SAN LUIS - Domingo 19 de Mayo de 2024

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La conexión entre las drogas y los delitos

Por redacción
| 04 de octubre de 2015
Sustancias ilegales, y algunas legales tomadas sin control, presentes en los delitos.

Es un arma más. Un ingrediente omnipresente en el cóctel de causas que originan hechos violentos, un aditamento que la Policía o los jueces encuentran en el trasfondo de un ochenta por ciento de los delitos cometidos en San Luis, por jóvenes de entre 18 y 25 años. Ya sea marihuana, cocaína, pegamentos o una sustancia de venta legal, como los psicofármacos, en las causas penales, correccionales o contravencionales siempre está inmiscuida alguna forma de droga.

 

En algunos casos roban para comprar drogas, en otros, las consumen para tener coraje y delinquir.


El porcentaje mencionado no es un dato estadístico. Los organismos provinciales vinculados a la seguridad y a la represión del delito, consultados para esteartículo, no llevan adelante ese tipo de estudio cuantitativo sobre la vinculación entre el consumo de estupefacientes y otras actividades ilícitas.
La estimación es de los jueces que, al bucear en las motivaciones de las personas que delinquen, o en las circunstancias en que lo hicieron, se topan con el consumo de algún tipo de sustancia, admitido por los propios acusados o reflejado en un informe pericial, en el testimonio de los policías que labran los procedimientos o en el relato de los propios familiares del imputado.
La reiterativa admisión de los acusados de que cometieron un delito porque estaban drogados llevó al juez Penal Nº 1 de San Luis, Sebastián Cadelago Filippi, a identificar una conexión entre la ingesta de estupefacientes y los ilícitos.
La jueza Penal Nº 3 de la capital, Virginia Palacios, señala que el modus operandi o la mecánica de los delitos también les permite, en algunos casos, inferir que el sospechoso actuó bajo los efectos de alguna sustancia, ya que se comporta sin ningún reparo de conseguir la impunidad. 
“Me atrevo a decir que, al menos en mi juzgado, los últimos hechos que hemos tenido han sido ‘al voleo’, es decir, sin logística previa, quizás para procurarse lo necesario para continuar consumiendo”, consideró. “Muy probablemente están bajo el efecto de alguna sustancia cuando deciden delinquir para conseguir con qué comprar más drogas. Posiblemente también toman para bajar los frenos inhibitorios”, conjeturó. 
¿Roban para comprar droga o porque están bajo sus efectos?, le preguntó El Diario al juez Penal Nº 1 de Villa Mercedes, Alfredo Cuello. “Las dos”, contestó. “Uno los ve en una absoluta marginalidad, en la que los estupefacientes forman parte de un combo. En un momento, se llega a perder cuál es la causa y cuál es el efecto”, agregó. 
“Uno también puede pensar que roban porque están en esa condición. Por eso roban y no tienen ni para comer. Es el ambiente en el que viven y el que investigamos mayoritariamente. Pero que quede claro: no es que delinque el que se droga. No, hay gente que se droga y hace otra cosa. Pero lo que notamos es que muchos de ellos están drogados. Como un ingrediente más, condicionante, en el marco de esta marginalidad, de problemas familiares, laborales y de educación. Son chicos que viven en absoluta exclusión, y desde hace años, afirma el juez Cuello. 
“Hay casos en los que los padres se enteran que sus hijios consumen drogas porque nosotros intervenimos”, afirma el jefe del Departamento Lucha Contra el Narcotráfico de la Policía de San Luis, comisario inspector Darío Sosa.
Sosa admite que en su área, si bien llevan las cifras de las causas por tenencia de drogas, no consignan aquellos casos en que esa actividad ilegal se vincula con otra. De todos modos dice que “hoy por hoy la estadística mundial marca que muchos hechos delictivos van de la mano con la problemática del consumo de sustancias, estupefacientes o drogas legales o sociales, como el abuso en el consumo de alcohol”.
“Es la problemática más grave que tenemos, la incidencia que tiene los fines de semana el consumo de alcohol. Asociado con algún otro tipo de estupefaciente ilegal que pueden llegar a consumir los chicos, se potencian los resultados nefastos”, dijo Sosa.
Es relativamente fácil establecer la franja etaria en la que se ubican las personas que aúnan consumo de drogas y comisión de delitos. Casi todas están entre los 18 y los 25, o un poco más. 

 


Sin barreras sociales
El aspecto en el que a los investigadores no les resulta sencillo hacer una segmentación es la condición socioeconómica de quienes vinculan ambos hábitos. “Una de las particularidades de esta temática es que no hace distinción de clases sociales. Hay un refrán, con el que no estoy de acuerdo, que dice que no es adicto el que quiere, sino el que puede. Es totalmente erróneo. Adicto no es aquél que consume, sino aquél que no puede dejar de consumir”, postula el jefe de Lucha Contra el Narcotráfico.
“La adicción los lleva a delinquir para adquirir bienes o dinero para comprar estupefacientes o lo que sea que sean adictos”, agrega.
El comisario Sosa dice que el riesgo se potencia ahora por “la moda de las previas”. En esas reuniones “el denominador común es el consumo excesivo de alcohol, en algunos casos llegan a combinarlos con psicofármacos, o con marihuana o cocaína o alguna otra sustancia y eso lo vuelve sumamente nocivo”.
“Muchas veces –alega– la sociedad le pone toda la responsabilidad a la Policía, como ente de contralor, pero acá hay un problema de todos. Porque convengamos que en la previa los chicos a la bebida no la toman en la calle, eso siempre se realiza en casas de familia, donde están los papás presentes. Ellos tienen que poner un límite, involucrarse un poco más y evitar que los chicos consuman”.
“En esas condiciones salen manejando vehículos, ha habido resultados fatales por chicos que, en ese estado, manejan los vehículos de sus padres”, señaló.
Sosa explicó que suelen derivar a chicos con problemas de alcoholismo a los grupos GIA, que funcionan en el Hospital Escuela de Salud Mental,  y a los adictos a las drogas, a FAS, “que es referente en la provincia y lleva varias décadas trabajando el problema de las adicciones”.
“Los tratamientos son ambulatorios, no con internación –afirma–, entonces implica un mayor compromiso de parte de la persona que tiene el problema y de su grupo familiar”.
El comisario señala que “no está demostrado en forma estadística cuántos casos hay de jóvenes que roben para comprar la droga, pero en muchos de los casos en que son detenidos por el Comando mientras están cometiendo un robo, tienen droga encima”.

 


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