Andrea Rincón: "Garpa mucho más el quilombo que el talento"

Cuando por fin atiende el teléfono, Andrea Rincón muestra una distintiva compulsión por hablar sin parar. Está tan ocupada este verano la actriz, que hoy llega a San Luis con "Quedate conmigo" -la obra que comparte con Ivo Cutzarida- que en plena siesta, mientras se disponía a almorzar, atendió a ETC al tiempo que renegaba con una moza por las características de su tostado.

Quedate conmigo: hoy en el Teatro Calle Angosta. Martes: Teatro Amigos de Merlo. Miércoles: Sala Hugo del Carril Hora: 21:30 Entradas: 150 y 170 pesos

—¿Cómo llegaste a la obra?
—En febrero pasado me llamó el director Alejandro Cabrera para interpretar “Las mariposas son libres”, que no pudimos concretar porque el dueño de los derechos falleció y se fue a sucesión. Entonces me acercó este libreto. Cuando le confirmé que lo quería hacer, me ofreció nombres de actores y le pedí que eligiera sólo a alguien con quien tuviera buena onda al laburar. Entonces me dijo que Ivo Cutzarida era un buen tipo y le dije “dale para adelante”. 

—¿Encontraste buena química con él?
—La verdad que sí. Ivo me llamó, nos juntamos a hablar, ensayamos, concretamos y debutamos en la calle Corrientes. Y como nos fue bien, decidimos encarar la gira y hacer esta temporada.

—¿Desde Gran Hermano hasta ahora estudiaste actuación?
—Es lo que siempre quise, porque siempre esperé que alguien me diera una oportunidad. Es lo que yo sé hacer, cada uno debe ser consciente de sus limitaciones y no hacer ciertas cosas. 

—¿Cómo te llevás con los conflictos que hay a tu alrededor?
—Sé que tengo un carácter fuerte y me expongo a que me saquen. Entonces decidí mantenerme al margen, tratar de exponerme cada vez menos para no llegar a ese punto. Todo el mundo sabe que -lamentablemente- garpa mucho más el quilombo que el talento, entonces cuando uno va a hablar de trabajos y se sienta en determinados programas, siempre hay gente que te pincha. Y si uno se expone a eso todos los días, yo, que soy polvorita, termino mal. Entonces decidí alejarme de eso y dedicarme al trabajo, que la verdad es lo que me hace bien y me llena.

—¿Qué estudiás?
—Empecé a estudiar canto a los 8 años, a los 11 dejé y retomé a los 22 cuando hice comedia musical. También estudié actuación frente a cámaras, que es completamente distinto, porque decidí "bajar un poco". Para el teatro es perfecto lo que es exagerado, pero en la ficción de tv y cine hay que bajar las revoluciones.

—¿Con quién estudiás?
—Con una coach actoral con la que hago algunas cositas, porque cuando empiezo a hablar se me tuerce la boca para el costado y en determinado momento me pongo un poquito varonil, como en el personaje de la obra.  

—¿Hay diferencias entre tu papel y la vida privada?
—Quisiera poder manejarme en mi vida privada y tratar de ser una mejor profesional, que cuando pise el escenario me olvide de lo que pasa en la realidad. Empezar a laburar eso, tratar de cambiar, a modular frente al espejo y que ese tic nervioso que tengo, que la boca se me vaya al costado, se me vaya.

—¿Qué satisfacciones te da actuar?
—La satisfacción de vivir de lo que quiero, de lo que amo, de lo que me gusta hacer, estar en un escenario y sentirme viva, ser yo, poder crear: es algo fantástico. La verdad es que me genera una felicidad increíble.

—Decís que sos polvorita ¿pero tomás clases de yoga?
—No. Me mantengo al margen de esas cosas. Sé con qué bueyes aro hoy, y siempre digo que mi mundo es muy pequeño y me aboco a él, por mi gente mato y muero, pero por mi gente. Trato de que el resto no me moleste. Hago las notas necesarias, hoy vivo tranquila. Si me expusiera a la gente que me molesta, que me dice cosas que me hagan saltar no la pasaría bien. Pero como estoy al margen es más fácil.