Argentina volverá a jugar una final de un Mundial de fútbol tras 24 años y a 28 de su último título, al ganarle a Holanda en una emotiva definición por penales que le siguió a un empate sin goles en el colmado estadio Itaquerao de San Pablo, en el que el arquero Sergio Romero tuvo su noche de gloria.
Como en las dos últimas finales, Alemania será el rival a vencer si el equipo de Alejandro Sabella quiere llevarse su tercera Copa el domingo próximo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.
Romero, considerado por FIFA "el jugador del partido" llevó primero tranquilidad al atajarle a Ron Vlaar el penal que abrió la serie y luego abrió la puerta del festejo cuando se tiró a su derecha para ahogarle el grito a Wesley Sneijder. Maxi Rodríguez completó la obra con la misma efectividad que lo hicieron Lionel Messi, Ezequiel Garay y Sergio Agüero en su vuelta.
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