con Cavallo abandonando el set cruzando descalificaciones con la barra radical. De la Rúa ganó luego los comicios, gobernó sólo dos años y se fue en helicóptero. Unas horas antes había desaparecido su ministro de Economía… Domingo Cavallo.
Un año antes de ese aciago 2001, el propio Cavallo (Encuentro por la Ciudad), Aníbal Ibarra (Alianza), Irma Roy (PAÍS), Raúl Granillo Ocampo (PJ) y Antonio Cartañá (socialismo) debatirían antes de que Ibarra llegara a su primer período al frente de la Capital.
En 2003 Ibarra, que iba por la reelección, enfrentó en el programa “A Dos Voces” (TN) a Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Luis Zamora. Luego de la primera vuelta, los dos primeros repetirían el cruce en la TV antes del balotaje. Ibarra se impuso otra vez, pero ese período no terminó bien: tras el trágico incendio en el boliche República Cromañón (30 de diciembre de 2004), el jefe de Gobierno fue destituido el 7 de marzo de 2006.
En 2007, el debate porteño sería entre Telerman, que quería su gobierno propio, Macri, que venía por la revancha, y el ya kirchnerista Daniel Filmus. El jefe del PRO aprovechó su momento y ganó el cruce en la TV y las elecciones.
Hubo que esperar ocho años para un nuevo choque de ideas y propuestas televisado. Y fue nada menos que el del 4 de octubre pasado, el primer debate presidencial, histórico y plagado de idas y venidas. Lo organizó la ONG "Argentina Debate" en la Facultad de Derecho de la UBA. Hubo una baja sensible: el kirchnerista Daniel Scioli renunció a debatir con las excusas de que no hay una ley que rija estos actos (su sector político es el que viene cajoneando esa ley en el Congreso en los últimos años) y de que las reglas del debate “no eran claras”, pese a que su equipo de técnicos y los de los demás candidatos habían aprobado y redactado esas reglas una semana antes.
Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal), Macri (Cambiemos), Sergio Massa (UNA), Margarita Stolbizer (Progresistas) y Nicolás Del Caño (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) debatieron junto al atril vacío de Scioli; cruzaron planes de gobierno y algunas chicanas sin dejar pasar la chance de pegarle a su rival “K” por no asistir.
El debate de hoy tendrá otro condimento. Será un cara a cara entre los dos aspirantes a gobernar después de doce años de kirchnerismo, ante una sociedad expectante y dividida. Ambos llegan en medio de una campaña de acusaciones durísimas, más del lado del oficialista, y con las encuestas (ésas que fallaron estrepitosamente el 25 de octubre) a favor del opositor. Ya no hay tiempo para deslices: los argentinos elegirán al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner el domingo que viene. Quizá muchos decidan su voto luego de escuchar a los candidatos esta noche.