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"Ahora quiero pelear con la Locomotora"

Por redacción
| 23 de octubre de 2015
Vive un presente soñado. desde que se inició en el boxeo, siempre fantaseó con ser la mejor del mundo en su especialidad. hoy, con el título bajo el brazo, se sienta a esperar nuevos desafíos. en febrero volverá a defender su corona.

Con una sonrisa de oreja a oreja, con una seguridad en sus palabras y con un sueño entre ceja y ceja. Así vive hoy Yohana Alfonzo, la boxeadora villamercedina que hace tan sólo siete días atrás derrotó claramente a Ángela Marciales Morello, y sorteó con éxito su primera defensa del título mundial de boxeo.

 


Pero, a pesar de que todavía siente el cansancio en sus piernas; “La Leona” que ya sabe que de ahora en más vendrán peleas muy complicadas, dialogó con El Diario de la República, y en una entrevista muy amigable, comentó como fue su gran noche en el José María Gatica y que es lo que espera de ahora en más, en donde entre otras metas, sueña con pelear con la “Locomotora” Oliveras, quíntuple campeona del mundo.

 


—¿Cómo llegaste a la pelea?

 


—Los días antes de la pelea estaba poco triste porque no conseguíamos rivales y no autorizaban a otras tampoco. Acá hay muy buenas boxeadoras que me podrían haber hecho mejor pelea de la que me presentó Marciales Morello pero la Federación no quiso. Por eso esperé hasta que Arano (el promotor) apareció con esta propuesta.

 


Después me pasó de todo. Las dos noches previas no pude dormir, me costó mucho conciliar el sueño, y el día anterior me indispuse y eso me hizo perder muchas fuerzas y aumenté tres kilos que tuve que bajarlos en tan sólo unas horas. Por eso al pesaje llegué deshidratada y dolorida.

 


—Vi la pelea y cien veces me pregunté ¿Qué pasa que ella está muy a la defensiva? ¿Cómo lo viste vos ahí arriba? ¿Qué creés que pasó con tu rival?

 


—No sé lo que pasó. Cuando peleé con ella la primera vez fue un poco mejor la pelea. Ahora no sé si ella estaba con miedo o si se achicó porque yo rápidamente la "prepotié" yendo al frente, pero ella nunca sacó las manos; encima, cada vez que intentó sacar, yo le conecté manos así que no se animó más. Tal vez fue por eso, igual, cuando uno pelea por el título del mundo tiene que dejar todo en un ring como lo hice yo en Buenos Aires el día que me consagré.

 


—¿Eso te molestó o preferís peleas así; retener el título con poco esfuerzo?

 


—No. Yo prefiero enfrentar a alguien que me dé pelea. En este combate yo me cansé como nunca antes porque como veía que ella no sacaba las manos, caminé el ring y busqué por todos lados una chance de conectar. Por eso, al último round llegué casi sin fuerzas. Además no es la pelea que yo me había preparado; yo iba a boxear con Laura Griffa y casi sobre la velada la cambiaron.

 


—Ella te cambió mucho las guardias con el juego de piernas ¿Por qué crees que fue eso?

 


—Tal vez sea su nuevo estilo o tal vez buscó marearme de alguna forma. Igual, eso fue lo único que hizo porque no hizo méritos como para robarme el título, por eso el cinturón sigue en casa. Porque dejé todo lo que tenía que dejar y no me guardé nada. Sí, me quedé enojada porque no demostré lo que yo quería demostrar.

 


—A diferencia de Buenos Aires ¿A esta pelea la sentiste mucho más controlada?

 


—Sí. Yo quería que ella bajara un poco más las manos para yo poderle entrar. Igual, está bueno que me haya pasado esto ahora porque uno va sumando experiencias. Tal vez ahora me tenga que preparar para este tipo de peleas porque nadie sabe si el destino me hará enfrentar otra boxeadora igual. Todo lo que vivo me parece bueno.

 


—Mucho más no podías hacer. Es como cuando un equipo de fútbol se mete atrás. Por más que seas el mejor no vas a poder golearlo.

 


—Claro. Pero ya está ahora tengo que mirar para adelante y pensar en lo que se viene. Tengo un sueño muy grande que es pelear con “Locomotora” Oliveras.

 


—¿No podías tener otro sueño?

 


—(Risas) Me siento muy capaz de vencerla. Es un desafío muy grande para mí y creo que estoy en la edad justa. Sólo tengo que ajustar algunos detalles como entrenamientos más duros, pero teniendo a Dios de mi lado nada va a ser imposible en mi vida, por eso quiero pelear con ella.

 


—¿Y cuándo sería eso?

 


—No lo sé bien. Todavía tenemos que ver con el promotor. Yo antes quiero hacer por lo menos dos peleas más. Necesito medirme con alguien que tenga un estilo similar a ella, que salga a buscarme para pensar en ese plan y para ir un poco más preparada.

 


—Si bien falta mucho; ¿ya sabés como le vas a pelear a ella?

 


—Yo vi varios videos de ella y se su estilo. Ella también sabe de mí porque en Florencio Varela, cuando gané el título, ella estaba. Pero ya veremos cómo vamos a prepararnos.

 


—¿Se han cruzado palabras con ella?

 


—Yo siempre con mucho respeto. Quizás la forma más cómoda de ella es agredir a la gente y eso me parece que no está bueno. Ella dice que yo soy una pobre chica y tal vez tenga razón; yo entreno humildemente siempre con un sueño adelante y yo no le tengo miedo a nadie. Por eso hago boxeo. Por eso creo que lo de pobre chica se lo va a tener que tragar porque yo creo que tengo más cosas que ella. Boxeo más, manejo más los tiempos y se caminar.

 


—Ya llegaste al título. Primero lograste el argentino, después conseguiste el cinturón latino y ahora al mundial. ¿Qué más querés ahora?

 


Ahora estoy descansando y en unos días volveré a entrenar. Cuando uno llega al título del mundo, llega a sus objetivos y yo por suerte lo logré. Ahora tengo que defender el título y buscar otros entusiasmos como pelear con Oliveras, que es uno de mis sueños.

 


—Frente a ella vas a poder demostrar tu boxeo

 


—Sí. De concretarse no tengo dudas de que va a ser algo importantísimo para la provincia, porque ella es quíntuple campeona del mundo en cinco categorías diferentes. Por eso va a ser un gran desafío para mí y para toda mi gente.

 


—¿Cómo son estos días en Villa Mercedes?

 


—La verdad que muy lindos. En la calle la gente me para, me felicita y eso me llena de orgullo. Un ejemplo claro es lo que pasó después de la pelea. Cómo yo tenía mucha hambre nos fuimos a El Coyote, una parrilla muy conocida de la ciudad a buscar algo de comida. Y ni bien entramos los mozos y toda la gente se puso de pie y comenzó a aplaudirme a mí y a toda la delegación. Ni bien nos sentamos en la mesa, se acercó una chica y nos dijo, “pidan lo que quieran que es invitación de la casa”.

 


—Que bueno que te haya pasado esto ahora porque lo merecías. Cuando lograste el título en Buenos Aires, tuviste que esperar hasta llegar a Villa Mercedes para sentir la ovación.

 


—Sí. Aquella vez fui visitante y fue muy diferente. Esta vez fui local y fue muy lindo ver a la gente reconociendo el esfuerzo de uno. Por eso cada aplauso, cada abrazo, cada felicitaciones o cada plato de comida que nos regalaron, para todos nosotros que la luchamos en el boxeo es mucho; es un gesto que para mí no tiene precio.

 


—¿La próxima pelea cuándo sería?

 


Estuve hablando con Arano el día después de la pelea y coincidimos en esperar hasta febrero, día que vamos a defender el título del mundo. Esa pelea no sé si la vamos hacer en Villa Mercedes o en San Luis, vamos a ver qué decide el promotor. También hay una gran oportunidad de hacer una defensa en Puerto Rico, así que vamos a esperar.

 


—¿Cómo lo viste a Lucas Villegas, tu entrenador? ¿Estaba nervioso en la esquina del cuadrilátero?

 


—No. Él estaba muy tranquilo ahí arriba y eso me lo transmitió a mí. Tal vez se puso algo nervioso en el camarín pero fue lógico. En un momento recuerdo que estábamos los dos solos y golpearon la puerta; cuando la abrimos entró Alberto Rodríguez Saá.

 


—¿Y cómo reaccionaste a eso?

 


—Muy bien. Fue un gesto muy lindo el de él. La verdad es que se acercó con muchísima humildad y se sentó más de una hora y media a charlar con nosotros. Cuando me di cuenta de eso, me sentí orgullosa de mí misma porque a mi lado estaba una persona muy importante. Él tuvo un gran gesto con todos nosotros porque  simplemente se sentó a charlar, a contar chistes, anécdotas de su infancia y eso alivió mucho la espera. Esas cosas marcan la humildad del ser humano. Por eso le doy muchas gracias y por eso me encantaría que sea el próximo Gobernador de San Luis. Además, cuando le preguntamos si se animaba a llevar el título hasta el ring, no dudó un segundo en aceptarlo.

 


—¿Te abrazó cuando entró al camarín?

 


—Sí. Me dio cinco besos seguidos en el cachete y en ese instante me hizo acordar a mi abuelo; que también era de hacer esas cosas. Fue muy lindo estar con él ahí y me encantó que haya aceptado entrar con el cinturón en la mano. Soy muy agradecida a él y a todas las autoridades que me acompañaron en la velada como el gobernador Claudio Poggi, el intendente Mario Raúl  Merlo y todos los que me apoyaron ese día y en todos estos días de mi vida. Esos recuerdos van a quedar siempre en mí.

 


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